Beatus Ille. Wittgenstein

…filosofía para vos y para ti…

Por Teoría en pocos minutos*

Wittgenstein

PRIMER WITTGENSTEIN 
El primer Wittgenstein del Tractatus Lógico- Pshilosophicus (1922) nos va a decir lo siguiente: 
         “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Donde el mundo, sería el conjunto de la totalidad de los hechos (no de las cosas), estos hechos pueden constituir hechos complejos, así como los átomos conforman moléculas, y la realidad seria el entramado de hechos simples (positivos si son verdaderos y negativos si son falsos). 
          Su obra va a girar entorno, a la elucidación (única tarea de la filosofía) sobre lo que es un problema y un pseudoproblema (subproducto del lenguaje).  Apoyado en el empirismo lógico y la lógica proposicional, dirá que un problema es aquel que se puede resolver a partir de los hechos, es decir que las proposiciones validas son las que permiten ir a la realidad y darnos el veredicto de si tal proposición es falsa o verdadera. Ergo, un pseudoproblema serían las proposiciones que apelan a entidades metafísicas, el ejemplo más claro es el de Dios, por más filosofía que se haga si la proposición “Dios existe” no se puede remitir a los hechos, entonces no es un problema verdadero. 
           Entonces, no es que Wittgenstein fuera ingenuo, él no quería poner límites al pensamiento, sino a su expresión en lenguaje, por ello decía que de lo que no se puede hablar era mejor callar. 
           Para Wittgenstein habría un isomorfismo, entre la proposición lógica y los hechos, por ello un hecho verdadero debería encajar en la proposición de otros hechos verdaderos, de no ser así, tendríamos una contradicción insostenible. 

SEGUNDO WITTGEINSTEIN
El segundo Wittgenstein reconoce lo siguiente: 
         Hace cuatro años tuve ocasión de volver a leer mi primer libro (el Tractatus logico-philosophicus) y de explicar sus pensamientos. Entonces me pareció de repente que debía publicar juntos esos viejos pensamientos y los nuevos: que éstos sólo podían recibir su correcta iluminación con el contraste y en el trasfondo de mi viejo modo de pensar.
          Pues, desde que hace dieciséis años comencé a ocuparme de nuevo de filosofía, hube de reconocer graves errores en lo que había suscrito en ese primer libro. 
          Wittgenstein L (1953) Investigaciones de la Filosofía. Y aunque no negando su obra anterior de 1922, se va a centrar en la experiencia humana, y en las dificultades de compartirla fielmente, sino mediante el uso del lenguaje.            Llegando así a conclusiones insospechables sobre el  cómo entendemos la experiencia ajena. 
         Sería también posible -aunque no verificable- la suposición de que una parte de la humanidad tuviese una sensación de rojo y otra parte otra. 
Wittgenstein L (1953) Investigaciones Filosóficas
 
No puede decirse que los demás saben de mi sensación solo por mi conducta- pues de mí no puede decirse que sepa de ella. Yo la tengo. 
         Esto es correcto: tienen sentido decir de otros que están en duda sobre si yo tengo dolor; pero no decirlo de mí mismo. 
          Wittgenstein L (1953) Investigaciones Filosóficas 
 
También en esta obra, habla de los juegos del lenguaje, de como  más que un símbolo, lo importante es entender este en relación con su sistema: 
        La pregunta « ¿Qué es realmente una palabra?» es análoga a «¿Qué es una pieza de ajedrez?».
Wittgenstein L (1953) Investigaciones de Filosóficas
         
Así, en esta obra va a poner en tela juicio, la universalidad de la experiencia, si es que lo empírico de la experiencia del otro, no es más que aprehendido por los límites del lenguaje que empleo para entender tal experiencia.  

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*Sobre Teroría en pocos minutos:

«Teoría en pocos minutos» es un grupo de autores** y estudiosos que busca difundir su conocimiento sobre humanismo y hacerlo accesible al público en general. Puedes seguirlos en: Teoría en pocos minutos.

