Voces ensortijadas 112. El golpe avisa. María Gabriela López Suárez

El golpe avisa

Por María Gabriela López Suárez

A todas las mujeres, con amor, respeto y reconocimiento, en especial a quienes forman parte de mi vida.

A Ana Guadarrama, en sororidad.

Debe haber otro modo (…)

Otro modo de ser humano.

Otro modo de ser.

Rosario Castellanos en «Meditación en el umbral»
Rebeca escuchaba con atención que doña Chofi y doña Paz, locatarias del mercado,  mencionaban que era el Día de la Mujer y que les estaban regalando flores, por ser ‘su día’. Mientras tanto, ella seguía empacando en bolsas la mercancía de semillas, especias y hierbas aromáticas que entregaría antes del mediodía. Pensó que si le preguntaran a ella no le gustaría que le dieran flores. Tenía 10 años y hace poco había empezado a trabajar para ayudar en los gastos de su escuela, quería seguir estudiando y tener la profesión de ser enfermera. Su labor consistía en empacar pedidos cada fin de semana y cargarlos para entregar a las personas que llegaban de poblados pequeños por mercancía para llevar a sus tiendas. 

La familia de Rebeca estaba integrada por su  mamá, doña Hortensia, su hermano Bulmaro, el mayor, de 13 años y su hermanita Julieta, de 7 años. Su papá había fallecido hace tres años y la situación económica se había vuelto un poco más difícil. Bulmaro había empezado a trabajar a  los 11 años, ahora ayudaba cargando mercancía en una tienda de abarrotes, él quería estudiar Diseño gráfico. Doña Hortensia había intensificado su labor, además de trabajar en las actividades de su hogar ahora lavaba ropa ajena y preparaba comida para vender. Aunque quería que Rebeca y Bulmaro no descuidaran sus estudios, ella necesitaba el apoyo económico y después de una plática que había tenido con ambos, acordaron que deberían esforzarse doble para estudiar y trabajar, lo obtenido en sus actividades era para ayudarse en los materiales de la escuela.

8 de marzo seguía resonando en la mente de Rebeca, recordó los mensajes que les daba su maestra Luisa en las clases, hablaba de que todas las personas tienen los mismos derechos, sin importar si son varones, mujeres, o personas con otra preferencia sexual, si son adultas, jóvenes, niñas, niños. Y también hacía mención de las luchas en las que distintas mujeres  han participado a lo largo de la historia para que las mujeres puedan tener acceso a otros espacios de trabajo y que sus derechos sean reconocidos, para vivir una vida libre de violencias.

Al tiempo que disfrutaba el aroma de las especias y sus manos no paraban de empacar, fueron viniendo a su memoria muchas mujeres, sus abuelitas, su mamá, a quien admiraba por su valentía, su sonrisa ante los distintos momentos que enfrentaba, su inteligencia y muchas cualidades más,  Julieta, su hermanita quien era bien hábil para las adivinanzas. Siguió repasando la lista y asomaron las señoras que vendían en el mercado, doña Chofi, su jefa, doña Paz que vendía pan, doña Leonor que vendía verduras y frutas, Linda que  vendía las flores, doña Luci que tenía la venta de carne de res, doña Vicky que vendía pollo y así, varias más. Cuántas mujeres estaban ahí todos los días ‘lidiando con la vida’, como decía doña Paz, mujeres fuertes, valientes, sonrientes, a veces tristes, preocupadas, pero de pie.

—¿Rebe ya está listo el primer pedido para sacarlo? Ya vinieron de la tienda de don Pascual— Dijo doña Chofi.

—Sí doña  Chofi, los pongo en el diablito y me voy para la entrada. ¿Por favor, me ayuda a revisar si no me falta alguna bolsa?

— Voy hija, esta gente de don Pascual siempre es bien puntual.

Rebeca acomodó el diablito, que era de tamaño mediano para que pudiera llevar el pedido. Fue poniendo las bolsas hasta llegar al tope de lo que podía cargar, para luego regresar por una segunda vuelta. 

—Listo doña Chofi, ya voy a entregar el pedido.

Dio un respiro profundo, tratando de tomar valor para iniciar su jornada, siempre que hacía eso sentía cómo se le aceleraba el corazón  para atravesar el mercado con el diablito lleno de mercancía.
 
—¡El golpe avisa! ¡El golpe avisa!

Se escuchó la voz fuerte y clara de Rebeca al irse dirigiendo por los pasillos, ese día ella como tantas otras mujeres seguían luchando desde sus trincheras para recordar que el 8 de marzo  es de todos los días. 

Photo by Pixabay

Sobre la autora:

Maria Gabriela López Suárez

Doctora en Estudios Regionales por la Universidad Autónoma de Chiapas y Doctora en Dirección y Planificación del Turismo por la Universidad de Alicante. Docente investigadora en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH). Es integrante  de la Red Internacional de Investigadores en Turismo, Desarrollo y Sustentabilidad (RITURDES), del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), del Colectivo Fotográfico Tragameluz y del Colectivo Reminiscencia, este último aborda el tema de los feminicidios. Desde 2008 colabora en diferentes medios en Chiapas. Fue corresponsal en Chiapas de la Agencia Informativa Conacyt. Actualmente es productora del programa radiofónico de la UNICH, Los Colores de la Voz; colabora también en la Red de Comunicadores Boca de Polen. A.C.

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