Han perdido ya la pena
y están como pedigüeños
haciéndose más pequeños
en la vulgar repepena.
No hay dignidad ni vergüenza
buscando quedar a modo
la corrupción no es ofensa,
si les permite acomodo.
No es el único partido
que ha caído en este hecho
dándose golpes de pecho
para seguir sostenido.
Esta crítica es muy sana
en contra de los patronos
que muerden dinero y bonos
de la podrida manzana.
Maclovio Fernández