Líneas de desnudo/ 16
Amor en alejandrinos (un poema inédito) Por Manuel Pérez-Petit
Mi amor... Quizá por nuestro amor estoy hinchado de sequía y están mis avenidas y calles anegadas, y así me imanto a ti y al lugar para morirme, el único placer en que me hallo y yo soy puro, y acaso sea incapaz la tormenta con sus pelos de aguarme en un instante el instante que nos dura mi vida en su dureza y nos dure mi existencia en esta eternidad, de este modo, eternamente... ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de ser roble, besarte siendo vientre en murmullos espasmódicos, al fuego que nos ata armado de fiereza al palo principal y en la fórmula que guardas, y así naufrago en ti para ser de nuevo líquido, y en este caminar de las plumas tembloroso en flujos desatados unimos nuestros seres al viaje que en tus gozos nos funde y nos amarra; mi amor, y si es que es cosa de darte así mis llaves , de darte mi jornada y mi ayuno en la vigilia negarme a consumir de una vez mis propias sombras, saciado de esta luz de caricias y milagros, caer en tus molinos, perderme en tentaciones que pones con balandros en parques de tu esclavo, besando de este modo dolores agridulces que surgen de tu boca distinta y alevosa y en medio de los árboles, árbol levantarnos. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de volar profundo, reafirmar las raíces que eclosionan, mirar todos los cielos que tapan nuestros cielos de un golpe que distinga un lucero de los otros, ponerlos a la lumbre, que todas las estrellas conozcan los encantos del cosmos, y cocinen secretos encendidos que guardas en arcones con todas las cucharas del libro en que trazando un taco de almanaque me creas y me eriges; mi amor, y si es que es cosa de entrarnos y envolvernos en círculos que exploten, vibrar en negro y blanco exactos conociéndonos todos los colores, capaces como somos de hacer todas las cosas por nuestra decisión suave y firme de ser otros y ser nosotros mismos, libérrimos y osados, indómitos delfines dispuestos a invadirnos, siguiendo tus decretos fielmente y sin enmiendas. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de ser prisma, pirámide mayor y jamás imaginada, guardar nuestro sudor en los frascos transparentes, dejar estos corales al mundo, ser cristales cayendo en pedrerías simplísimas e ignotas, que dejen la constancia fehaciente de mis rotos, de cómo muerdo el polvo en las guerras que libramos y pierdo una tras otra batallas y preguntas; mi amor, y si es que es cosa de verbos y exhibirnos mostrar urgente a todos los átomos de mí, semillas de este rayo de Adán en que renazco, y dar a conocer que soy tuyo, que soy nuestro, y cómo me deshago en trofeos que te guardas, hacer el laberinto y jugar y deshacerlo en mangas de camisa y pudores, y en manzanas del árbol que ya es tuyo y nos cubre con sus hojas, reinar amamantados por ti en tu regazo. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de embarcarnos colmados en tu higuera, vendándonos los ojos con tino para vernos y ver nuestro misterio, y ver entre tus pliegues de magia y de maíces la alquimia del quehacer progresivo de tus frutos, tu acción de encantamiento que crece como crece la casa que muy juntos hacemos con miradas raciales y destreza y absenta y tus albures; mi amor, y si es que es cosa de hacernos y aprehendernos, de ser como el trasfondo profundo de tus fotos, tu raza, tus caprichos de diosa y tus diademas, vencer con las miradas abiertas en el cruce crucial la tentación, chocolate, de ser piedra, sabernos de memoria lecciones escondidas, y hacer con metalurgia la playa hoja de parra uniendo nuestras manos de océano invencible, y en mar coleccionable acostarnos y ser higos. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de enterrarnos en caldos y en bizcochos que crecen por sí solos en ti y en tus mareas descritas en el cielo que es mío y permanente, y tu huerto en que cultivo mi ser con tus abonos al borde de entregarme, donado al nuevo día, y, sereno doblemente, hacer nuestro "de" "efe" sin cielos ensuciados, construir estos lúcidos azules de ataraxia; mi amor, y si es que es cosa de agujas y alfileres, Distrito Federal, primavera que rezuma las luces de tu boca y sus ecos de tormenta, surcar la inflamación de tus flores y costuras, fundar esta odisea de amarnos y reírnos batiendo nuestra marca y la toda transparencia recrear y establecer nuestro canon indeleble pintando el mapamundi, la diana de mis dardos, la nueva edad de amor que nos toca inaugurar. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de escribir también con el aliento, las vísceras, las huellas..., jugándonos denarios del alma y de la sangre, sangrando a borbotones sin tiempo y sin demora, que en nuestro transitar, proveniente de los mares, supimos que no existen más dioses que galopen a lomos de caballos, que paren los relojes, decreten el registro y el censo de la risa; mi amor, y si es que es cosa de todos los despojos, morir ya de una vez, de una vez resucitar, poción de eternidad y de acero, la ecuación perfecta en esta sed en que somos inmortales, la nueva realidad sin piedad inauguremos con fiestas desplegadas, carteles y ambrosías, la historia de las flores rehagamos opulenta, de cómo comenzó nuestro reino la locura, que sobre los obstáculos siempre ya reinamos. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de placeres en tazas de café y en tequilas muy derechos, de faros con su filtro que es causa saludable, felices celebrar el big bang de nuestras horas, la música inaudita que sacia sin saciar, los trozos de mi cuerpo que sobran y son todos, tus ríos ordinarios de imanes que me enhebran mecido en las musgosas veredas de tus labios; mi amor, y si es que es cosa de luces y portentos, de alzar con convicción nuestra copa de ángel roto, las alas atrevidas que mecen nuestras faltas mortales permisibles que llevan su visado de fábrica y nos llevan al mismo Paraíso, la paz establecida por fin en la unidad de nuestra identidad, y ecuménicos perdidos los versos componemos, diabluras cardinales, visiones que amanecen en plena elevación. