Líneas de desnudo. 95. El misterio del documento de la FIL. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 95

El misterio del documento de la FIL
Por Manuel Pérez-Petit

No sé cuántos editores rusos asisten a las diversas ferias internacionales; no sé, tampoco, cuántos editores oficiales tiene Rusia, ni qué editan. Lo que es claro es que excluir a las editoriales por las acciones de su gobierno nos llevaría a excluir a muchos de los editores de muchos otros países que nutren las ferias, para convertirlas en “compartimentos estancos” y destruir los lazos que el libro, los libros, intentan unir; es censurar el conocimiento y tomar partido en una guerra de muchos intereses. Esa medida no beneficia a los pueblos, a ninguno y sí atenta contra el valor de las culturas. Las ferias son espacio de pluralidad, de acercamiento, de intercambio: la cultura puede ser el último bastión de la humanidad: lo que nos hace humanos. Las ferias del libro, en fin, antes que negocios, deben ser espacios para convocar a la libertad y el entendimiento a través de la palabra, eliminando la intransigencia: la de las armas, la de las exclusiones.

Carlos Anaya-Rosique, en Facebook, 9/03/2022
El pasado 7 de marzo la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) publicó una declaración de la ‘Conferencia de Directores de Ferias Internacionales del Libro’ en la que participaban las de Bogotá, Bolonia, Bruselas, Budapest, Frankfurt, Gotemburgo, Guadalajara, Jerusalén, Leipzig, Praga, Sao Paulo, Seúl, Taipei y Varsovia: “(...) deploramos categóricamente el uso de la fuerza por parte del régimen ruso. No podemos permanecer en silencio ni indiferentes ante la transformación de Ucrania en un campo de exterminio por parte de Rusia. Por lo tanto, decidimos suspender contacto con cualquier editor oficial de la Federación rusa e invitar a editores y autores de Ucrania a exhibir sus títulos en nuestras ferias sin costo alguno”. Pero la declaración desapareció por completo de la faz de la FIL en menos de 48 horas.
            Podríamos encargarle el caso a Sherlock Holmes, el famoso detective inventado por Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), por su uso de los métodos científicos, de observación y deducción, pero yo apostaría en esta ocasión por Hercules Poirot, creación de Agatha Christie (1890-1976), por su práctica detectivesca basada en la psicología y en el estudio de la naturaleza humana. O a mí, que lo tengo muy claro, y que no me vendría mal un empleo.
            Experto como soy en hacer amigos, ya lo avisé en mi “¿Adónde vas, FIL?”: “La sensación que tengo es que la FIL, a la que le sobran pelotas, si me permiten, y le falta valentía, está desgastada, desnortada, desorientada, carente de propuestas imaginativas, ciega ante la posibilidad de que existan nuevos horizontes, sin frescura, incapacitada para innovar, vacía de autocrítica, llena de autosatisfacción, impotente ante la posibilidad de renovarse y encantada en exceso de conocerse”.  
            La declaración “fantasma”, a la que no hay, por cierto, referencia alguna en las páginas de internet de los otros firmantes, es de manual del disparate. ¿Qué significa eso de “cualquier editor oficial”? ¿Qué es eso de “invitar a editores y autores de Ucrania a exhibir sus títulos en nuestras ferias sin costo alguno”? ¿Va en serio? Sin costo alguno deberíamos ir algunos que, habiendo llevado siempre parte de la mejor literatura y en libros de mayor calidad que la media, nos hemos dejado la piel en y por la FIL y que por ser pequeños llevamos años malviviendo al borde de la quiebra sin que la FIL nos mire. Las ferias del libro debieran ser para el negocio de los editores, no para el de los organizadores. Para todos, no para los que tengan capital. Tan editores son los grandes como lo somos los pequeños. Y también los ucranianos, faltaría más. Y “sin costo” para los que no podemos y hemos hecho méritos. 
            Es el misterio de la declaración desaparecida. Ante la declaración no he leído nada más acertado ni lúcido que lo del maestro Carlos Anaya-Rosique que antecede a estas líneas, pues, en efecto, las ferias “deben ser espacios para convocar a la libertad y el entendimiento a través de la palabra”. No para hacer el ridículo. Y salvo que lo expliquen bien o nuestros detectives favoritos lo esclarezcan, esta vez los dinosaurios lumbreras de la FIL se han cubierto de gloria más que nunca. Deberían jubilarse. O alguien debería hacer rodar cabezas. Aunque sea por la imagen de la propia FIL, que debería ser el orgullo del idioma español y no un esperpento.
La declaración desaparecida.
Fuentes de la fotografía (cualquiera sirve):
– https://www.eluniversal.com.mx/cultura/guerra-rusia-ucrania-ferias-de-libro-suspenden-contacto-con-editores-de-la-federacion-rusa.
– https://publishnews.es/conferencia-de-directores-de-ferias-internacionales-del-libro-condenan-la-invasion-rusa/

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista de carrera, lo dejó todo para dedicarse profesionalmente a la gestión cultural y el mundo editorial hace 15 años. En 2010 se trasladó a México, fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido diversos proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano en los siguientes años y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU), de Bluefields, Nicaragua. La biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre desde 2011. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, enfocada en la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de espacios de lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa, su obra ha sido publicada, antología o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.

3 comentarios sobre “Líneas de desnudo. 95. El misterio del documento de la FIL. Manuel Pérez-Petit

  1. Puede ser que aplicar métodos prehistóricos de vetos por aplastantes dinosaurios censuradores perpetúe más la barbarie y la sinrazón que contribuir a la enculturación de un pueblo a todas luces necesitado de compensar con buena literatura los efectos devastadores de sus gobiernos como ya sucedió en el siglo XIX, por ejemplo. Que te muestren o hagan asequible un libro a propósito supone un consuelo en tiempos de guerras cuyos pueblos, en su mayoría, no las han buscado ni las quieren.

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