Una criatura maldita Héctor Cortés Mandujano
Si un demonio hubiese puesto entre Sarrasine y Zambinella
las profundidades del infierno,
en ese momento las habría atravesado de una zancada
Sarrasine, de Balsac
No vivió mucho Roland Barthes. Nació en 1915 y lo atropellaron en 1980. Por fortuna, dejó varios libros escritos que, hablo de mi experiencia, me han hecho admirar no sólo su conocimiento y su inteligencia, sino también su inquietud por transitar, con cada libro, nuevos derroteros, no repetirse. Leo de él S/Z (Siglo XXI, 1980), que es resultado de un seminario que dio durante dos años (1968-1969) y que analiza lexía por lexía (unidad de lectura, unidad léxica, palabras, párrafos) el cuento Sarrasine, de Balzac. Tal vez el libro no sea para quienes leen sólo para entretenerse (qué maravilla) o para quienes escriben sólo porque aprendieron las primeras letras en la escuela. Es para lectores que gustan de analizar los entramados de una historia, para escritores que busquen algo más que contarla. S/Z analiza desde la crítica (psicológica, psicoanalítica, temática, histórica, estructural), pormenorizadamente, desde una expresión, “se sentó junto a mí”, por ejemplo, hasta el concepto de belleza, los matices de la narración y las conversaciones que los personajes de Sarrasine tienen en esta historia diferida, que es una caja china, un cuento dentro de otro. Dice, antes de entrar al análisis, que (p. 2) “lo que está en juego en el trabajo literario (en la literatura como trabajo) es hacer del lector no ya un consumidor, sino un productor del texto”, y también que (p. 3) “interpretar un texto no es darle un sentido (más o menos fundado, más o menos libre), sino por el contrario apreciar el plural de que está hecho”, porque (p. 7) “leer es un trabajo de lenguaje. Leer es encontrar sentidos, y encontrar sentidos es designarlos”. Ya en el análisis de ciertas frases de Sarrasine, dice Barthes (p. 76): “Leer es luchar por nombrar, es hacer sufrir a las frases del texto una transformación semántica. […] Se nos dice que Sarrasine tenía ‘una de esas voluntades enérgicas que no conocen obstáculos’; ¿qué debemos leer?, ¿voluntad, energía, obstinación, testarudez, etc.?”. Me encantan los títulos raros o misteriosos. S/Z me atrapó desde su título (y porque leo todo lo que encuentro de Barthes), sobre el que ya me había hecho varias teorías hasta llegar a la página 89, que lo explica. Sarrasine en pocas palabras, y en su instancia más básica, es la historia de un escultor feo, sin experiencia amorosa, que se apasiona por una hermosa cantante de ópera, Zambinella, que resulta ser un hombre castrado, un castrati. Y la historia funciona porque ocurre en la Italia de 1758. Vuelvo al título. Barthes propone varias ideas, tomo también la más elemental (p. 89): “S y Z están en una relación de inversión gráfica: es la misma letra vista desde el otro lado del espejo; Sarrasine contempla en Zambinella su propia castración. Por eso, la barra (/) que opone la S de Sarrasine a la Z de Zambinella tiene una función pánica: es la barra de la censura, la superficie especular, el muro de la alucinación, el filo de la antítesis, la abstracción del límite, la oblicuidad del significante, el índice del paradigma y, por tanto, del sentido”. Hay un momento en que Zambinella parece proponer un mensaje con un gesto. Dice Barthes (p. 126): “Aquí es imposible decir si el mensaje proviene de la Zambinella o del discurso, si se dirige a Sarrasine o al lector; no está situado… […] la escritura tiene el poder de operar un verdadero silencio del destino: literalmente es una contracomunicación”- Zambinella es un ser sufriente (p. 136): “El mundo está desierto para mí. Soy una criatura maldita, condenada a comprender la felicidad, a sentirla, a desearla, y, como tantas otras, obligada a verla huir de mí en todo momento”. Sarrasine no se agota en una primera lectura; hay que releerla, sugiere Barthes, aunque esa otra lectura esté (p. 139) “injustamente censurada por los imperativos comerciales de nuestra sociedad que obliga a despilfarrar el libro, a tirarlo bajo el pretexto de que ha sido desflorado, para que se pueda comprar uno nuevo”. También, y esto lo sugiero yo, hay que releer S/Z. Contactos: hectorcortesm@gmail.com.

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com
Premio Fotoperiodismo Individual y Premio del Público en la IV Bienal de Fotoperiodismo.