**Sobre los autores:

Alejandro Segura Chávez. México, 1994. Redactor sobre Ciencia, psicología, filosofía, política, tecnología, literatura y poesía. Es Licenciado en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Director del podcast Psico-Filosofando en Spotify. Divulgador en YouTube.

Daniel Omar Stchigel. Argentina, 1968. Redactor oficial en Noticias sobre Filosofía. Autor de más de veinte libros de filosofía fenomenológica y epistemología. Doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor Universitario y Mágister en Psicoanálisis por la Universidad Argentina John F. Kennedy. Por catorce años fue profesor titular de Filosofía, Lógica, Antropología filosófica, Bioética, Deontología de la profesión docente y Desarrollo de las Corrientes Filosóficas. Es experto en Husserl, sobre quien basó su tesis de doctorado, y en Lacan, sobre quien hizo su tesis de magisterio.

Everardo Ivaán Contreras Brito. México, 1998. Redactor oficial de Crítica y Reseña Literaria. Recientemente publicó Poesía Estándar: Antología (2019). Licenciante de la carrera en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Francisco Tomás González Cabañas. Corrientes, Argentina, 1980. Ensayista. Licenciado en Filosofía por la USAL. Licenciado en Psicología por la UP. Licenciado en Ciencias Políticas por la UCA. Licenciado en Comunicación por la UCES.

Beatus Ille. Wittgenstein

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Por Teoría en pocos minutos*

Wittgenstein

PRIMER WITTGENSTEIN 
El primer Wittgenstein del Tractatus Lógico- Pshilosophicus (1922)  nos va a decir lo siguiente: 
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”
Donde el mundo, sería el conjunto de la totalidad de los hechos (no de las cosas), estos hechos pueden constituir hechos complejos, así como los átomos conforman moléculas, y la realidad seria el entramado de hechos simples (positivos si son verdaderos y negativos si son falsos). 
Su obra va a girar entorno, a la elucidación (única tarea de la filosofía) sobre lo que es un problema y un pseudoproblema (subproducto del lenguaje).  Apoyado en el empirismo lógico y la lógica proposicional, dirá que un problema es aquel que se puede resolver a partir de los hechos, es decir que las proposiciones validas son las que permiten ir a la realidad y darnos el veredicto de si tal proposición es falsa o verdadera. Ergo, un pseudoproblema serían las proposiciones que apelan a entidades metafísicas, el ejemplo más claro es el de Dios, por más filosofía que se haga si la proposición “Dios existe” no se puede remitir a los hechos, entonces no es un problema verdadero. 
Entonces, no es que Wittgenstein fuer ingenuo, él no quería poner límites al pensamiento, sino a su expresión en lenguaje, por ello decía que de lo que no se puede hablar era mejor callar. 
Para Wittgenstein habría un isomorfismo, entre la proposición lógica y los hechos, por ello un hecho verdadero debería encajar en la proposición de otros hechos verdaderos, de no ser así, tendríamos una contradicción insostenible. 

SEGUNDO WITTGEINSTEIN
El segundo Wittgenstein reconoce lo siguiente: 
Hace cuatro años tuve ocasión de volver a leer mi primer libro (el Tractatus logico-philosophicus) y de explicar sus pensamientos. Entonces me pareció de repente que debía publicar juntos esos viejos pensamientos y los nuevos: que éstos sólo podían recibir su correcta iluminación con el contraste y en el trasfondo de mi viejo modo de pensar.
Pues, desde que hace dieciséis años comencé a ocuparme de nuevo de filosofía, hube de reconocer graves errores en lo que había suscrito en ese primer libro. 
Wittgenstein L (1953) Investigaciones de la Filosofía
Y aunque no negando su obra anterior de 1922, se va a centrar en la experiencia humana, y en las dificultades de compartirla fielmente, sino mediante el uso del lenguaje. Llegando así a conclusiones insospechables sobre el  cómo entendemos la experiencia ajena. 
Sería también posible -aunque no verificable- la suposición de que una parte de la humanidad tuviese una sensación de rojo y otra parte otra. 
Wittgenstein L (1953) Investigaciones Filosóficas
 
