Polvo del camino/ 165 Evocadas páginas de otro libro/ IX Disforia Héctor Cortés Mandujano El hada maléfica (no era su nombre, sino su característica principal) no fue invitada a la fiesta donde los reyes, por fin, presentaban a Rosa Silvestre, su anhelada hija. El pretexto baladí para no invitarla fue que sólo había en palacio doce platos de oro, y las hadas eran trece. Llegó de todos modos y dijo, como las otras, en voz alta, la sentencia que se cumpliría inexorablemente cuando la recién nacida cumpliera quince años: “Se pinchara un dedo con la rueca y dormirá para siempre”. Y se fue. Otra de las hadas pudo matizar la maldición: “Dormirá cien años y podrá ser despertada por el beso de amor de un príncipe”. Pasaron los años y muchos intentaron llegar al palacio que había sido tomado por los breñales, la flora feraz. Desistían. Un forastero llegó y a fuerza de empeño diario fue haciendo un túnel en aquella tundra inextricable. Entró en el palacio y vio que los cocineros también habían quedado dormidos, lo mismo que los cerdos, las gallinas, los reyes, el fuego. En un rincón halló a una pareja (ella delgada, el gordo) en plena, aunque detenida sesión sexual. Se veían contentos. Olía mal en el palacio. Buscó en una de las recámaras y se dio cuenta de que de allí salía el peor mal olor. Disforia. Tal vez porque era el origen del sibilino castigo, la princesa apestaba a los mil demonios. Se tapó las narices y se acercó hasta donde ella dormía. Qué hediondez. ¿Y había que besarla? No tuvo muchas dudas. Pensó que quizás ya estaba tan maloliente cuando quedó dormida y había pasado cien años sin bañarse, sin cepillarse los dientes. “Mejor buscar otras aventuras” –se dijo– y se fue de allí. [En Borges (Editorial Destino, 2006), de Adolfo Bioy Casares, cuenta que Álvaro Melián Lafinur (1889-1958) les leyó otras versiones de los cuentos clásicos: “Él descubrió lo que nadie: que después de un largo sueño la Bella Durmiente tenía feo olor”.]

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com