Polvo del camino/ 82
Enamorados de la nada Héctor Cortés Mandujano
Dormir y no llamarme Luis Daniel Pulido,
de verdad ser Tom Brady o Lio Messi
en «Sin islas para descansar», de Luis Daniel Pulido
¿Qué sé yo de nadie?, de Luis Daniel Pulido –editado este año por Editorial Arboleda, de San José, Costa Rica– ha sido para mí en primer término un boomerang. Hace tiempo escribí una obra de teatro, Trascripción, palimpsesto, que representamos este año, y en ella un poeta –cuyo modelo era Luis Daniel– se convertía en la ficción teatral en poco menos que un monstruo. Pedí permiso a Luis Daniel para dedicársela, porque evidentemente no tenían sus vidas más paralelismos que escribir poesía. Mi poeta escribía versos y en uno de ellos, al darse cuenta del profundo misterio que somos para nosotros mismos se preguntaba: “Qué sé yo de mí” y luego, ante el pasmo del enigma de la naturaleza humana se preguntó: “Qué sé yo de nadie” (Miguel de Cervantes también asegura el aserto en Don Quijote de la Mancha II, de 1615: “Que no sabe nadie el alma de nadie”). Luis Daniel me pidió permiso para titular así su poemario y aquel poeta, aquel verso me llegan de nuevo, en las olas de la amistad, en el título de este libro. ¿Qué sé yo de nadie? ha sido una relectura, porque al ser una antología de poemas ya publicados en libros o en el blog del autor, los he leído antes y ahora, reagrupados de otra manera, parecen postales de lugares visitados y queridos (“El regreso del halcón milenario, p. 34): “No creo en la paz como medida de agua mineral o porción de tierra, creo en los grandes barcos anclados de los apagones, en los bombarderos de sedantes, en el vaho que arroja cosas al vacío”. Es también el regreso a los años en que el poeta y yo no nos conocimos, y fue armando cada cual sus personalísimas mitologías, dado que escribir es darle patadas a la realidad o, lo que es lo mismo, enamorarnos de la nada (“¿Y si ella nadara conmigo?”, p. 29): “En el amor se tiene siempre esa sensación inestable de cuando se camina sobre la línea borrosa de un viejo cuaderno lleno de notas, seguro de que los resultados no se tratan de un original griego, una calca natural de la bondad, el misterio de las estampas orientales, la piedra donde florece el girasol y el iceberg”. ¿Qué sé yo de nadie? es la muestra de cómo el tiempo tira y crea certezas, derrumba y construye muros, quita y pone panoplias, nos derrota y nos otorga pírricas victorias (“Kralice”, p. 14): “Cómo olvidar tu falda, tu pequeña falda contra el viento y yo mirando cómo te untabas yogurt en las piernas, las que luego abriste para perderme de por vida en ese bosque trenzado de cerezas”. También es la vuelta de los héroes míticos –el Halcón Milenario, Spider Man, Kung Fu Panda, el Caballero de la Noche, el Gran Jefe Apache- que saltan de los versos para darnos la certeza de que el mundo, por lo menos el mundo que inventa Luis Daniel Pulido, aún puede ser salvado del desastre (“Jao contra Jao. Canto al pie de tu montaña”, p. 31): “Mujer se va a marchas con mujeres inmortales; amigas de mujer no tener miedo a Manitú, oso Grizzli, SAT, notificaciones de Hacienda”. ¿Qué sé yo de nadie? es admirar la metamorfosis del Luis Daniel cada vez más Pulido, que se vuelve las muchas cosas que dicen sus poemas, las varias palabras que están nombrando múltiples mundos y que, por tanto, abren senderos que se bifurcan interminablemente; ¿Qué sé yo de nadie? es estar al tanto de que este libro-Pulido no es su autobiografía ni la de alguno que se llame y se apellide como él, porque la literatura –desde los vedas, los griegos, los romanos, las edades de piedra, y perdón por mi brochazo monumental– se ha desprendido de la certidumbre que llaman, desde este lado de la realidad, vida; de las veleidades que llaman, desde la fisicalidad y los matrimonios eternos, amor; de la mentira infinita que llaman yo, y ha instaurado la desconfianza como método, las preguntas que nadie nunca podrá responder plausiblemente: Qué sé yo de mí, qué sé yo de nadie, qué sé yo de nada. . Palabras leídas en la presentación de ¿Qué sé yo de nadie?, de Luis Daniel Pulido. Casa Disner. Viernes 30 de julio de 2021. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Contactos: hectorcortesm@gmail.com

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com