No puede decirse que los demás saben de mi sensación solo por mi conducta- pues de mí no puede decirse que sepa de ella. Yo la tengo. 
Esto es correcto: tienen sentido decir de otros que están en duda sobre si yo tengo dolor; pero no decirlo de mí mismo. 
Wittgenstein L (1953) Investigaciones Filosóficas 
 
También en esta obra, habla de los juegos del lenguaje, de como  más que un símbolo, lo importante es entender este en relación con su sistema: 
La pregunta « ¿Qué es realmente una palabra?» es análoga
a «¿Qué es una pieza de ajedrez?».
Wittgenstein L (1953) Investigaciones de Filosóficas
Así, en esta obra va a poner en tela juicio, la universalidad de la experiencia, si es que lo empírico de la experiencia del otro, no es más que aprehendido por los límites del lenguaje que empleo para entender tal experiencia.  

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*Sobre Teroría en pocos minutos:

«Teoría en pocos minutos» es un grupo de autores** y estudiosos que busca difundir su conocimiento sobre humanismo y hacerlo accesible al público en general. Puedes seguirlos en: Teoría en pocos minutos.

**Sobre los autores:

Alejandro Segura Chávez. México, 1994. Redactor sobre Ciencia, psicología, filosofía, política, tecnología, literatura y poesía. Es Licenciado en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Director del podcast Psico-Filosofando en Spotify. Divulgador en YouTube.

Daniel Omar Stchigel. Argentina, 1968. Redactor oficial en Noticias sobre Filosofía. Autor de más de veinte libros de filosofía fenomenológica y epistemología. Doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor Universitario y Mágister en Psicoanálisis por la Universidad Argentina John F. Kennedy. Por catorce años fue profesor titular de Filosofía, Lógica, Antropología filosófica, Bioética, Deontología de la profesión docente y Desarrollo de las Corrientes Filosóficas. Es experto en Husserl, sobre quien basó su tesis de doctorado, y en Lacan, sobre quien hizo su tesis de magisterio.

Everardo Ivaán Contreras Brito. México, 1998. Redactor oficial de Crítica y Reseña Literaria. Recientemente publicó Poesía Estándar: Antología (2019). Licenciante de la carrera en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Francisco Tomás González Cabañas. Corrientes, Argentina, 1980. Ensayista. Licenciado en Filosofía por la USAL. Licenciado en Psicología por la UP. Licenciado en Ciencias Políticas por la UCA. Licenciado en Comunicación por la UCES.

Beatus Ille. Heidegger

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Por Teoría en pocos minutos*

