Líneas de desnudo/ 57
A la madre Por Manuel Pérez-Petit
A la mía
Conocemos pocos datos concretos de su vida. Cómo tuvo lugar la concepción de Cristo, su reacción al perderse el niño y hallarlo en el templo, que estaba en el momento crucial de la Sagrada y Última Cena, que se encontró a su hijo cuando éste iba camino del Calvario con la Cruz a cuestas, que estuvo en todo momento junto a él cuando estaba clavado en la Cruz, que recibió el espíritu en Pentecostés junto a los apóstoles y poco más. Ciertamente, no es demasiado, pero está claro que estuvo presente en momentos clave. El primero de ellos tuvo lugar en las bodas de Canaán, en las que le dice a Jesús que no tienen vino, y éste le responde que aún no ha llegado su hora. Sin embargo, ella le dice a los sirvientes del banquete: "Haced lo que Él os diga", lo que fue el preámbulo del primer milagro de Jesús. Otro que el momento en que ella estuvo al pie de la cruz… ¿Qué pensamientos pueden fluir por la mente de quien desde que el arcángel le diera la Buena noticia no ha tenido más vida que la de su propio hijo ni más fe que la de su mandato? ¿En qué se diferencia ella, con este relato histórico-popular evangélico en la mano, de cualquier otra madre? Una madre que pierde la alegría pero nunca la vida, que se mantiene enhiesta, no se rinde, no hace más preguntas que las necesarias, que sabe callar y esperar, que no pierde la fe, que conoce mejor que nadie que si bien la fe puede mover montañas de nada sirve si no tiene amor. Hoy los católicos celebramos el día de la Inmaculada Concepción de la María, que es fiesta nacional, regional o local, en numerosos países del mundo, de manera especial en Hispanoamérica. Hasta en 22 países de América, Europa y Asia se celebra. Es fiesta nacional en Argentina, Chile, Colombia, España, Nicaragua, Panamá, Paraguay o Perú y lo fue en países que hoy no existen, como Dos Sicilias. La fiesta es de manera especial significada en Colombia, donde desde la noche anterior se celebra el Día de las velitas, de gran raigambre en el país, encendiendo la gente faroles y velitas y enarbolando en algunos lugares banderas blancas concepcionistas, en España, donde desde los tiempos del reino Visigodo se defendió la concepción inmaculada de la Virgen, y en México, donde aun no siendo feriado nacional, se festeja de diverso modo nada menos que en la Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Morelos, Oaxaca, Puebla, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz. En la víspera de la festividad, en El Salvador se celebra el Día de las Conchas, en que los católicos colocan farolitos en las fachadas de sus casas. Y en casi todas partes, esta festividad da comienzo de algún modo a las fiestas navideñas. En 1657 fue publicada la obra del poeta Miguel Cid (1550-1615), recopiladas por su hijo en un libro titulado Justas sagradas del insigne y memorable poeta Miguel Cid, dedicado a “la Virgen Santísima, María Nuestra Señora, concebida sin mancha de pecado original”, popularizando desde entonces su famosa copla: Todo el mundo en general a voces, Reina escogida, diga que sois concebida sin pecado original. Juan de Roelas (1558-1625), Doménikos Theotokópoulos, el Greco, (1541-1614), José de Ribera (1591-1652), Francisco de Zurbarán (1598-1664), Juan de Valdés Leal (1622-1690), Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), Giambattista Tiepolo (1696-1770), Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660), Alonso Cano (1601-1667), Anton Raphael Mengs (1728-1779), Juan Martínez Montañés (1568-1649) Claudio Coello (1642-1693), Cristóbal de Villalpando (1649-1714), Francisco de Goya (1746-1828), Juan de Juanes (1507-1579), Sandro Botticelli (1445-1510), Pedro Pablo Rubens (1577-1640)... La lista de artistas y pintores que han dedicado obra a la Inmaculada es interminable y en todas las épocas de la historia y naciones, formando un mosaico de lo más granado de la historia del arte universal al calor de la devoción popular, aunque la proclamación del dogma católico es muy reciente: data de 1854. Es un día hermoso. En mi tierra, Andalucía, y de manera significada en mi ciudad natal, Sevilla, a la Inmaculada no hay quien la toque, pues como en México la Virgen de Guadalupe, la Madre de Dios es la propia tierra y simboliza y encarna a todas las madres. Se puede discutir, según la creencia de cada cual, acerca de la Virgen María, pero de una madre no se discute. No hay nada más grande que una madre ni nada más sagrado ni bendito que una madre. Puede que de ahí, desde la más remota antigüedad, sea la madre la inspiración del arte universal.

Fuente de la imagen: https://gredos.usal.es/handle/10366/125592 / https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/125592/BG~34421_2.pdf?sequence=1&isAllowed=y
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista de carrera, lo dejó todo para dedicarse profesionalmente a la gestión cultural y el mundo editorial hace 15 años. En 2010 se trasladó a México, fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido diversos proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano en los siguientes años y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU), de Bluefields, Nicaragua. La biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre desde 2011. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, enfocada en la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de espacios de lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa, su obra ha sido publicada, antología o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.
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