Polvo del camino/ 301
La hoguera del recuerdo
Héctor Cortés Mandujano
La distancia es como el viento:
Apaga el fuego pequeño, pero enciende aquellos grandes
De una canción de Domenico Modugno
En Bajo el signo de la nostalgia hasta el título nos lleva a la remembranza y la melancolía, porque es este un verso de nuestro querido y añorado Noquis Cancino Casahonda. Alguien que ya no está y sigue estando con nosotros.
Es la nostalgia la que empapa los corazones de las nueve mujeres que escriben aquí, que abren las puertas hacia el pasado que ya no existe, pero -evidente y natural oxímoron- sigue vivo.
No hay nada muerto que haya vivido alguna vez, salvo que se olvide.
Desde siempre ha sido masculina la idea del nacimiento del cuento: hombres que rodeaban la fogata antigua mientras oían a otro que, en la noche, hilvanaba historias de entretenimiento. Este libro, en cambio, lo escribe un grupo exclusivamente de mujeres que ven hacia la lejanía del pasado viviente, hacia la hoguera del recuerdo que no se apaga.
Es difícil sintetizar cada crónica, porque hay allí un ser humano que habla de material sensible: su vida.
Clara del Carmen Guillén cuenta de su trabajo como promotora cultural en Bochil y cómo ello la hizo conocer y convivir con gente que, como la propia Clara, ama las letras; Elena Díaz Carrión escribe sobre el cine en Comitán, de las carteleras a las salas, de la dulcería; Gilda Rincón Orta rememora el origen del fraccionamiento donde vive; María Eugenia Díaz de la Cruz nos comparte las aventuras que pasó de niña en el Rancho del Niño; Martha Elena Cruz Figueroa recuerda su historia como promotora cultural en el Museo Regional de Chiapas; Socorro Trejo Sirvent indaga sobre las amistades chiapanecas de Carlos Pellicer; Violeta Pinto hace un breve recuento de su vida, sus amistades artísticas, su vocación por el disfrute de las artes y la Cofradía de San Jacinto, como llamaron a su casa, que era punto de reunión de intelectuales y artistas; Virginia Marín Corzo nos refiere un suceso extraño en Loma Bonita y Yolanda Molina Quiñones reflexiona sobre cómo han cambiado los nacimientos decembrinos.
Bajo el signo de la nostalgia es rico por eso: por la diversidad de temas, por la individualidad de lo vivido y lo contado, porque habitar es dejar y tener huellas de instantes significativos, mágicos, inolvidables...
Y parte de su riqueza es, también, su brevedad. Nadie se va por las ramas. Sin muchas vueltas cada autora nos mete a su vida y sus recuerdos.
Noquis Cancino, que era querido amigo, conversador maravilloso y hacedor de frases, me dijo una vez, acerca de la memoria: “Me acuerdo de todo lo que me pasó cuando tenía ocho años, pero no me acuerdo de lo que desayuné hoy”. Bajo el signo de la nostalgia parece seguir esta premisa y por eso deja la historia de lo inmediato y vuelve a aquellos años inmarcesibles, en los que una parte de nuestro corazón quedó prendido.
Y el ayer se vuelve hoy, y la respiración se hace suspiro...
Contactos; hectorcortesm@gmail.com
[Prólogo del libro Bajo el signo de la nostalgia, de varias autoras, leído en la presentación. FIL-Unach, 17 de octubre de 2025. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.]

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com


















