Polvo del camino. 171. Casi tan bella como el suicidio. Héctor Cortés Mandujano

Casi tan bella como el suicidio
Héctor Cortés Mandujano

                                    ¿Es que yo soy? ¿verdad que sí?
                                    ¿no es verdad que yo existo
                                    y no soy la pesadilla de una bestia?

                                    Alejandra Pizarnik,
                                    en “Mucho más allá”


Leo la Poesía completa (1955-1972), publicada por Ramdom House en 2000, de la célebre poeta argentina Alejandra Pizarnik, quien nació en Buenos Aires en 1936 y, como dice la nota biográfica, “decidió morir” en 1972.
	Me gusta la dedicatoria de “Ser incoloro” (p. 16): “Al conejito que se comía las uñas”.
	En varios poemas se habla a sí misma, a veces con insistencia, como en “La enamorada” (p. 53): “esta lúgubre manía de vivir/ esta recóndita humorada de vivir/ te arrastra Alejandra no lo niegues”.
	Dice en “Noche” (p. 57): “Tal vez esta noche no es noche,/ debe ser un sol horrendo, o/ lo otro, o cualquier cosa…”, y escribe en “Balada de la piedra que llora (p. 62): “la muerte se muere de risa pero la vida/ se muere de llanto pero la muerte pero la vida/ pero nada nada nada”.
	Le dedica un poema a mi adorada Emily Dickinson (“Poema para Emily Dickinson”), que dice en sus líneas finales (p. 64): “Algo llora en el aire,/ los sonidos diseñan el alba./ Ella piensa en la eternidad”.
	En “La danza inmóvil” habla con desesperanza (p. 75): “Yo devoro la furia como un ángel idiota/ invadido de malezas/ que le impiden recordar el color del cielo./ Pero ellos y yo sabemos/ que el cielo tiene el color de la infancia muerta”.
	Tiene muchos poemas breves y muy breves, como “La carencia”, que cito completamente (p. 91): “Yo no sé de pájaros,/ no conozco la historia del fuego. Pero creo que mi soledad debería tener alas”.
	En “Un sueño donde el silencio es oro” dice (p. 227): “He tenido muchos amores –dije– pero el más hermoso fue mi amor por los espejos”.
	Dice en la extensa “Extracción de la piedra de la locura”, escrito narrativamente (p. 251): “No me hables del sol porque me moriría. Llévame como a una princesita ciega, como cuando lenta y cuidadosamente se hace el otoño en un jardín”.
	“Piedra fundamental” pone el dedo en la llaga sobre la escritura, sobre su escritura (p. 266): “También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más”.
	Escribe en “Los poseídos entre lilas” (p. 294): “Los perros son como la muerte: quieren huesos", y en “Como yo la quería” (p. 317): “Morir como muere un animal pequeño/ en los cuentos para niños./ Eso tan terrible. Lleno de hermosura”.
	Termina sus “Capítulos principales” de esta manera (339): “Al final todos se casan:/ el mar y las olas,/ la noche y lo oscuro,/ el vaso y el vino,/ el anillo y el dedo,/ la muerte y el cadáver”.
	En “Esta noche, en este mundo” afirma (pp. 398-399): “las palabras/ no hacen el amor/ hacen la ausencia”, y casi al final del mismo pide (p. 400): “oh ayúdame a escribir el poema más prescindible/ el que no sirva ni para/ ser inservible”. 
El título de esta columna está tomado de “Sala de psicopatología” donde además escribe (p. 416): “le pasó (a Kafka) lo que a mí:/ se separó/ fue demasiado lejos en la soledad/ y supo –tuvo que saber–/ que de allí no se vuelve”.


Ilustración: Héctor Ventura




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

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