Heidegger

Martin Heidegger (1889-1976) es considerado el filósofo más grande del siglo XX. Su objetivo fue, en la huella de la filosofía clásica, la medieval y la romántica, contra el saber científico-técnico, pero sin prescindir de él, recuperar para la filosofía la importancia de la tarea, olvidada, de pensar. ¿Y qué era pensar para Heidegger? Para él era ante todo una misión. Una misión que, por supuesto, en búsqueda de una verdad que vaya más allá del sentido común, entendido en su época como opinión pública, lo llevó a extraviarse, a ver en los movimientos de masas del pueblo alemán el nuevo despertar de la visión griega del mundo que nunca fue. 
     Quizás Heidegger fue demasiado optimista, y como suele pasar con los filósofos que creen oler en el aire de los acontecimientos radicales un fin de los tiempos de la decadencia y un nuevo renacer espiritual, se equivocó fatalmente. Sin embargo, no podemos negar la fuerza de su pensar, un pensar que mira las cosas que se le presentan de costado, buscando su lado de atrás, esa verdad que queda oculta generalmente por ese brillo de novedad y fuerza que en el caso del nazismo lo desorientó a él mismo. Pero luego de ese traspié, quizás imperdonable, Heidegger no volvió a caer en las garras del deslumbre por la novedad. Al contrario, frente a la imposición de un saber científico anónimo y antipoético, Heidegger no dejó nunca de notar lo que en su seducción de poder se escondía, lo que se olvidaba y perdía. Justamente si algo caracteriza a nuestra época es el olvido. 
     Heidegger decía: tras los entes queda escondido lo que los hace ser. Y es así cómo tras los actos del político elegido por el pueblo, que cree, engañosamente, que lo elije, como el político cree, engañosamente, que puede hacer con el poder, se oculta la verdad de que el poder es quien hace con nosotros. El poder es una fuerza más antigua que los hombres, y en la ilusión de querer dominarlo, tenerlo, y controlarlo, es él quien nos tiene a nosotros. 
     No otra cosa ocurre con la muerte, que lejos de producir angustia, como en los existencialistas, en Heidegger es lo que debe ser visto claramente para tomar la decisión de conducirse según el llamado del ser que se manifiesta como mandato a través de la voz de la conciencia, que no es moral, pues nos exige llegar a ser, y no quedarnos en la mera existencia, en ese mero estar arrojados a un mundo que no elegimos y que en esta civilización contemplamos como un espectáculo fascinante y pavoroso.
    Pensar, entonces, no es para Heidegger caer en el hechizo de la visión mágica del mundo. A diferencia de los pensadores románticos tiene en claro que los dioses han muerto. Pero está a la espera activa de dioses nuevos, pues no cree que estemos en el fin de los tiempos. 
     El Ser es un trasfondo inagotable, cada época es una manifestación suya, y aunque el proceso no tiene un sentido único, tampoco puede detenerse. Por eso, más que un dormir, el pensar de Heidegger es un despertar del hechizo de haber llegado a la consumación de la humanidad con el dominio científico técnico del mundo. Su rescate de la poesía como otra modalidad del lenguaje que revela el ser en un mundo diferente no es un refugio frente a una realidad desencantada sino la muestra y el anticipo de nuevos recorridos, que deben seguirse tímidamente. 
     Heidegger es consciente de que la democracia ruidosa coexiste con el silencio del bosque, que la supercarretera no acaba con los pequeños senderos que sólo los habitantes de una patria conocen. El taller del artesano no desaparece con el surgimiento de la máquina, ni la tranquila contemplación del paisaje se acaba con la televisión, que acerca las informaciones de los lugares más distantes y las pone en un mismo aquí y ahora que solo es ruido y confusión.
     Hay muchos mundos en el mundo, y el pensar del filósofo no puede descuidar ninguno, pues es el pastor del Ser, y en su palabra da cobijo a todos los mundos.  

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Alejandro Segura Chávez. México, 1994. Redactor sobre Ciencia, psicología, filosofía, política, tecnología, literatura y poesía. Es Licenciado en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Director del podcast Psico-Filosofando en Spotify. Divulgador en YouTube.

Daniel Omar Stchigel. Argentina, 1968. Redactor oficial en Noticias sobre Filosofía. Autor de más de veinte libros de filosofía fenomenológica y epistemología. Doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor Universitario y Mágister en Psicoanálisis por la Universidad Argentina John F. Kennedy. Por catorce años fue profesor titular de Filosofía, Lógica, Antropología filosófica, Bioética, Deontología de la profesión docente y Desarrollo de las Corrientes Filosóficas. Es experto en Husserl, sobre quien basó su tesis de doctorado, y en Lacan, sobre quien hizo su tesis de magisterio.

Everardo Ivaán Contreras Brito. México, 1998. Redactor oficial de Crítica y Reseña Literaria. Recientemente publicó Poesía Estándar: Antología (2019). Licenciante de la carrera en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Francisco Tomás González Cabañas. Corrientes, Argentina, 1980. Ensayista. Licenciado en Filosofía por la USAL. Licenciado en Psicología por la UP. Licenciado en Ciencias Políticas por la UCA. Licenciado en Comunicación por la UCES.

