Líneas de desnudo/ 170
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Por Manuel Pérez-Petit
Se puede dejar de ser humano, claro que se puede y a la vista salta, si uno, inhabitado, inhabilitado, inservible, en el lecho insano, insondable, inmisericorde y vacuo del fondo más profundo e incognoscible e impenetrable en que, una vez muerto y bien muerto en vida, se derrota de manera irremisible a cuenta de convalecencias espantosas y en apariencia infinitas sin posible cura de dimensiones inabarcables, en el más hondo baldío luctuoso y estéril que pueda existir o pueda uno inventarse poseído por la ebriedad embolada y cruel de esa propia autocompasión innombrable de la que hoy somos en general multimillonarios, transformado en el definitivo pozo séptico de lo que estamos convencidos que es incurable y de una vez por todas y para todos eterno, claudicado, hecho trizas, abrazando las banderas blancas que enarbolamos con ahínco, deshecho en hilachas hilarantes hechas de hipo, deprimidas, patéticas hasta decir basta por el armisticio hacia el que avanzamos corriendo a todo tren con admirable devoción..., entre otros demasiados rimbombantes y crueles desaciertos, inmunes a la desazón, insensibles como muros de plástico, cuando sin ir más lejos el dolor es idéntico en todo a la alegría y procura un bienestar indescriptible, la esperanza se cae con ojos negros pestilentes, el amor, y hasta su último concepto, es causa de una risa de alientos afilados y deformes que nos desnuda de la peor forma hasta el último resquicio incluso de la vergüenza, más allá de lo concebible y lo inconcebible, la capacidad de inventar historias capaces de agrandar el mundo es negada y proscrita mediante decretos radicales de precepto en favor de la copia no solo amanerada, malhumorada y perversa sino desoladora cuyo fin es empequeñecer todo lo creado hasta reducirlo a menos de un átomo haciendo así de todo la pura nada, la gratitud es tan cobarde y ñoña que ha desaparecido por completo, secuestrada sine die por la mierda en que nadamos con un gusto refinado y dieciochesco, el discurso se hace monumento inamovible y triunfante y las palabras de verdad son amontonadas en campos de exterminio destinadas a desaparecer salvo que sean instrumentos bajo la mano genocida del dictado de los nuevos dioses dictadores de todo lo creado, que andan y desandan a sus anchas en mesas escondidas rellenas de impudicia e impunidad sin medida..., sí, como hoy, no solo se puede perder para siempre la condición de ser humano sino que todo indica que, de hecho, se ha perdido.
Y acaso por esta razón podría convenir irse, por si hubiera un lugar en algún rincón o espacio del universo en que encontrarse.

*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Periodista, editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Ha sido director de Comunicación en el Servicio Andaluz de Salud, director editorial de intereconomia.com, adjunto a la presidencia del Instituto Europeo de Márketing, Comunicación y Publicidad, director de opinión de France Telecom España, director de relaciones públicas de la Fundación Leo Matiz o director editorial de AlmuzaraMéxico, entre otros puestos de responsabilidad. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. En la actualidad se dedica a la consultoría de alta dirección y a la docencia. Mantiene la columna Líneas de desnudo en la revista mexicana de fomento a la lectura Letras, ideaYvoz.















