Trabajo en alturas. 23. Literatura para despertar niños. Roger Octavio Gómez

Literatura para despertar niños
Por Roger Octavio Gómez Espinosa

Son varias las lecturas que realicé a la novela Perseo TS, de Luis Rincón, o más bien, fueron varios los puntos de vista que tomé para leerla. Uno fue desde la perspectiva de quien conoce la historia (que no la obra) de viva voz del autor. Cuando Luis le estaba dando forma y nos contaba sobre su proyecto, yo me preguntaba cómo le haría él para lograr refrescar un mito tan recurrido, mezclarlo con sus vivencias y dirigirla, además, a un público muy exigente: el infantil y juvenil. Me sorprendió el resultado cuando la leí ya publicada. Me sorprendió más cuando la sometí a una prueba de fuego: Leérsela en voz alta a mis hijos. 
          Se las comencé a leer con la ingenua idea de que era para que se durmieran; resultó que los desvelaba porque querían que les leyera el siguiente capítulo. Les interesó tanto que llegué a usarla como medio de coerción –si no hacen la tarea, no les leo el siguiente capítulo, en fin, lo que hace todo papá desesperado por un par de hijos normalmente traviesos–. A la mañana siguiente, continuaban entusiasmados. Perseo saltó del libro al juego infantil. Maximus Gladiator, uno de los personajes, fue personificado por mi hijo en múltiples batallas imaginarias por toda la casa y Palas Atenea, la infalible diosa, lazó rayos desde la mano de mi hija que luchaba contra su molestoso hermano. Cuando finalizamos la novela me preguntaron en coro: “¿Cuándo va a salir la segunda temporada?”
	Durante la preparación de este ensayo, recordé una definición que hizo Stephen King (en Mientras Escribo, Plaza y Janes) sobre la literatura: Dice que escribir es un ejercicio de telepatía. Cuando se hace bien, hay una comunicación virtual entre los lectores y el autor sin que tenga que mediar más medio que la imaginación. Hay puntos en el que las mentes se comunican con nitidez. Esta novela es de esas, de las buenas y de las que generan puntos “telepáticos”. 
	Harold Bloom, un importante crítico, dice que leer sirve para fortalecer nuestra personalidad y averiguar cuáles son nuestros intereses más auténticos. Este autor coincide con la opinión de Augusto Monterroso sobre que el acto de leer es un asunto personal y no social. Este último opina que escribir es “una chifladura que habría que disfrutar como tal para que los demás puedan recibir parte de ese goce” (en Viaje al centro de la fábula, 1989). Leer literatura es y debe ser: gozo. 
	Menciono esto porque Luis Rincón es un autor que ha evolucionado dentro de la literatura infantil y juvenil. Se ha alejado de los clichés y formalismos que habían aquejado a los textos dirigidos a niños y logró posicionar su literatura de tal manera que la enfocó a los verdaderos niños. A lectores inteligentes que exigen historias con peso, sustanciosas y complejas.      

También recordé mis años como estudiante de nivel superior. En especial una materia en la que me enseñaban álgebra booleana y su aplicación a la tecnología. Resulta que realizamos en papel, usando estas matemáticas y lo que se llamaba “compuertas” (and, or, nor, nand, xor, xnan) (¿hay algún ingeniero en electrónica entre el público?)… En fin, que una de las tareas fue hacer un organismo que no pudiera realizarse más que con álgebra. Podíamos crear lo que fuera, incluso un dispositivo para comunicación telepática. La limitante (que era lo que quería demostrar el profesor) era la tecnología del momento. Es decir, se nos pudo haber ocurrido crear una máquina de realidad virtual pero en papel (hablo de hace apenas 20 años). Resulta que Luis creó, sin álgebra booleana ni tecnología de punta una “tableta” de realidad virtual que, además, si se lee en conjunto puede llevar a una comunicación telepática. Por si fuera poco, metió dentro de ella a los dioses y mitos griegos; creando, además, un espacio transdimensional.  La literatura se acerca al futuro y crea futuro. La imaginación llega a la realidad mucho antes que la realidad misma. En algunos años tendremos dispositivos que generen espacios transdimensionales, así como llegamos a tener los submarinos de Verne o los helicópteros de Da Vinci. La literatura no tiene límites y por eso se anticipa al futuro. Las mentes infantiles no tienen límite y por eso no se les puede limitar la literatura que se dirige a ellos. Vean (mostrar el libro y hojearlo), es un libro con muchas letras, con pocos dibujitos. Léanlo y verán que dentro han una tableta llamada Perseo TS que crea realidades virtuales y que permite a padres e hijos comunicarse telepáticamente.
	Aunque la historia que nos presenta Luis tiene como base el precioso mito griego de Perseo y Medusa, coloca a un héroe que el lector puede palpar: a él mismo. Uno puede identificarse con el protagonista y, realmente, entrar en un mundo virtual para luchar contra criaturas terribles en un espacio que Luis define como “transdimensional”. Los trajes de los personajes, por otro lado, muestran la personalidad de cada uno de los personajes y, también, desnuda la personalidad de los lectores. Son avatares que se parecen mucho al avatar hindú: la encarnación de una deidad. Somos Perseo, la Gorgona, las Grayas, los héroes y los monstruos, y lo seguimos siendo cuando cerramos el libro. 
	La novela Perseo TS ostenta el "Premio Internacional Invenciones de Narrativa Infantil y Juvenil". En el título tan largo de tal galardón, me gustaría llamar la atención que se trata de una distinción sobre narrativa y centrar en que esta es un género literario. Sin pretender entrar en controversia con tantas definiciones existentes, la literatura se refiere a una expresión artística y está destinada a causar un placer estético. No es un libro de texto ni tiene la finalidad de aleccionar a jóvenes y niños, tampoco es un libro ingenuo; toca sentimientos, miedos, valor, expresión humana que trasciende. Esta novela, como ya se ha dicho y como su título indica, rescata los mitos griegos; pero hace algo más: los pone a nuestro alcance y nos da la oportunidad de entrar en un espacio donde podemos ser los héroes y tener la oportunidad de luchar en situaciones que superan nuestro poder físico, pero estaremos vestidos con trajes especiales que no ayudarán a vencer lo que se nos ponga enfrente, incluso a nosotros mismos. 

A los que son padres de familia o que convivan con pequeños genios, les recomiendo hacer la lectura en voz alta, de tal manera que puedan hacer más fuerte el ejercicio telepático que significa leer literatura. Tengan en cuenta que este no es un libro para dormir niños; es, como toda literatura infantil debe ser: para despertarlos. Léanlo con cuidado, porque puede despertar también al niño que vive en cada uno de nosotros.

[El presente texto fue leído durante una presentación de la novela Perseo TS, de Luis Antonio Rincón García en 2016 en la librería del FCE José Emilio Pacheco de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México]
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