Polvo del camino. 112. El hombre más solo del campo. Héctor Cortés Mandujano

El hombre más solo del campo

Héctor Cortés Mandujano

No creo que haya gran diferencia entre ser una estrella del soccer

y escribir un poema

Luis Daniel Pulido en Porterear, escribir


Había leído que escribir era como hacer el amor o como drogarse, pero nunca antes que escribir fuera como porterear. Claro, no he conocido a escritores porteros, salvo a Luis Daniel Pulido.
           Hay una condición esencial para ser portero, supongo, que yo, por más que me busque, no tengo. Pienso en estar en una portería y en que alguien lance la pelota en contra mía y mi invariable idea es hacerme a un lado.
           Luis Daniel no. Me ha compartido fotos y videos de cuando se lanza para detener el balón y me parece un acto admirable, valiente, casi imposible (otra cosa en la que pensaría antes de lanzarme, en el caso improbable de que algún día portereara, es en cómo se me va a ensuciar la ropa. Eso no le preocupa a Pulido –lo he visto sudado y lleno de lodo– y para mí sí es todo un tema). 
          Porterear, escribir (Tifón, 2022) es más que un libro de crónicas escritas por un poeta (qué difícil escribir lo que sigue) que pasó años en una silla de ruedas, ya no es tan joven y está casi ciego. ¿Y portero?
          Hay escaladores a quienes falta un dedo (Tommy Caldwell, un ejemplo), cantantes diagnosticadas con daños suficientes como para no poder cantar (Lucha Reyes), gente, en fin, que ha demostrado, como Pulido, que puede más la voluntad que la falta de salud aparente, los años, el viento en contra.
         Porterear, escribir es un registro sentimental del nacimiento y permanencia (con un lapso larguísimo de descanso) del equipo Chamula’s Power, que son ahora veteranos “con más de cincuenta años cumplidos”. Es un libro para el equipo, para la tribu, “para todos los que quieren y aman el futbol”, como decía el mítico Ángel Fernández, que busca poner el acento en la nostalgia, la comuna, la hermandad que surge entre (p. 17) “gente que no hace las paces ni con su sombra”. Es un libro íntimo y los que no somos de Chamula’s Power ni futbolistas, como yo, nos sentimos como si estuviéramos leyendo no un libro sino una carta de amor que un adolescente mandó a la muchacha más bonita o a la mamá más amorosa.
          Sin duda, nunca he sentido amor por el futbol y es el requisito fundamental para andar desde niño “tras el balón” (como decía una famosa canción del futbolista Carlos Reynoso) y de allí en adelante envejecer persiguiéndolo. Y siempre alimentar esa pasión con amigos que se dediquen a lo mismo, viendo partidos en vivo, en televisión o en redes. (Luis Daniel nos cuenta en su libro que ve y analiza partidos de futbol. Me asombra. Creo que nunca he visto un partido completo; jamás he ido, ni pienso ir, a un estadio ni siquiera, como han intentado convencerme, “para ver cómo se siente”.) Así se forja la afición, y después la habilidad, la necesidad.  Por eso hay amigos y conocidos míos, aparte de Luis Daniel, que realizan alguna actividad artística y son futbolistas: Jesús Hernández (fotógrafo), Gustavo Ruiz Pascacio (poeta), Manuel Jiménez (teatrista), Balam Rodrigo (poeta), Tito Sanchez (editor-ilustrador), Fer Trejo (poeta). Dice Luis Daniel (p. 29): “El futbol es un trayecto de recuerdos compartidos, de nostalgia que se construye con el primer balón que se toca de niño hasta el último día de nuestra vida”.
          En esencia, si la vida es una tómbola, lo importante es moverte hacia donde el corazón te lleve y Luis Daniel está en la cancha (p. 32): “Soy testigo de un ligero movimiento, un cambio de posición altera la percepción y desarrollo de una jugada. Soy portero”. Y remata (p. 60): “Soy Luis Daniel Pulido, portero, y no me rindo”.
Un abrazo hasta tu cancha, hasta la soledad de tu portería, querido amigo.

[Texto leído en la presentación del libro Porterear, escribir, de Luis Daniel Pulido. 14 de enero de 2022. Casa Tonanzin. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.]

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.     

Fotografía: Héctor Ventura**




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Héctor Ventura:

(Jiquipilas, Chiapas, 1920), Héctor Ventura Cruz creció y descubrió la pulsión plástica por la vida en la capital del estado. Ahí conocióal Maestro José María de la Cruz, único mentor entonces de pintura y dibujo en la localidad. El encuentro con el maestro “Chemita” significó el atisbo del primer referente técnico y la certeza de la constancia en el oficio. 
Merecedor del Premio Chiapas en Artes en 1980.

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