Aviso para caminantes Héctor Cortés Mandujano
!Si lo terreno acaba, en suma,
cielo e infierno,
y nuestras vidas son la espuma
de un mar eterno!
Lavemos bien de nuestra veste
la amarga prosa;
soñemos en una celeste
mística rosa
Rubén Darío, en «A Mariano Miguel de Val»dolfo Bioy Casar»
En la muerte de la Woolf pesó la roca. Quiroga, cuentista, se mató a balazos. Hemingway se disparó en la boca. A Luther King partieron en pedazos. Sócrates decidió tomar cicuta. Séneca decidió también lo mismo. Cicerón fue muerto en fea ruta. Los tres, en fin, cayeron al abismo. Nadie escaparemos de la muerte. Mejor entenderlo que ignorarlo. No será ni buena ni mala suerte. Tener miedo es sólo acrecentarlo. Nuestra vida final será la muerte. Morir es respirar, mejor saberlo. *** [A veces escribo sonetos (14 versos endecasílabos) nomás para tener caliente la mano. No siempre los publico. Éste, me parece, no quedó tan mal.] Contactos: hectorcortesm@gmail.com.

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com
**Sobre Héctor Ventura:
(Jiquipilas, Chiapas, 1920), Héctor Ventura Cruz creció y descubrió la pulsión plástica por la vida en Tuxtla Gutiérrez, la capital de su estado. Ahí conocióal Maestro José María de la Cruz, único mentor entonces de pintura y dibujo en la localidad. El encuentro con el maestro “Chemita” significó el atisbo del primer referente técnico y la certeza de la constancia en el oficio.
Merecedor del Premio Chiapas en Artes en 1980.