Polvo del camino. 118. ¿Por qué así vine en este mundo? Héctor Cortés Mandujano

¿Por qué así vine en este mundo?

Héctor Cortés Mandujano

Primero gozo y después puro llorar, puro tristeza

Rosa Caralampia
Hace años, en uno de mis tantos talleres de escritura creativa, tuve como alumnas y alumnos a incipientes escritores indígenas. Me llamó la atención que en sus trabajos sólo hablaran del pasado y omitieran cualquier referencia sexual. Se los hice ver con dos preguntas retóricas: ¿Nada pasa actualmente en sus pueblos? ¿No existe el deseo, la pasión sexual entre ustedes? 
	Después leí Rosa Caralampia y otros cuentos (Coneculta-Chiapas, 2002), de Delfina Aguilar Gómez, quien, por cierto, lo aclaro, no estuvo en mi taller, y que habla de hechos recientes y, más raro aún, de sexualidad femenina. El título es un error evidente, que corrige la portadilla, porque no se trata de cuentos, sino de la Historia de una mujer tojolabal, con traducción de David Ruiz Aguilar.
         Rosa Caralampia cuenta su vida a Delfina. Dos hechos tremendos de su infancia, dichos con naturalidad: su madre murió y su padre la vendió a unos señores que querían hijos. ¿Por cuánto? (p. 21): “La verdad, mi papá dice que tres pesos, pero ellos dicen que treinta pesos, saber cuál es la verdad”. 
	La trataban mal, por supuesto (p. 29), “como de por sí me compró como un su animal, un su cuch”. Luego le vino su “xuxil” (suciedad, menstruación) y le crecieron los pechos. El viejo, como llama a su dizque papá, la intenta violar. No se deja. Pero el Carmelino, un hijo de los viejos, sí lo consigue (p. 35): “No se lo vayás a contar a nadie, porque si no, te voy a matar. Sólo entre nosotros va quedar”. El Carmelino a veces se pone romántico (p. 39): “Sentí una cosa yo con él, me ‘garró y me besó y yo también lo recibí su beso. Después de eso empezamos a acostarnos más seguido”.
	Queda embarazada y el Marcelino reconoce que el niño es suyo, tal vez por la amenaza de Rosa Caralampia (p. 43): “Si lo negás, eso sí, cuando yo salga de aquí te voy a mandar matar”.
	Dice Delfina (p. 45): “Yo le dije a la Rosi, pues una parte a lo mejor que gozaste bien con el muchacho, porque eran joven; él joven, tú joven.
	“–¡Sí, pues!
	“Ahí nos reímos bastante Rosi y yo.”
	Nace el niño, vuelve a la casa de los viejos y con el Marcelino, quien (p. 51) “seguía como mi marido, nada más la vieja me compraba pastilla para que yo no me embarace ya. A lo mejor de tanta pastilla que tomé ya no me quedaba embarazada después. Porque siempre he tenido mis hombres, pues, para qué te voy a negar”.
	Se pelea con la señora y la echan de la casa. Se quedan con su hijo. Peregrina en varios empleos de sirvienta y cambia de novios. El siguiente, el Antonio (p. 61), “es un soldado que conocí, es de Oaxaca”. Era casado (p. 63): “Me ofreció matrimonio, pero ingrato el maldito, de balde me engañó”.
	Lo olvidó pronto (p. 63): “Encontré otro hombre que no tenía mujer, estaba bien guapo, grande, es rico, me llevaba en su rancho y montábamos caballo”.
	Anda con algunos más y se casa con uno (p. 69): “Me casé con el maldito. Me pega, me hace lo que quiere. […] Toma mucho trago, cuando toma mucho… me empieza maltratar, me pega, pero soy casada. ¿Qué hago? Soy casada”. Y más (p. 73): “Orita estoy embarazada, me embarazó ese maldito hombre”.
	El primer hijo sólo la busca para pedirle dinero y el marido la maltrata. Una de sus patronas le ofrece llevársela con ella a la Ciudad de México, y se va (p. 79): “Desgraciadamente nunca tuve un hombre bueno”.
	Delfina escribe unas notas finales (p. 97): “No he sabido más de ella, sé que está en México y que ya va a nacer su hijito ahí por agosto o septiembre. Pues está bien, cada persona tiene su deseo cómo va vivir”.
	Tal vez, allá, algún hombre le haya salido bueno. Ojalá.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.

Ilustración: Juan Ángel Esteban Cruz**




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Juan Ángel Esteban Cruz:

**Juan Ángel Esteban Cruz. Cintalapa, Chiapas, México. Diseñador gráfico, maestro en mercadotecnia y publicidad. Su trabajo se ha publicado en numerosos diarios, libros y revistas de México y el extranjero.

De su más reciente exposición (2021) «Palinodia del cuerpo» el maestro Cortés Mandujano opina lo que «Juan Ángel Esteban Cruz mira y pinta desde la profunda oscuridad somos nosotros, que él es…»

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