Polvo del camino. 131. La conversación en «Peor para el sol», de Sabina. Héctor Cortés Mandujano

Apunte de oído/ 9 
La conversación en "Peor para el sol, de Sabina 

Héctor Cortés Mandujano

Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 1949) no sólo es evidentemente un gran lector; también tiene un oído entrenado para la poesía. Escribió muchos sonetos para la revista Interviú, que luego fueron parte del libro Ciento volando de catorce (AGT Editor, 2001). En algunas de sus canciones es obvio su conocimiento poético y su dominio del idioma.
	“Peor para el sol” (de su álbum Física y química, de 1992) es, aunque no lo haya explicitado con ningún dueto (creo), una conversación, que yo remarco con guiones. Se supone que, en un bar, un hombre pregunta el nombre a una mujer (esta no lo dice de forma explícita la letra de la canción, es la inferencia previa) y ésta le dice en los versos que canta únicamente Sabina:
	“—¿Que adelantas sabiendo mi nombre? Cada noche tengo uno distinto, y siguiendo la voz del instinto me lanzo a buscar… 
	“—Imagino, preciosa, que un hombre…
	“—Algo más: un amante indiscreto, que se atreva a perderme el respeto, ¿no quieres probar? Vivo justo detrás de la esquina, no me acuerdo si tengo marido. Si me quitas con arte el vestido, te invito champán.”
	El personaje que nos cuenta la historia es el hombre del bar, que nos dice: “Le solté al barman mil de propina, apuré la cerveza de un sorbo. Acertó quien ‘El templo del morbo’ le puso a este bar”. (‘El templo del morbo’, es, hay que decirlo, un pésimo nombre para un bar, pero tal vez sólo eso le rimaba a Joaquín. Es como Juan Gabriel, que en “Amor eterno” rima Sepulcro con Acapulco… A veces las musas están distraídas.)
	La canción nos sigue contando la aventura con la misma forma conversada: van al depa de la mujer, esnifan una raya de coca (“Nos sirvió para el último gramo el cristal de su foto de boda”; estas imágenes canallas de Sabina, me parecen impostadas; son usuales en sus canciones. Parece que quisiera asustar al auditorio: ‘Oh, qué falta de respeto, qué malvados’), se desnudan. La mujer, en su papel de devoradora, le informa que no se debe enamorar, en otra de sus declaraciones de mala telenovela (“con el alba tendrás que marcharte para no volver”).
	La respuesta de él tiene el mismo temblor melodramático: “Es mejor, le pedí, que te calles; no me gusta invertir en quimeras. Me han traído hasta aquí tus caderas, no tu corazón.”
	Tienen sexo, sin remilgos, como ella propone (“en mi casa no hay nada prohibido”) y que él resume, con cursilería (“Ya sabéis, copas, risas, excesos, ¿cómo van a caber tantos besos en una canción?”). Sabina reconoce, en una entrevista que le oí, que en una canción un elemento central es la cursilería; ésta tiene un evidente desbalance entre lo canalla y lo azucarado. [No quiero sugerir que mi corazón es de piedra; suelo también ser cursi, aunque hay cosas que, llevadas al extremo, como en “Peor para el sol”, me dan ñañaras.]
	Lo previsible ocurre al final: el hombre regresa al bar, herido por la experiencia, y se encuentra con que ella también ha vuelto (“Me moría de ganas, querido, de verte otra vez”. Oh, el amor existe, exclamaría una quinceañera).
	Lo menos logrado de la canción, me parece, es el estribillo, que dice el hombre a quién sabe quién: “Peor para el sol, que se mete a la siete a la cuna del mar a roncar, mientras un servidor le levanta la falda a la luna”.
	Lo llamativo es la eficacia de un compositor, bastante popular, que es capaz de disfrazar un diálogo como si fuera un texto continuo, sin perder el hilo de la trama. Y hacer que una historia, contada con cierta complejidad, parezca tan simple de escribir…

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.

Ilustración: Juan Ángel Esteban Cruz**




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Juan Ángel Esteban Cruz:

**Juan Ángel Esteban Cruz. Cintalapa, Chiapas, México. Diseñador gráfico, maestro en mercadotecnia y publicidad. Su trabajo se ha publicado en numerosos diarios, libros y revistas de México y el extranjero.

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