Líneas de desnudo. 27. El elegido 3: Anakin Skywalker, víctima de sí mismo. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 27

El elegido 3: Anakin Skywalker, víctima de sí mismo
Por Manuel Pérez-Petit

“Aprender a liberarte de aquello que, precisamente, perder temes” fue el consejo que el maestro Yoda le dio al joven Anakin Skywalker, no en vano el miedo siempre ha sido una puerta al lado oscuro de la Fuerza. El joven padawan –aprendiz, para los legos en la materia– del maestro jedi Obi-Wan Kenobi se había enamorado en secreto de Padmé Amidala, a quien conoció siendo niño en Tatooine, en el límite exterior, desconocido hasta entonces y famoso en el futuro –y no solo por sus dos lunas–, su planeta de origen. Cuando la conoció le preguntó si era un ángel. Tiempos difíciles aquellos, pero muchos más complejos los que tuvieron lugar durante las guerras Clon, cuando surgió, contraviniendo las normas jedi –que prohíben de manera expresa apegarse a nadie–, el amor incontenible entre Padmé y Anakin, que se casaron en secreto en el planeta Naboo. 
            Después llegó lo inevitable, la otrora reina de Naboo –una monarquía no hereditaria sino electiva– y, en ese momento, representante de su propio planeta en el Senado de la República intergaláctica, queda en estado de buena esperanza. Anakin se enteró de la noticia a su regreso de una misión con su maestro en la que habían rescatado con gran riesgo al canciller Palpatine de las garras del conde Dooku, muerto en ese lance a manos del propio Anakin. Sin embargo, en lugar de dar lugar a la felicidad que suele provocar una noticia de tal calibre, esto generó en el joven pesadillas y ansiedades que le llevaron a consultar al maestro Yoda.
            Por entonces, hace mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana, se vivía una cruenta guerra civil que luego desembocaría en el terrible primer Imperio intergaláctico, maquinado por Lord Sith Sidious, cuya identidad en ese momento no se había desvelado y hasta se dudaba de su existencia, pues los jedi vivían convencidos de que los sith habían sido exterminados hace mil años, aunque eran conscientes de que en el proceso guerracivilista el enemigo eran gentes –no se puede decir personas porque había fauna de todo tipo y hasta cyborgs– que se habían pasado al lado oscuro. 
            Anakin era hijo de Shmi Skywalker, una esclava de origen desconocido que había sido llevada al planeta Tatooine y era propiedad de un comerciante de chatarra llamado Watto, espécimen de una raza de seres alados originarios de Toldaría y llamados toydarianos. Su concepción está envuelta en el misterio, pues Shmi afirmaba que Anakin no tenía padre. El niño creció y desarrolló una gran inteligencia y una notable vivacidad, al punto de estar construyendo en sus ratos libres sin la menor ayuda un androide de protocolo al que llamó C-3PO, capaz de dominar seis millones de formas de comunicación. 
            Cuando contaba con 9 años de edad conoció a Padmé. En aquel tiempo era esclavo, como su madre, de Watto. La entonces reina se encontraba huyendo de Naboo, que había sido invadida por la Federación de Comercio, acompañada de un reducido séquito personal, el maestro jedi Qui-Gon Jinn y su padawan Obi-Wan Kenobi y el droide astromecánico R2-D2. Por una avería en su nave, tuvieron que detenerse en Tatooine. Los jedi se dispusieron a ir a buscar las piezas que necesitaban con el droide y Padmé, en principio una doncella de la reina pero en realidad la reina misma de incógnito, pues, como ella dijo después, utilizaba señuelos que se hacían pasar por ella como medida de protección personal.
            Después de varias peripecias, los jedi obtuvieron la libertad de Anakin, y con más razón al descubrir que el niño poseía una cantidad nunca vista antes en sus células de midiclorianos, criaturas microscópicas simbióticas gracias a las cuales se puede entender los designios de la Fuerza y hasta es posible que dé la vida... Qui-Gon Jinn se llevó consigo al niño, con la promesa de convertirlo en un jedi, y cuando lo presentó al Consejo Jedi surgió entre sus integrantes la duda de que pudiera tratarse de el elegido. La leyenda contaba que un día un jedi llegaría para dar equilibrio a la Fuerza… 
            Así comenzó Anakin su entrenamiento como futuro caballero jedi, a manos de Obi-Wan, quien lo tuvo bajo su tutela durante diez años, al término de los cuales tuvo lugar su reencuentro con Padmé. Que no se vieran antes no se explica en esta saga que en realidad es un western en el que en lugar de fusiles winchester se usan sables de luz y en lugar de con revólveres se resuelven las batallas con pistolas de agua que disparan rayos. El reencuentro de Padmé y Anakin coincidió con una creciente amistad de éste con el canciller Palpatine, quien con mucha habilidad va consiguiendo de manera paulatina manipularlo. A eso ayuda la impulsividad y la falta de autocontrol –sobre todo en lo que se refiere la ira, la demora y la frustración– del joven todavía padawan, que le lleva a infringir en numerosas ocasiones –sin confesar incluso– las normas de los jedi, como todas las derivadas de la ira –que no son pocas en su caso– o, sin ir más lejos, la de enamorarse y apegarse a alguien, y en esto no tuvo medida, llegando a contraer matrimonio con su amada. 