Beatus Ille. Platón

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Platón

Acorde al canon de la filosofía, conocemos al primer gran pensador de forma más genuina, quien es Sócrates, gracias al, en primera instancia, poeta que nos atañe hoy, esto según los Grandes iniciados, y quien continuaría con el teatro en la Grecia Antigua. El retrato más vívido del primer filósofo, incluso más que otras menciones de éste, como las de Jenofonte, según la Historia de la Filosofía de Fraile, se las debemos a Platón. Entre la admiración y la dudosa veracidad de sus palabras, conocemos más profundamente a este sino en palabras del propio Platón, su discípulo al margen, primero en sobreponerse a esa barrera de transmisión de conocimiento (episteme) de forma oral, poniendo de manifiesto y por escrito, todas las vicisitudes del método mayéutico, con respecto de Sócrates y los sofistas que, en algún punto, la crítica ha procurado para saber si sus Diálogos son más un reflejo del maestro, Sócrates, o del gran discípulo y bello poeta, Platón. Fue este último, a su vez, el primer poeta que tocó el terreno de la filosofía.
            En sus Diálogos, podemos encontrar un sin número de conversaciones elevadas, de carácter tanto terrenal como simbólico, sobre las diferentes dudas y problemas a resolver por el hombre. Porque todo ser pensante es ser de duda, y un incansable persecutor de respuestas. Estos conversatorios entre Sócrates y los sofistas, iban desde temas como el amor, la belleza, la verdad, la poesía, del alma, amistad, templanza, valor, y todo cuanto es propio del pensamiento y la conducta humana, todo aquello que le importa al hombre para el bien vivir.
            Existen en Platón innumerables propuestas, y acaso todos los temas de la filosofía que nos siguen como bellas sombras esperando ser vistas, exceptuando algunas ramas contemporáneas que han surgido por el mismo adentramiento a otras áreas, como serían las ciencias empíricas, la psicología, la semiótica, entre algunas otras. Por eso, A. N. Whitehead señala, en algún sentido justo, que “Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica.” Tenemos entonces en Platón el primer gran índice de tópicos y temas a tratar por la historia de la filosofía.
            Entre la importancia de sus líneas tenemos memorables pasajes, como los de la caverna, la postura del mundo sensible (imperfecto, terrenal, incapacitado para la verdadera bondad y belleza, espejismo de los valores perfectos) y la del mundo suprasensible (ideal, perfecto, en sí, refleja los valores más altos como la verdad, la bondad y la belleza, la pureza), y señalar que el mundo sensible no es sino tan sólo un reflejo vano del mundo suprasensible. Por ello, se dice que el hombre está en una constante búsqueda de estos elevados valores, y el espíritu se acerca a ello conforme el hombre les trata de rozar un poco con los dedos, con el alma. Platón no es un iluso como muchos piensan, creyendo en mundos soñadores e imaginarios, o que tengan en sí un fundamento sobre las cuestiones materiales en sentido estricto. Es sólo que, para él, algo es más real en cuanto perdura y se extiende por más tiempo, y no hay nada que perdure más que las esencias eternas, como la belleza en sí, o una verdad ontológica (del ser).
