Líneas de desnudo. 72. Mi carta a los Reyes Magos. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 72

Mi carta a los Reyes Magos
Por Manuel Pérez-Petit

A Mayté Flores Ayala Mancera, por su apuesta por la vida*
El paso por nuestras casas de los Reyes Magos marca el final de un montón de días de ilusión, voluntad de renovación, buenos deseos e incluso de vivir fuera de la realidad. Está bien de vez en cuando que estas cosas ocurran, no hay duda, pero a partir de hoy ya no valen excusas.
            Dirán ustedes que soy un aguafiestas…, pero, ¿cuánta fiesta quieren, y más en nuestra situación, la que vivimos, en que de un momento a otro todo se puede ir, como se dice en México, por el caño? Ojalá estos días de paz y amor nos hayan servido para algo. Ojalá hayamos podido asumir y empezar a cumplir alguno de los múltiples propósitos que nos hacemos de manera secular por estas mismas fechas todos los años. Lo deseo de todo corazón, y, sobre todo, que hayamos visto la necesidad de amarnos un poco más a nosotros mismos, y hasta hayamos descubierto cómo.
            Pero los Reyes Magos llegaron y se fueron, marcando un año nuevo más real incluso que el del 1 de enero, pues en esta fecha de hoy acaba lo bueno y llega lo inevitable. Lo que nos toca es aterrizar en la cruda realidad. Es lo que hay. Ya estamos bien despachados de dulces, de comidas especiales y de buenos caldos alcohólicos, de todas esas cosas que en tiempos normales ni siquiera se nos ocurriría mirar en tienda alguna. Y eso está muy bien, la verdad, pues sin estas fiestas no sería lo mismo de nosotros durante el resto de nuestro año. 
            De momento, y ya habrá tiempo de sufrir, me quedo con hoy, seis de enero, el último de los días mágicos de mi vida hasta hoy. Como es de suponer, los Reyes Magos no me han traído ni carbón, pero yo ya contaba con ello. Estoy conforme, pues, y hasta contento, pero me van a permitir que les comparta lo que en síntesis, que no en su tenor literal, les pedí a los magos de Oriente para este día y los tiempos venideros: 
            Que nos aporten la luz de su oro para que cada día podamos recobrar más personas los ideales y el espíritu de la juventud: vigor, alegría, ganas de vivir, rebeldía. 
            Que nos aporten incienso, que al arder destila tan buen olor que nos permita cada vez a más tener un mejor camino en la liturgia de nuestras vidas y afrontar así con más inspiración los retos.
            Que nos aporten mirra como lo que es, un bálsamo necesario para curar las heridas y que éstas no tengan repercusión alguna en nosotros, para que, además, vivamos como si no las tuviéramos; que ello nos permita perdonar y perdonarnos.
            Que nos aporten también la magia con el cometa que les guió hasta el portal de Belén, para que nos podamos subir a su estela y, sin dejar de estar en el mundo, vivir con ideales distintos a los que nos quieren imponer.
            Les pedí también mucha vida así como varias pequeñas fruslerías que no vienen al caso. Y quizá porque la avaricia rompe el saco, no me han traído ni lentejas, pero menos mal que tengo las mías. Con todo, siento que han llenado de serenidad mi corazón, y eso no es poco. Así que solo me queda por decirles ‘kolaval’, preciosa palabra en lengua tsotsil, idioma ancestral derivado del maya, que significa, traducida al español, ‘gracias’.
            Y, además, decirles kolaval de todo corazón.
 Noche de Reyes. ©M. F. A. M., 2019.
Fotografía: Cortesía de su autora.

*Mayté Flores Ayala Mancera es tanatóloga. Desde hace años viene ayudando en México a cientos de personas a superar sus duelos y a abrazar la realidad de la muerte con mucha vida.

Y vida, realidad que no se entiende sin amor, incluso en la muerte, es lo que más falta hace hoy en el mundo.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista de carrera, lo dejó todo para dedicarse profesionalmente a la gestión cultural y el mundo editorial hace 15 años. En 2010 se trasladó a México, fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido diversos proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano en los siguientes años y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU), de Bluefields, Nicaragua. La biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre desde 2011. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, enfocada en la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de espacios de lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa, su obra ha sido publicada, antología o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.

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