            Palpatine lo nombró su representante en el Consejo Jedi, convirtiéndose en el miembro más joven de la historia del mismo, pero no obtuvo el reconocimiento de maestro, lo cual le produjo una fuerte frustración, con la que comenzó en realidad su viaje al lado oscuro. Sus pesadillas, que eran acerca de la muerte de Padmé fueron acrecentándose, a partir de lo cual se convirtió en su obsesión salvar la viuda de su esposa, cuestión que el canciller le prometió si seguía sus consejos, entre los cuales se encontraban enseñanzas sith. Poco después, el propio Palpatine se manifestó como Lord Sith Sidous, y aunque Anakin lo comunicó al Consejo, ya era tarde para él. Cuando fueron a detener al canciller, actuó a favor de él y se sometió a su enseñanza, siendo rebautizado como Lord Darth Vader. Ayudó entonces a su nuevo maestro a ejecutar la orden 66, que consistía en el exterminio absoluto de los jedi, de lo cual solo escaparon el maestro Yoda y Obi-Wan Kenobi. Una vez activada y en ejecución la orden, Anakin acudió al Templo jedi, donde vivían y aprendían las enseñanzas jedi numerosos niños, y los asesinó a todos, tal y como descubrieron poco después Yoda y Obi-Wan, cuando se reagruparon para analizar la situación.    
            El canciller Palpatine declaró en el Senado la ley marcial y la transformación de la República en el Imperio y se autonombró emperador. Poco después, Padmé supo de la deriva de Anakin, lo que la sumió en una gran tristeza, y viajó al planeta volcánico Mustafar, buscándolo. Su embarazo estaba muy avanzado, pese a lo cual discutieron y Anakin la agredió, dejándola inconsciente. En la nave en que ella fue en su búsqueda viajaba también de incógnito Obi-Wan, que se enfrentó en un duelo con sables de luz al que había sido hasta hace poco su aprendiz, venciéndolo, tras lo que llevó a Padmé a la base secreta de asteroides Polis Massa, en donde ella dió a luz gemelos a los que puso por nombre Luke y Leia, muriendo en el parto. Modificaron su cuerpo para que pareciera que seguía embarazada al momento de su muerte y Yoda y Obi-Wan decidieron separar a los niños. Leia fue adoptada por el senador Organa en el planeta Alderaan y Luke, llevado a Tatooine, donde sería criado por el hermanastro de Anakin, Owen Lars, y su esposa. 
            El emperador rescató a Anakin, ya Lord Vader, que había quedado malherido de su duelo con Obi-Wan, y lo sometió a una curación tecnológica espantosa, convirtiéndolo en un cyborg. Cuando se repuso, Vader preguntó por Padmé y recibió por respuesta que él mismo la había matado en un ataque de ira, lo que terminó de rematar su conversión profunda al lado oscuro.
            Es el caso de Anakin Skywalker, una víctima de sí mismo, de sus miedos, de sus heridas... Un elegido por causas biológicas, por lo que su naturaleza era inevitable, aunque si no lo hubieran descubierto los jedi en Tatooine en su día igual hubiera pasado desapercibido a la historia. Sin embargo, se lo llevaron en la esperanza de que fuera aquel al que se refería la leyenda, y, más tarde, sus limitaciones personales y su inmadurez le llevaron a elegir un camino no previsto en la leyenda del elegido que debía llevar el equilibrio a la Fuerza. Pero el apellido Skywalker y su árbol genealógico posterior dará mucho que hablar. Es cosa del destino, ese fatalismo en el que muchos creen, negando de paso la libertad, pues todo comenzó con una profecía acerca de la cual el maestro Yoda dijo en otro momento: “que mal interpretada pudo haber sido”.
 Máscara de Lord Darth Vader
Fotografía:  Máscara que impuso el emperador a Anakin Skywalker, ya convertido en Lord Darth Vader, en la intervención a la que lo sometió por las graves heridas derivadas del duelo que éste mantuvo con Obi-Wan Kenobi en el planeta volcánico Mustafar (la imagen es de dominio público).

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista de carrera, lo dejó todo para dedicarse profesionalmente a la gestión cultural y el mundo editorial hace 15 años. En 2010 se trasladó a México, fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido diversos proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano en los siguientes años y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU), de Bluefields, Nicaragua. La biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre desde 2011. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, enfocada en la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de espacios de lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa, su obra ha sido publicada, antología o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.

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