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de leernos lo nuestro del revés y leer la biblioteca que es nuestra del revés y de hablar en cien idiomas, quedándonos desnudos de golpe y del revés, absortos en la suite favorita y capicúa que ausencia tan celosa nos guarda aunque ya sepa que somos los grumetes, que nunca volveremos, que estamos navegándonos lejos de su entorno; mi amor, y si es que es cosa de hablar así esta noche, volcados en la lluvia y para que no cese, conscientes como somos que Dios somos nosotros, que Dios mismo bendice los gestos que son nuestros, con este atrevimiento atrevido que cargamos en aras de coser la bandera y atrevernos a dar la vuelta al mundo al derecho y del revés y ver como fumar nos carece de sentido sin risas, decidir de una vez hoy suicidarnos. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de este exilio, volver a nuevo ser, regresar y navegar así nuestros conjuntos y redes descaradas, palacio y monumento de vida y de lujuria, mi gula favorita, soberbia que me engancha, me adhiero sin demora y a golpes a tu sede, fervor yo te declaro y cruzo el Rubicón, tus olas, tus timones, tus ojos astrolabios; mi amor, y si es que es cosa de naves y veleros que surquen coronados miserias, las expulsen, aparten y eliminen, llegar entoloachados, consciente así de ser otro ser ya peregrino, con guisos perdurables crecer y hasta engordarnos en sangre, refrescarnos por grutas y misterios gloriosos que son tuyos, en zócalos picantes pasear por tus vahídos y senos de guanábana, tan ebrios que tus trucos empapan nuestras llamas. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa de tesoros, el yelmo encasquetarme, la mina descifrar y ser tu adorador y tu atlante y adentrarme por todo lo que Dios y nosotros bien sabemos que guardas y atesoras, tu clave indescifrada y aún no vista y rauda unidad de este misterio de ser y de sentido que clava esta verdad clamando minería de mí y matemática; mi amor, y si es que es cosa de alzarnos en campañas, de entrar en rebelión, escribir cuantos libelos reclamen tus patrones, hacer revolución de aldabas sediciosas, que somos incurables, llenarnos de ternura, de humor, de claridad, palabras connotantes de nuestra independencia, llenándonos de carne y coraje, declarando total soberanía de ti sobre mi pecho, que soy tu abanderado y lidero tus legiones. ... Mi amor, y sobre todo si es cosa militante, de hallarnos, descubrirnos en salsas de este gozo, que somos comestibles, que el árbol de la ciencia se encuentra en nuestros cuerpos floridos por tus aguas, que nuestros manantiales del lecho de tu espalda renacen, que se rinde el arcano en tu presencia, que somos tus volutas convulsas e invencibles, y somos nacimiento perpetuo de tus ojos; mi amor, y si es que es cosa de montes y llanuras, de cuerpos que se niegan a ser antigüedades, geógrafos de seda y salinas ambiciosas al norte de las cosas del mundo y sus confines, de pieses que son alas que muestras y hago mías contigo y con tus gemas, del sol y tus dominios, ya hechos transparencia anhelarnos y anhelar con todas nuestras fuerzas tu nuevo ser nosotros, que llegue sin tardanza el momento de morirme. Es ésta mi hidropía, ya ves, eternamente... No niego que no tengo remedio, dictadora, que apenas sobrevivo, que soy tu servidumbre, que soy eternamente..., ya sabes, un sediento de todo lo que es tuyo... Ya ves, mi vocación: morir –y es para siempre– y me muero para siempre, y hoy muero más que nunca y me muero porque vivo, y más que nunca, y más que ya nunca vivir quiero... México, Distrito Federal, abril-junio de 2010 __________ Nota del autor Traigo aquí este poema de 203 versos alejandrinos blancos como comienzo de una serie de tres publicaciones diversas que dedicaré nada menos que al amor, eso de lo que nadie puede sustraerse. Se trata de trece estrofas, siendo la primera y la última compuesta de ocho versos y las centrales de diecisiete, en dos partes unidas de ocho y nueve versos cada una. Pertenece a la serie Mexicaminerías, incluida en mi libro Sin Tierra soy (Tintanueva ediciones, México, 2013), del que se excluyó a última hora este poema, por entender mi editor, el gran Federico Corral Vallejo, que merecía una publicación aparte. Debo reconocer que el amigo Federico me ha buscado varias veces para hacer realidad ese propósito, pero que siempre me he escabullido de esa posibilidad por mi indolencia y desapego con respecto a mi propia obra. Tardé en escribir este poema dos meses, y ha permanecido inédito hasta el día de hoy. En parte por pudor y en parte por desidia. Sé que es una barbaridad, pero quede como regalo a los lectores y, sobre todo, a este proyecto maravilloso de Letras, ideaYvoz y a su gran jefe, Roger Octavio Gómez Espinosa, que me da la oportunidad de estar aquí. Sirva para descansar un poco de la muy dura serie acerca de la distopía, a la que regresaré la siguiente semana, y con no pocas curvas. Sale y vale.

Ilustración: “Portada de Sin tierra soy, de Manuel Pérez-Petit (Tintanueva ediciones, México, 2013)"
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista de carrera, lo dejó todo para dedicarse profesionalmente a la gestión cultural y el mundo editorial hace 15 años. En 2010 se trasladó a México, fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido diversos proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano en los siguientes años y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU), de Bluefields, Nicaragua. La biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre desde 2011. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, enfocada en la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de espacios de lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa, su obra ha sido publicada, antología o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.