Los hijos de Torres
Por Roger Octavio Gómez Espinosa
Hace algunos años me tocó presenciar una clase de Jorge Volpi sobre literatura de no-ficción. Traté de buscarla en las redes, no la encontré. Rescato de mi memoria breves registros y que me parece agregan a este ejercicio de promover la lectura. Por un lado, trató el tema de A sangre fría de Truman Capote como una novela considerada fundacional del género, (recordemos que incluso Capote intentó desmarcarse del Nuevo Periodismo Norteamericano) sin embargo, agregó que una novela latinoamericana, de Jorge Walsh: Operación masacre (1957) se anticipó a Capote quien publicó la suya en 1966. Lo cierto es que Capote tuvo un gran éxito y es probable que muchos de los que lo acompañaron tomaran de él y no de Walsh los elementos para la literatura basada en abordaje de hechos no-ficticios.
Volpi indicaba que la literatura de no-ficción tenía la ambición de ser tratada como ficción, pero con gran apego a hechos reales donde hasta los detalles mínimos, como la ropa de los personajes, debería tener una base real o, al menos, documentada.
Otra cosa que recuerdo de aquella clase es que recomendaba ver “Fargo” (la serie y la película) de los hermanos Coen y que nos fijáramos en un detalle: que pretendía estar basada en hechos reales. Aunque los hechos de Fargo son ficticios, el simple hecho de mencionar que está basada en hechos reales cambiaba la percepción del espectador.
Esto último me lleva a la otra obra: Jusep Torres Campalans, de Max Aub. En el libro La broma literaria en nuestros días: Max Aub, Francisco Ayala, Ricardo Gullón, Carlos Ripol, César Tiempo; Estelle Irizarry engloba a esta obra de Max Aub, precisamente, como una broma literaria. No estoy muy de acuerdo con Irizarry, pero júzguelo usted en la siguiente liga:
Disponible en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-broma-literaria-en-nuestros-das--max-aub-francisco-de-ayala-ricardo-gulln-carlos-ripoll-csar-tiempo-0/html/ff121e92-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.htm, consultada el 17 de marzo de 2021).
Estaría más de acuerdo con la idea de que Aub se adelantó a muchos, incluido los Coen, para cambiar la percepción del receptor, de tal manera que, al plantear una realidad, sin aclarar que fuera basada en la ficción, se estaba desarrollando un planteamiento de no-ficción o, en términos actuales, haciendo un “pacto ambiguo” con el desconcertado lector. Jusep Torres Campalans (1958) –también anticipada a la de capote– es tomada por muchos críticos como una gran broma, sin embargo, una broma que ha hecho dudar a los menos expertos sobre la existencia o no de un hombre real apellidado Torres Campalans.
Yo soy de Chiapas, el lugar en México que indica Aub como punto de retiro de el “genio” de la pintura biografiado por Aub, conozco a personas que aseguran conocer a personas que conocen a su vez a descendientes de Torres viviendo como campesinos en la sierra Chiapaneca; a veces las bromas se vuelven realidad, porque en mi tierra también ronda el fantasma de Bruno Traven y de otros tantos que la visitaron.
¿Qué tipo de obra son?, me preguntan.
A sangre fría, de Capote es, para mí, literatura de no-ficción. Usa un hecho real, pero con las herramientas de la literatura para ser presentada.
Jusep Torres Campalans (1958), de Max Aub, no sé qué decir. Usa elementos que usualmente eran documentos para plantear un hecho real y demostrar veracidad (más que verosimilitud) para presentar un hecho ficticio. ¿Literatura de no-ficción de ficción? Mi opinión es que quizá no-ficción es más bien un nombre que apela a los recursos usados para conformar obras de este tipo. Lo que tengo claro es que no son bromas.
Pero, insisten: ¿en qué lugar de mi librero las pondría? En las de no-ficción, a ambas, incluído a Walsh.
¿Qué opinas avispado lector?
Trailer Acrofobia, Marabunta Colectivo Escénico y Telar Teatro