            Podemos decir que la alegoría de la Caverna de Platón es, junto al resto de su República, donde plasma su idea de una organización sociopolítica perfecta desde su cosmovisión, uno de las representaciones más conocidas del filósofo. Este mito no es sólo dirigido a una visión idealista, sino que se refiere a todo aquel que, al pensar, reflexionar, sale a buscar la verdad, cegadora y nada caprichosa, y cuando por fin puede aceptar su luz, vuelve adentro e intenta llevar a todos ese entendimiento, aquella verdad. A lo largo de la historia, podemos darnos cuenta que, en la mayoría de instancias, lo que menos le importa a la gente es saber la verdad o sobre ella, y menos cuando es incapaz de ajustarse a lo que les es más cómodo. Todo filósofo tiene como primer deber salir de la caverna, aun sabiendo que no todos le escucharán al volver dentro de ella. Por eso, con singular perpetuidad, el filósofo es la persona más incómoda en la sociedad, de vez en vez, de tiempo en tiempo.
            Otros de los grandes trayectos por los que Platón nos lleva, se muestra en el Symposio, o Banquete, donde, después de los cinco discursos de los otros asistentes a la mesa de embriaguez, Sócrates cierra con el sentido último del amor, del eros. Señala ahí que el amor es más como un pasadizo, como una unión, un puente entre lo mortal y lo inmortal, se puede amar el cuerpo, a lo mortal (Pandemo), y a lo inmortal, al alma (Uranio), Señala también ahí, que el amor es hijo de Penía (pobreza), y también de Poros (recurso), lo que nos lleva a esa contradicción de la unión, de una extraña interdependencia del mortal por abarcar lo inmortal, de la finitud por abarcar la atemporalidad. El deseo eterno del sumo bien. De lo que se carece, pero se busca inmortalizar desde la mortalidad.
            Con grata complacencia, podemos decir que el diálogo que retrata de la forma más sublime a su maestro, Sócrates, es su juicio y apología, el primero de los Diálogos platónicos. La actitud de Sócrates ante la injusta e inminente muerte no sino la de un mártir, y creo que antecede a lo dicho siglos después en la máxima romana del Derecho (Dura Lex, Sed Lex, o “La ley es dura, pero es ley”). Sócrates decide no irse al exilio y escapar de beber la cicuta, y, muy a pesar de ser injusto lo imputado como crimen por corromper a la juventud ateniense, prefiere quedarse a morir, como ciudadano, como hombre. Un caso totalmente contrario, fue el del estagirita, Aristóteles, quien, después de morir Alejandro el Grande, quien fue pupilo suyo, prefiere irse de Atenas, diciendo que en ese mismo lugar no se iba a cometer tal pecado dos veces, refiriéndose a Sócrates.
            Este último diálogo es el gran inicio de los Diálogos platónicos, pero el culmen del máximo deber del filósofo, del pensador entregado, para el cual la muerte no es sino el paso a topar de frente la verdad, y dejar de remar sin rumbo hacia donde apunta el sol al ocaso. Cuando pensemos en desear nuestras propias reflexiones, en emprender el camino del filósofo, antes de hacernos cualquier otra pregunta debemos hacernos la siguiente: ¿Estoy, dado el momento, dispuesto a beber de la cicuta de la infamia que envenena el alma; del nulo entendimiento de los otros; de la necedad social de las masas? Sólo entonces si el deseo de buscar la verdad es superior al miedo de las consecuencias, se puede ver el nacimiento de un nuevo filósofo.  

