Líneas de desnudo. 93. Pacifismo. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 93

Pacifismo
Por Manuel Pérez-Petit

En su más amplio sentido, el pacifismo es la actitud de quien ama la paz. Se trata de una disposición de ánimo manifestada de algún modo en la acción. De ninguna manera se manifiesta en la pasividad, y mucho menos en la indiferencia. Es una postura ética que requiere de acción y de una acción determinada y clara. También es un conjunto de doctrinas que se oponen a la guerra y a la violencia, sea cual sea el motivo que hayan generado éstas, y emplea medios para sus objetivos como la no violencia activa, la diplomacia, la desobediencia civil, el boicot, la objeción de conciencia, las campañas de divulgación y la educación por la paz, entre otros.
            El 26 de junio de 1945 fue firmada la Carta de las Naciones Unidas (ONU), cuyo preámbulo es un manifiesto pacifista que exige acabar con las guerras. Fue redactado por los representantes de los 50 países fundadores de la institución, los cuales, reunidos por tal motivo al principio en San Francisco, California, Estados Unidos, la estuvieron redactando con posterioridad durante dos meses, poniendo así el germen de la constitución de la propia ONU, que tuvo lugar el 24 de octubre de ese mismo año, ya habiendo contado con la firma de todos los países. Pero fue un poco antes, con Mahatma Gandhi (1869-1948), que nació el pacifismo moderno, por su liderazgo del Movimiento de independencia indio entre 1942 y 1947, en que apostar por la paz le supuso cárcel y hasta ser asesinado.
            Resulta una paradoja que la mayor parte de los grandes pacifistas de la modernidad han sido asesinados. Tal es el caso de Martin Luther King (1929-1968), pastor y dirigente estadounidense, principal líder del Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, del músico británico John Lennon (1940-1980), miembro de The Beatles, que lanzó en 1971 la canción "Imagine", en que pedía al mundo que la violencia acabara, o del arzobispo salvadoreño Óscar Romero (1917-1980), defensor de los oprimidos y enemigo de la violencia que ejercían en su país la extrema derecha nacionalista y el ejército, que fue asesinado mientras oficiaba una misa. Pocos pacifistas se han librado de terminar siendo asesinados. Quizá el caso más notable de estos últimos años ha sido el de Nelson Mandela (1918-2013), abogado y activista que luchó por la emancipación racial de Sudáfrica junto al Congreso Nacional Africano con el que gobernó el país a fines de la década de los 90 tras estar 27 años en prisión, y murió por causas naturales. 
            Visto lo visto con solo unos pocos ejemplos de muchos casos, está claro que el de Mandela es excepcional y que en el mundo en que vivimos predicar la paz y actuar por ella es peligroso y puede llevar incluso a la muerte, y a una muerte violenta... ¿En qué mundo vivimos? Pues en el nuestro, que ha sido así toda la vida. 
            Dada la violencia inherente a la naturaleza y la condición humanas, declararse pacifista, pues, no es solo quedarse en dar discursos –ni siquiera encendidos– acerca de la fraternidad universal sino llevar adelante con todas sus consecuencias una actitud decidida en favor de la paz que, por consiguiente, conlleve acciones determinadas a ese objetivo, lo cual, sobre todo, requiere voluntad, un fuerte ejercicio de la voluntad, al que, por lo general, no estamos en realidad dispuestos. ¿O sí?
Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828): Pelea a garrotazos, óleo sobre lienzo, pintado sobre 1820-1823 (la imagen es de dominio público). El cuadro original se encuentra en Madrid, España, en el Museo del Prado (http://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/duelo-a-garrotazos/), Madrid, España.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista de carrera, lo dejó todo para dedicarse profesionalmente a la gestión cultural y el mundo editorial hace 15 años. En 2010 se trasladó a México, fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido diversos proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano en los siguientes años y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU), de Bluefields, Nicaragua. La biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre desde 2011. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, enfocada en la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de espacios de lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa, su obra ha sido publicada, antología o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.

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