Amar, volar
Por Roger Octavio Gómez Espinosa
... entre nosotros está mal visto hablar de amor
en materia de enseñanza. Intentadlo y veréis,
es como mencionar la soga en casa del ahorcado…
Daniel Pennac en Mal de escuela
Hace algunos años uno de mis profesores más queridos y apreciados me habló sobre Daniel Pennac y un libro que se llama Mal de escuela (2009), donde este escritor francés nos cuenta sobre la educación escolar desde la perspectiva de “el mal alumno”. Según su testimonio el brillante Pennac fue un mal alumno, y se dio a la tarea de analizar por qué lo fue. En su libro llega a una conclusión, algo que rescata y que que me parece insólito: lo que se necesita para que la trasmisión de conocimiento sea exitosa es: el amor. Si hay malos alumnos es quizá porque a muchos profesores les falto el ingrediente de salud amorosa para su cátedra. Bajo esa premisa, indagando más en el tema, podemos llegar a otra conclusión: que esta pedagogía no se limita a la educación escolar, pienso que cualquier afan de comunicación trascendente debería seguir ese principio. Pennac no es un improvisado y le creo.
Aunque soy ingeniero de profesión, por alguna rareza genética tengo aires de literato y he estado intentando desde que tengo memoria comprender la literatura y pretendiendo ser un escritor de esta. Escribir no tiene que ver únicamente con el arte y, escribir bien, no tiene tampoco que ver con profesiones; como seres sensibles que somos tenemos una necesidad de comunicar no sólo lo palpable sino esas voces que descubrimos en nosotros y que nos advierten que no somos nomás materia física, carne, entrañas, sino entes vibrantes de energía que buscan vias para tocar a los otros en niveles más allá del ambito social. Mi afección genética me ha llevado a estudiar literatura tanto en talleres como en prestigiosas universidades. Tengo dos posgrados relacionados con el humanismo y la literatura, una en el ITESM y otra por la Universidad de Salamanca, también tengo estudios en la rama profesional que me da sustento económico y, por mi profesión, tengo que tomar muchos talleres de manera constante. Es decir, he estudiado no mucho, pero bastante. No quiero sonar pedante, sólo quiero poner un punto sobre esta mesa: He aprendido a identificar a los buenos profesores. He tenido catedráticos con un basto conocimiento sobre sus materias, vaya que sí. Mas, solo con una de mis manos puedo contar a aquellos que fueron más allá de la simple cátedra y me hicieron sentir lo trascendente que puede ser aprender por medio de un maestro que ama enseñar.
Encontré en el libro Cómo echar a volar mi pluma. Manual aeronáutico de escritura de El Tintero Editorial, de la escritora, editora y fotógrafa independiente Nadia Arce la intención de trasmitir conocimiento desde una base pedagógica amorosa.
Quienes han tenido la oportunidad de tomar un taller o una clase con Nadia Arce no me dejarán mentir. Los conceptos más complejos sobre técnicas narrativas y poéticas son clarificados con una sencillez tal que no deja lugar a las dudas. La sencillez, cuando aborda la complejidad, es signo de gran conocimiento, de experienca y de habilidad. Personas se descubren en sí mismos la capacidad de trasmitir por medio de la escritura un universo que antes era bruma en sus mentes. Es evidente el bagage cultural y la gran experiencia en el campo de la enseñanza que forman el aura de la Nadia profesora y pienso que está patente en este manual de escritura.
El Manual aeronáutico de escritura de El Tintero Taller Editorial es un libro que está hecho desde el principio aquel que mencionaba Pennac, desde el amor, y es por esto que quien lo haya ya leído o usado ha percibido esa trascendencia que da el aprendizaje así trasmitido. Es un manual ambicioso y su objetivo máximo es el de escribir hasta publicar cualquier tipo de texto. Sin embargo, quien lo siga al pie de la letra se sentirá acompañado por una mentora ideal, animado a escribir y dar lo mejor de sí.
Escribir puede ser tu mejor legado, es otra de las máximas que rigen el manual de El Tintero, pero hacer que un texto vuele es su finalidad.
Los invito pues a que entren por medio de este gran libro a una dimensión donde se atrevan a volar con sus plumas y a que se den la oportunidad de dejar uno de los mejores legados que como humanos podamos brindar: un libro.
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[Texto leído por Roger Octavio Gómez Espinosa en la presentación del libro Cómo echar a volar mi pluma. Manual aeronáutico de escritura de El Tintero Editorial, de Nadia Arce, el 24 de enero de 2024 en el marco del Festival Plástico. ColoreArte de Guadalajara en el Palacio de la Cultura y los Congresos PALCCO.]

- Trabajo en alturas. 43. Apuntes de insular. Roger Octavio Gómez Espinosa
- Trabajo en alturas. 42. Invocación de náufrago. Roger Octavio Gómez Espinosa
- Trabajo en alturas. 41. Amar, volar. Roger Octavio Gómez
- Trabajo en alturas. 40. Miauyéutica. Roger Octavio Gómez
- Trabajo en alturas. 39. Sur. Roger Octavio Gómez
- Trabajo en alturas. 38. Indómito de corazón. Roger Octavio Gómez
- Trabajo en alturas. 37. Desde acá, donde «da miedo caminar». Roger Octavio Gómez
- Trabajo en alturas. 36. Carta desde la isla de los feacios. Roger Octavio Gómez
- Trabajo en alturas. 35. Cápsula de escape. Roger Octavio Gómez
- Trabajo en alturas. 34. Arriaga, la de los grandes brazaletes de plata. Roger Octavio Gómez
*Sobre el autor:
Roger Octavio Gómez Espinosa
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 1974.
Tiene el grado de Maestro en Estudios Humanísticos por el ITESM y Máster en Creatividad Literaria por la Universidad de Salamanca, donde se graduó con mención honorífica.
Autor de Acrofobia (Tifón, 2022); La lluvia en las hojas del platanar (Ediciones Animal, reeditado por Kolaval, España); Soltar las riendas (2019, Tifón). Anhelo de reposo. Antología poética (Coordinador editorial, Tifón, 2019). Bruñir la palabra frente a la hoguera (Autor antologado, Tifón, 2018). Mamá no va a llamar (Tifón, 2018).
Su cuento El rostro de marina, obtuvo dos primeros lugares en su adaptación radiofónica en la Tercera Convención Internacional de Radio y Televisión 2018, Varadero, Cuba.