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Alejandro Segura Chávez. México, 1994. Redactor sobre Ciencia, psicología, filosofía, política, tecnología, literatura y poesía. Es Licenciado en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Director del podcast Psico-Filosofando en Spotify. Divulgador en YouTube.

Daniel Omar Stchigel. Argentina, 1968. Redactor oficial en Noticias sobre Filosofía. Autor de más de veinte libros de filosofía fenomenológica y epistemología. Doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor Universitario y Mágister en Psicoanálisis por la Universidad Argentina John F. Kennedy. Por catorce años fue profesor titular de Filosofía, Lógica, Antropología filosófica, Bioética, Deontología de la profesión docente y Desarrollo de las Corrientes Filosóficas. Es experto en Husserl, sobre quien basó su tesis de doctorado, y en Lacan, sobre quien hizo su tesis de magisterio.

Everardo Ivaán Contreras Brito. México, 1998. Redactor oficial de Crítica y Reseña Literaria. Recientemente publicó Poesía Estándar: Antología (2019). Licenciante de la carrera en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

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Beatus Ille. ¿Para qué sirve la filosofía?

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¿Para qué sirve la filosofía?

En apariencia una pregunta sencilla. Cuatro personas que hemos leído  cantidades razonables de libros de filosofía, no pudimos responderla sin llevarnos a planteos como: ¿Es útil realmente?, ¿cuál sería su utilidad?, ¿qué es realmente la filosofía?  Citas, tras citas, el trabajo pudo haber sido interminable.
          No es este espacio un sitio para ahondar en la complejidad de la filosofía, sino para dar una pincelada para que aquellos que aún no tienen contacto con ella, puedan tener una idea de que estamos hablando. Dicho esto, de múltiples cantidades de texto que compartimos decidimos, nombrar cada uno, las caractacteristicas principales de nuestro filósofo favorito, concluimos lo siguiente:

El filósofo es alguien qué: 1) duda de todo, por obvio que parezca; 2) responde a la medida de lo posible las interrogantes que se hace; 3) pretende un sistema (argumentos lógicos) para explicar el mundo; 4) es humilde con su sabiduría, no ostenta saber lo que no sabe; 5) y aunque suele estar en rivalidad con el "Poder" que impone su verdad, este pese a su humildad termina por cimentar nuevas formas de pensar en la sociedad.

Entonces ¿Sirve la filosofía? Si la connotación que tiene el verbo “servir” tiene que ver con la obtención de un bien material, no, la filosofía es lo que en la economía podría entenderse como un bien improductivo, así como lo es la música, el cine, la comedia, la escritura; el arte. Sirven en la medida en que tienen un espacio en la vida anímica de las personas, cómo cuando estás triste y tu canción favorita mejora tu día. Esto, empero, no dice que la filosofía no pueda tener una consecuencia remunerable, empleos como profesor, redactor, escritor, periodista, analista, YouTube divulgador: pueden producir moneda.  
          Pero, ¿en sí misma, qué uso le podemos dar a la filosofía? 
          1) Ser menos afable al Poder, tener mayor capacidad de argumentación, por ende no ser una oveja más.
Ejemplo: Cuando un presidente dice “El pueblo es sabio, y el elige democráticamente al mejor” el filósofo no dudara en preguntarse: ¿Es verdad que elegimos democráticamente? ¿Dónde comienza la democracia y dónde termina? ¿Qué es una decisión sabía? Quizás no sea tan sabio el pueblo que vota a una propuesta irrealizable de nación, quizá. 
          2) Despertar intelectualmente, tú y a los que te rodean, razonar sirve para resolver problemas; pueden ser de carácter político, moral, ético, religioso, psicológico. 
Ejemplo: ¿Es bueno mentir? ¿Solo si eso traerá beneficios? ¿O debemos decir la verdad por más dolorosa que sea? Esto seguro pensaría un filósofo. 
          3) “Todos bebemos esta gaseosa liquida, por tanto es una buena opción”, el filósofo se preguntará ¿La suma de personas que hacen algo le da más validez a eso? ¿Realmente es buena esa gaseosa? ¿Cómo puedo proponer una evaluación de la calidad de una gaseosa?

Como vemos, la filosofía invita a darle uso a nuestra capacidad de reflexionar, preguntarnos, responder. Sobre cualquier tema. Por ende ayuda a resolver problemas que quien se abstenga de la filosofía jamás resolvería, quizás ni si quiera este enterado del ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿por qué?, de lo que pasa, y eso es básicamente estar dormido, la filosofía es atreverse a abrir los ojos, es atreverse a saber.  

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Alejandro Segura Chávez. México, 1994. Redactor sobre Ciencia, psicología, filosofía, política, tecnología, literatura y poesía. Es Licenciado en Psicología por la Universidad de Guadalajara. Director del podcast Psico-Filosofando en Spotify. Divulgador en YouTube.

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Everardo Ivaán Contreras Brito. México, 1998. Redactor oficial de Crítica y Reseña Literaria. Recientemente publicó Poesía Estándar: Antología (2019). Licenciante de la carrera en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Francisco Tomás González Cabañas. Corrientes, Argentina, 1980. Ensayista. Licenciado en Filosofía por la USAL. Licenciado en Psicología por la UP. Licenciado en Ciencias Políticas por la UCA. Licenciado en Comunicación por la UCES.