Voces ensortijadas 60
La salsa verde
Por María Gabriela López Suárez
Con cariño , en tu memoria, tía Emelia
Las partidas físicas de los seres amados llegan en el momento menos esperado, cuando me enteré de la tuya tía se me vinieron a la mente los recuerdos de los instantes que compartimos contigo. Es asombroso cómo nuestra mente, corazón y los sentidos se conectan de inmediato en esta evocación de la memoria, todos ellos cobijados en el sentimiento del amor. Una a una se dejaron venir las imágenes de la infancia y adolescencia, como una especie de memoria fotográfica pero acompañadas de olores y sabores. Uno de mis primeros recuerdos fue tu sazón al cocinar, apareció sin lugar a dudas esa salsa verde inigualable que cocinabas y con la que nos deleitaste cuando estabas de visita en casa. La probamos más de una vez y en todas las ocasiones tuvo ese sabor tan delicioso que no he vuelto a probar. Nunca te pregunté el ingrediente secreto, no sé si lo tenías, y como dice mi colega Delmar Penka en su obra Te sututet ixtabil, El giro de la pelota, “la falta de un soporte nos deja abierta la posibilidad de reinventar el pasado”. Por eso, hago uso de los recuerdos para tratar de encontrar ese elemento que hacía de tu salsa verde una deliciosa acompañante en las comidas, quizá era una manera de compartirnos tu cariño. Aparece también tu imagen con la paciencia que siempre percibí en ti, el sentido del humor y tu franqueza, las anécdotas en las charlas, el consentir a tus sobrinos y de nuevo, surge la cocina, esa mezcla de colores, olores y sabores que se integraban en los platillos. El sabor a la gastronomía del centro del país, donde el tomate verde y el picante no podían faltar. He ahí la insistencia de la salsa verde, probablemente ese sazón tan peculiar en ti era de familia, herencia de tu mamá y hermanas. No lo sé. De lo que sí estoy segura es que tú también sabías que te quedaba deliciosa, asoma a mis oídos una frase, que trato de reconstruir, después de una ocasión que preparaste tu salsa: – Sí que me quedó rebuena. De nuevo se dibujan en mi mente los sabores, ahora viene el ponche, me gustó desde que lo probé cuando lo preparaste en una cena de Navidad. Nunca te dije que me gustó tanto que lo trasladé a mi aporte culinario en casa. Cada Navidad lo preparó, le hice un ajuste a tu receta, no le agrego tamarindo. Gracias tía, por el cariño que nos diste y los recuerdos que guardaremos en la memoria y el corazón.

Sobre la autora:
Maria Gabriela López Suárez
Doctora en Estudios Regionales por la Universidad Autónoma de Chiapas y Doctora en Dirección y Planificación del Turismo por la Universidad de Alicante. Docente investigadora en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH). Es integrante de la Red Internacional de Investigadores en Turismo, Desarrollo y Sustentabilidad (RITURDES), del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), del Colectivo Fotográfico Tragameluz y del Colectivo Reminiscencia, este último aborda el tema de los feminicidios. Desde 2008 colabora en diferentes medios en Chiapas. Fue corresponsal en Chiapas de la Agencia Informativa Conacyt. Actualmente es productora del programa radiofónico de la UNICH, Los Colores de la Voz; colabora también en la Red de Comunicadores Boca de Polen. A.C.
La verdad las personas se van físicamente pero nos dejan sus recuerdos. Ciertamente no estamos preparados para dejarlos ir.
En paz descanse tu tía con quién compartiste Núñez y adolescencia ,
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Gracias Rocío por leer y compartir tus comentarios. Así es, los seres amados permanecen siempre en nuestra memoria y corazón.
Saludos.
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Es verdad los recuerdos traen a la memoria una actualización de nuestros momentos y la reemenbranza de nuestros seres amados. Sentí el olor de tomatitos verdes y el delicioso sabor de una salsita verde. Tambien recorde a mi abuelo y el lomo de cerdo que preparaba en salsa verde. En la cocina es un rito hacer de comer ya que fusionamos la enseña de nuestros seres amados y nuestro toque personal.
Saludos Gaby, que un gran festín presencien desde donde estén, un festín culinario.
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Muchas gracias Andrea, por leer la columna y comentar con qué resuenas. Es muy grato saber que a través de las palabras conectamos con otras personas, coincido contigo la cocina es todo un ritual y ahí se conjuntan nuestras tradiciones de seres amados, cariños y por supuesto el sazón.
Saludos.
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