La deriva
Líneas de desnudo/ 83
La deriva Por Manuel Pérez-Petit
“(...) somos cada vez menos persona y más individuo, más cosa, más número, más nada. (...)” decía en mi aún caliente “Musculados pero muertos” y la frase parece no haber dejado indiferente a casi nadie. Me escribía en privado mi amiga la pedagoga Maru Reyes al respecto: “Me llama la atención la relación que haces de menos persona y más individuo”, y lo enfatizaba con varios signos de admiración para, a renglón seguido, preguntarme: “¿La idea es inversa?, ¿menos individuo y más persona para dejar de ser número o nada?, ¿el concepto de individuo no degrada al de persona o sí?” Lo cierto es que esta mañana me he levantado algo forense, entre otros motivos porque aún pudiendo ser catastrofista no me gustaría que, además de pesimista –y es que no se puede ser otra cosa en nuestra tesitura–, me tilden de agorero. El Diccionario de la Lengua Española (DLE) cuenta con varios significados tanto para la voz ‘persona’ como para la de ‘individuo’. Al respecto de la primera, ‘persona’, exhibe quince formas compuestas y diez acepciones, de las cuales, nos interesan ahora, y por este orden, la séptima (“f. Fil. Supuesto inteligente”), la cuarta (“f. Hombre o mujer prudente y cabal. U. t. c. adj. Es muy persona), la segunda (“f. Hombre o mujer distinguidos en la vida pública”) y la primera (“f. Individuo de la especie humana”). En relación a la segunda, ‘individuo’, solo cuenta con siete acepciones, de las que de manera especial nos llaman la atención la tercera (“m. y f. coloq. Persona cuyo nombre y condición se ignoran o no se quieren decir), la cuarta (“m. y f. despect. Persona despreciable) y la séptima (“m. coloq. Persona, con abstracción de las demás. Tomás cuida bien de su individuo). Como curiosidad, cabe destacar que de la última de ‘individuo’ (“Persona, con abstracción de las demás”) y la primera de ‘persona’ (“f. Individuo de la especie humana”) podríamos llegar a la conclusión de que se trata de voces sinónimas, pero nada más lejos de la realidad, o, al menos, por la vía intuitiva. Verán por qué. Si hablamos de personas hablamos de seres humanos con alma, corazón y vida, sociales, y si hablamos de individuos hablamos también de seres humanos, pero carentes de valores en la convivencia, solitarios, insolidarios y, en consecuencia, venidos a menos. Para ello, para pasar de persona a individuo, hay que realizar un trayecto que podría ser más o menos inducido pero que, en todo caso, lo veamos como lo veamos, es fruto de la deshumanización de la humanidad. La persona se relaciona y el individuo niega la conexión con los demás. En el fondo es el cumplimiento del sueño de aquellos filósofos ingleses que, en el siglo XVII, diseñaron –y yo diría que hasta con saña, aunque sus intenciones eran otras- el mundo en que vivimos: John Locke y, sobre todo, Thomas Hobbes, quien en su libro “Leviatán”, publicado en 1651, acuñó la frase que está en la raíz de todo esto: “el hombre es un lobo para el hombre”, y sentenció que la sociedad es una “guerra de todos contra todos”, a partir de lo cual estableció un orden social basado en celdas*, en el que la libertad de uno termina de manera necesaria donde empieza la libertad del otro, marcando el origen de la sociedad de solitarios, de individuos, de seres humanos con cada vez más menos rostro, cada vez menos persona, más cosa, más número, más nada, en una deriva hacia el vacío, un trayecto que es el que hoy más que nunca existe. (Continuará, pues la cosa tiene miga...) __________ *Acerca de ello he publicado muchos artículos en mi 'Líneas de desnudo', pero sobre todo me remito en esta ocasión a "El oficio de editar II".

Año de la fotografía: 2013.
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista de carrera, lo dejó todo para dedicarse profesionalmente a la gestión cultural y el mundo editorial hace 15 años. En 2010 se trasladó a México, fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido diversos proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano en los siguientes años y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU), de Bluefields, Nicaragua. La biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre desde 2011. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, enfocada en la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de espacios de lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa, su obra ha sido publicada, antología o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.
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