Líneas de desnudo/ 116
45 años no es nada Por Manuel Pérez-Petit
Comentaba a mi anterior artículo, El discurso de San Crispín, el gran escritor y amigo de Sonora, México, Alaric Gutiérrez, “Mientras no quieras escarbar la tierra con los dientes, todo está bien”, y añadía en su amable respuesta a mi texto su convencimiento de que el poeta español Miguel Hernández (1910-1942) no tenía nada que envidiarle a Shakespeare (1564-1616), poetas del amor…
Para Rosa y Marcos
M. P.-P.
Pues sí, quiero escarbar la tierra… con los pocos dientes que me quedan, sometido como ando a una periodontitis que siendo un padecimiento crónico y hasta genético yo mismo me he encargado de cultivar con malos hábitos, desidia y un peculiar y secular descuido, pero esta vez lo quiero hacer como fruto de mi afecto, asombro y admiración. Un dia volveré a escribir, pues ya lo he hecho en varias ocasiones, del poeta de Orihuela y del Bardo de Avon, incluso poniéndolos en relación, pero hoy quiero escarbar la tierra con los dientes lleno de cariño y rendición hacia una de las historias de amor más luminosas e inspiradoras que he conocido en mi vida: la de Rosa y Marcos-Ricardo, con cuya amistad personal me siento honrado desde hace ya casi un quinto de siglo.
Escribo de Rosa María Pereda de Castro (n. 1949) y de Marcos-Ricardo Barnatán Hodari (n. 1946), que sí que saben de poesía y de vida, pero en los que valoro sobre todo lo demás su entidad como personas y su historia de amor, que dio en un matrimonio que acaba de cumplir 45 años..., una efeméride que parece de otra época, en estos tiempos en que amor se acaba antes de decir ‘hola’...
Se trata de dos de las personas más queridas del mundo cultural y artístico no solo de Madrid y de Santander, ciudades donde alternan hoy su residencia, sino de toda España, y de más allá de las fronteras españolas. No les contaré ningún secreto si les develo que su amor se lo deben nada menos que a Guillermo Cabrera Infante (1929-2005), pues la propia Rosa lo contó en unos de los libros, que leí en su casa de Santander en el verano de 2006. Hablo de memoria, pues hoy por hoy no tengo biblioteca ni archivos –esas cosas que siempre cultivé con pasión de relojero y de las que he sido expoliado no hace mucho, en mi último naufragio–, pero lo recuerdo con claridad por haberlo leído. Fue en Londres, en el hotel en que vivía por entonces el gran escritor cubano. Tan simple como que Marcos salía de platicar con su amigo y Rosa entraba, pues por entonces ella estaba elaborando una tesis doctoral sobre el autor de “Tres tristes tigres”, que fue a la postre la primera que se hizo sobre el escritor nacido en Gibara. En este encuentro casual comenzó a fraguarse una de las historias de amor más grandes de la historia contemporánea de la literatura en español, una que un día tendrá su lugar en los libros de texto, y sé que no es solo pasión de amigo cuando lo afirmo.
Se trata de una de las más grandes críticas culturales que ha dado la lengua española en los últimos cincuenta años y del más grande poeta español nacido en Argentina y uno de los más grandes escritores de su generación en todo el ámbito de la lengua de Cervantes. Rosa, hija del gran humanista cántabro Manuel Pereda de la Reguera (1919-1981), es, además, una novelista y ensayista extraordinaria, integrante de la primera Redacción del diario español El País, en donde permaneció por casi cuarenta años, y hoy, por si fuera poco, concejala del Ayuntamiento de Santander, una más de sus trincheras en su constante reivindicación de un feminismo culto y valioso por sus cuatro costados. Su vitalidad es un paradigma. Marcos es una figura incontestable, un poeta de primer orden, un narrador delicioso, un crítico de arte de primera fila, un ensayista lúcido y, además, el primero que tradujo al español a la Generación Beat, un especialista mundial en la obra de Jorge Luis Borges… Y como de casta le viene al galgo son los padres de Jimmy Barnatán (n. 1981), un extraordinario príncipe de la música que si no conocen debieran conocer.
Por nuestra amistad más que por mis méritos yo tuve la enorme fortuna y responsabilidad de ser editor de una obra de cada uno, la novela La sombra del Gudari y el poemario Naipes Marcados, dos obras maestras publicadas en 2013 con mi viejo y pese a lo cual parece que aún vigente Sediento Ediciones. Uy, y a Marcos le debo, entre muchas otras cosas, el mejor prólogo sobre mi obra que nunca hubiera imaginado, el que me regaló para mi Creo en los milagros, nueva antología personal 1985-2009, publicada en México en 2010 y hoy, como las cosas buenas, inencontrable. Y a ambos, tantos y tan inolvidables momentos de convivencia que, como ustedes comprenderán, se siguen quedando para nosotros, pues no estoy acá para contar mis anecdotarios personales.
Ya escribí de ellos en mi San Borondón como consuelo (https://letrasideayvoz.com/2021/11/07/lineas-de-desnudo-47-san-borondon-como-consuelo-manuel-perez-petit/), pero si en esta ocasión los traigo acá es, ya digo, es por la amistad y la admiración que les profeso. Y como reconocimiento por sus 45 años de matrimonio, hoy, 22 de agosto, cumpleaños de Rosa. ¡Qué más quisiera yo que haber tenido un matrimonio no de 45 sino de mucho menos tiempo alguna vez en la vida, con mis tres fracasos matrimoniales a cuestas, que son como el dolor de muelas de siempre que marca la voz con que me expreso! Así, pues, escribo esto también con sana envidia. Y con cuarenta y cinco brindis de felicidad.

Fuente de la fotografía: Archivo de Sediento Ediciones. Propiedad: Centro de Arte Moderno, Madrid.
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Periodista, editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado gestor cultural. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.
Bien, Manuel, cultivar y no escarbar. Un fuerte abrazo.
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