Polvo del camino/ 46
Dinosaurio tambaleante Héctor Cortés Mandujano
Harold Bloom (1930-2019), este enorme crítico que para desgracia del mundo murió hace poco, y de cuyos libros me he nutrido, escribió el voluminoso Novelas y novelistas. El canon de la novela (Páginas de Espuma-Colofón, 2013, traducido por Eduardo Berti). Revisa vida y obra de una ochentena de novelistas, nacidos, el primero, Miguel de Cervantes, en 1547, y la última Amy Tan, en 1952. Más de 400 años de literatura. De ellos, sólo tres son hispanoamericanos y sólo dos escribieron en español: Cervantes, el portugués José Saramago y Gabriel García Márquez. A Bloom le parece que hay sólo 18 grandes novelas en Norteamérica y, tomémoslo como una recomendación de alguien que sabe los que dice: (p. 273) “considerando estos dieciocho libros, si tuviera que llevarme uno solo a la celebérrima isla desierta, optaría por Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain”. Para leer y escribir uno se tiene que retirar de redes sociales, fiestas y otras obligaciones que los demás quieren que adquiramos. Dice Bloom (p. 385): “Me considero un crítico literario que ha tratado acerca de todos los asuntos imaginables, pero desde algún tiempo me veo enfrentado a una montaña de correo que me es imposible no solo responder, sino siquiera atender, si es que deseo seguir leyendo, escribiendo, enseñando y viviendo”. Cita a Leslie Stephen, padre de mi adorada Virginia Woolf (p. 417): “Cualquier piedra que uno patea sobrevivirá a la fama de Shakespeare”. Milena Jenenská escribe sobre su novio Franz Kafka (p. 427): “Fue un ermitaño, un hombre introspectivo a quien la vida le daba temor […] Veía el mundo repleto de demonios invisibles que asaltan y destrozan al hombre indefenso”. El libro se mueve hacia muchos lados. Por ejemplo, dice Bloom, en el ensayo donde habla de García Márquez (p. 779): “Me han informado, de muy buena fuente, que el más anciano de los dictadores Duvalier de Haití, el ilustre Papa Doc, ordenó que todos los perros negros de su nación fueran degollados porque creía que su principal enemigo se había convertido en un perro negro”. Se retrata como lector que busca placer (p. 801): “Como el arcaico sobreviviente que soy, un dinosaurio que aún se tambalea por los pasillos de las universidades de Yale y de Nueva York, sigo leyendo en procura de una experiencia estética”. Cita un fragmento de Beloved, de mi admirada Toni Morrison (p. 804): “El amor no es nunca mejor que el amante. La gente inicua ama inicuamente, los violentos aman violentamente, las personas débiles aman débilmente, las estúpidas aman estúpidamente, pero el amor de una persona libre nunca es seguro”. Por fortuna, Bloom dejó muchos libros geniales, que habrá que leer y releer. Contactos: hectorcortesm@gmail.com

Ilustración: HCM
*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com