La flama y la cicuta V
Por Roger Octavio Gómez Espinosa
[La flama y la cicuta fue leído por el autor como una comunicación preparada para el “IV Congreso Internacional Autores en busca de Autor”, organizado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Proyecto Dios en la Literatura Contemporánea (PDLC), 2020. En esta serie de entregas se presentó el texto completo.]
La flama y la cicuta V
7
La finalidad del arte, dice Andrei Tarkovski, “consiste más bien en preparar al hombre para la muerte...” (66), es en vida cuando le buscamos sentido. Cuando acudimos a ella, a la obra de arte, en busca de que nos revele algún misterio o nos conmueva, nos lo revela y nos conmueve, no llegamos a comprenderlos en su totalidad y no siempre nos conmueve en magnitudes similares, incluso a veces ni siquiera percibimos la revelación. Cuando tenemos la suerte de percibir algo, pareciera que hay un mensaje que en cada acercamiento nuevo cambia: ¿Será que nosotros somos los que llegamos con diferentes sentidos, modificados, renovados en cada acercamiento a la obra de arte? Eso me sucede cada que me aproximo a Efraín Bartolomé, poeta chiapaneco nacido en Ocosingo, Chiapas, un pueblo fundado en una de las entradas a la Selva Lacandona. En su poema “Casa de los monos”, perteneciente al volumen Ojo de Jaguar, el poeta cierra con un fragmento que evoca lo que, a mí, en mi último acercamiento, me parece la métrica de la vida de un hombre: el instante.
...Que se caiga este amor de la ceiba más alta
Que vuele y llore y se arrepienta
Que se ahogue este asombro hasta volverse tierra
Aroma de los jobos
Perro de agua
Hojarasca
Cual si fuera una hoja que se desprende, boga el conjuro del poeta hasta el suelo lleno de vida, de aromas y sonidos. Como si la caída midiera el transcurso de la existencia terrenal de un hombre. Cuántas veces se desprende un hombre del árbol para vivir ese viaje hacia el suelo que es nutriente de las hojas que están por nacer o por caer. En el conjunto de poemas que conforman el libro Ojo de jaguar la voz del poeta nos posiciona en la exuberancia de una naturaleza que simplemente existe. No hay menciones directas a lo divino o a deidad alguna, sino que es la voz que se nos presenta como una revelación mística. Presenciamos a la poesía como un vehículo que nos hace percibir la materialización del misterio que invoca.
¿La divinidad en lo terrenal? ¿Dios habitando la naturaleza? Quizá es sólo una propuesta de nuevos templos, diferentes a los arquitectónicos, a los de piedra, metal, lógica, dinero y academia que amenazan con dejar sin hogar a esta divinidad que es también Diosa, luz de luna, inspiradora de coyotes, conejos, elegidos y de la gente sencilla que ve la redención a diario en el brote de una semilla o en una hoja que se desprende.
8
En una misma región geográfica, Chiapas, encontramos pues que la deidad es muy terrenal en los mitos orales, que estos alimentan a una literatura que la posiciona en su realidad y que, sin embargo, tales manifestaciones generan una concepción diferente de la divinidad eurocentrista y, antes bien, las visiones introducidas de occidentes son redefinidas para generar una cosmovisión enriquecida. Tal mitología oral puede ser recopilada y generar otras formas de expresión que pueden ser luego interpretadas o perderse en la vorágine del olvido. La actitud de los viajeros Domingo de la Torre y Anselmo Pérez (en Los viajeros al otro mundo, ver la entrega I de esta serie) me parece que es muy adecuada para explorar los mundos, con una mirada de extrañeza, desde afuera, incluso de este lado de nuestras fronteras culturales, como dice Tarkoksky que se sitúa Da Vinci en sus cuadros: “...desde afuera, desde una esquina, con una mirada absolutamente tranquila, esa mirada que también caracteriza a Johann Sebastian Bach y León Tolstoi.” (131)
Ítalo Calvino (2020), en su ensayo Por qué leer a los clásicos cierra citando a Cioran con un pasaje sobre Sócrates aprendiendo un aria para flauta justo antes de beber la cicuta: ¿para qué aprender a tocar un aria para flauta si pronto se cumpliría su condena de muerte? “Para saberla antes de morir” (20), responde el filósofo.
Pero, a propósito de Calvino, ¿quiénes son los clásicos?, ¿hay un sólo canon a leer?, ¿una sola fuente a consultar? Sí, una sola fuente: la flama de las manifestaciones humanas.
La literatura es una luz, parte de la flama que emana de nuestra civilización, pero nuestra civilización no es sólo occidental, es terrestre. El universo es nuestra cicuta, sus leyes tienen ya sobre nosotros un destino escrito, una pena que se cumplirá cuando tenga que cumplirse, como aquella hoja que se separó del árbol, o el Ello que vive en un Él total y que vaciará de vida un cuerpo que luego retornará o que se alejará como el Santiago tseltal que se fue en una nube y dejó vacío el caparazón que lo representaba. Mas hay que intentar aprender a tocar «el aria para flauta» que está ahí sólo para saberla, leer también esas pequeñas notas que suenan y se conciben porque quizá esas pequeñas manifestaciones contengan realmente lo divino, Dios en la literatura contemporánea –que es contemporánea también en las antípodas–, nuestra divinidad.
Lista de obras citadas:
Bartolomé, Efraín. Ojo de jaguar. Audiolibro en la voz del autor. México: SChRTyC, 2012.
Calasso, Roberto. Las bodas de Cadmo y Harmonía. Barcelona: Anagrama, 1990.
Calvino, Ítalo. Por qué leer los clásicos. Editorial Ciruela. Consultado el 5 de febrero de 2020 en: https://usal.uvirtual.org/campus/mod/resource/view.php?id=44973
Cortés Mandujano, Héctor. Casa de citas. Volumen I. México: Editorial Tifón, 2018.
Cortés Mandujano, Héctor. La divinidad del monstruo. México: Editorial Tifón, 2020.
De La Torre, Domingo, Anselmo Pérez y Robert M. Laughlin. Jxanviletik ta namal balamil. Los viajeros al otro mundo. México: Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, Biblioteca popular de Chiapas, 2006.
Gómez Espinosa, Roger Octavio. La lluvia en las hojas del platanar. España: Kolaval, 2020.
Graves, Robert. La Diosa Blanca, 1. Trad. Luis Echávarri. Editor digital Rusli/ ePub r1.0, 1948
INEGI. México: Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, consultado el 10 de agosto de 2020, disponible en:
https://www.inegi.org.mx/inegi/quienes_somos.html
Méndez, Marceal. Slajibal ajawetik. Los últimos dioses. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2010.
Pozas, Ricardo. Juan Pérez Jolote. México: FCE Colección Popular, 1952.
Rubial García, Antonio. Conferencia “Los mitos de la conquista”. México: CEHM Fundación Carlos Slim, 2019. Consultada el 10 de agosto de 2020. Disponible en:
Salgado, Dante. Efraín Bartolomé: invocación del Misterio. México: Editorial Praxi / UABCS, 2016.
Tarkovski, Andrei. Esculpir el tiempo. Reflexiones sobre el arte, la estética y la poética del cine. Madrid: Ediciones RIALP, S.A., 1991
Viqueira, Juan Pedro. Encrucijadas chiapanecas. Economía, religión e identidades. México: El Colegio de México, 2002.