Líneas de desnudo. 140. El ascenso y la caída. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 140

El ascenso y la caída
Por Manuel Pérez-Petit

“(…) solo quien ha conocido la claridad y las tinieblas, la guerra y la paz, el ascenso y la caída, sólo éste ha vivido de verdad (…)”

Stefan Zweig: El mundo de ayer
Del ascenso y la caída se ha hablado y escrito mucho, pero solo puede conocerse en carne propia. El motor de ambas es el dolor. Ni cuando uno ha tocado fondo o ni cuando sido ensalzado está viviendo situaciones reales en realidad, aunque sean identificables. Son, como tantas otras cosas y situaciones en la vida, subjetivas. 
            Se necesita, en todo caso, estar despierto a fin de desarrollar nuestras capacidades de autoevaluación, autocorrección y rectificación, que es una manera de salvar los altos y los bajos de la existencia. Son los míos, lo comprendo, planteamientos discutibles y así me gusta que sean. Hoy abundan las personas que pontifican como poseedores de lo cierto, cuando lo cierto es un relativo de mayor dimensión que tocar fondo o alcanzar las alturas. Un día escribiré de ello, por lo que prefiero dejar el apunte como algo hermético o por si algún lector tiene despierto, que muchos lo tienen incluso sin saberlo, el nivel heurístico de la lógica, aquel que permite el conocimiento real de las cosas y establecer debate desde ello, lo que al final propicia estar más cerca de algo universal y comunicable.
De todos modos, se trata de vivir, y en la vida no podemos aplicar, porque no solo no es real sino que no depende de nosotros, la primera ley de la dinámica de Isaac Newton (1643-1727), que establece que todo cuerpo permanecerá en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado por fuerzas externas a cambiar su estado. Ese estatuto adánico y beatífico puede ser válido desde la física, pero no como vida, justo porque existen fuerzas externas que impiden ese estado, siendo la primera de ellas nosotros mismos, lo cual se comprueba en su segunda ley, que viene a decir que el cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz externa, y a mí se me hace que esta ley, aunque el bueno de Isaac no lo pretendiera, habla del amor, aquello que nos mueve el piso, el suelo, las entrañas, pues él mismo aclara que estas modificaciones solo tienen lugar si se produce una interacción entre dos cuerpos, por lo que se nos hace más humana la tercera ley, la que habla de la acción-reacción, con la que se explica, por ejemplo, el dolor o la armonía.
Y bien puedo yo afirmar que tanto estando abajo como arriba, sabiendo que he vivido, el dolor es un síntoma esencial de estar vivo. Es como si a uno se le cayera en la cabeza la manzana y comprobara así que para subir se tiene que caer, pero nunca detenerse.
» (…) para subir se tiene que caer, pero nunca detenerse.»
Fotografía: ©Mayté Flores Ayala Mancera.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 139. La gratitud. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 139

La gratitud
Por Manuel Pérez-Petit

Para Mayté Flores Ayala Mancera, por mis deudas de gratitud con ella, y para Adriana Pastor Ruiz, por las suyas conmigo. Y viceversa.

De las deudas de gratitud no se hablará nunca lo bastante, pero la gratitud es asunto de la memoria. Toda memoria se conforma por acumulación, y en esa estructura se establece lo que nos hace a cada uno lo que somos: personas. Los recuerdos no tienen esa virtud, no nos conforman como seres humanos. No podemos ejercer desde ellos la gratitud. Éstos pueden llegar incluso a distorsionar la propia identidad. Son como los árboles que no nos dejan ver el bosque. En este sentido, la memoria tiende a ser objetiva y los recuerdos, subjetivos. Cuando se pierde la memoria y, por tanto, lo que somos, la consciencia, no se pierden los recuerdos, los cuales en ese caso dejan de estar categorizados en sentido estricto como personales. En ese punto no cabe la gratitud, pues la gratitud solo es posible desde el ejercicio genuino de la memoria. 
             Toda memoria es todo para que seamos lo que somos. Para que hagamos lo que hacemos. Para que sintamos lo que sentimos. Para que vivamos. Para que mantengamos la fe en lo que cada uno quiera y en nosotros mismos. Para que crezcamos. Para que tengamos la capacidad de crear, de completar el mundo. Para que amemos, y más si sabemos, como sabemos, que nada vale si no tiene amor.
Tener muchas deudas de gratitud reconforta y compromete, y la gratitud exige un alto compromiso con la verdad y una reciprocidad que hoy no es común encontrar. Por desgracia, la gratitud escasea. Arrastrados quizá por la decadencia del mundo, es muy común encontrar mentiras que se convierten en verdades por razón de haberse repetido una y otra vez de manera sistemática, o lo que es peor: que la construcción de la justificación de las decisiones sea posterior a las propias decisiones. 
La vida es un ejercicio de prueba y error, en la comprensión, además, de que todo nace, se desarrolla y muere. O sea, que todo lo que sube baja, pero si se tiene amor y, por tanto, también capacidad de ejercer de verdad la gratitud, ésta se manifiesta sola.
Y es que en medio de la oscuridad del mundo, el amor y la gratitud son como pequeñas luces que abren la puerta a la esperanza.
«En medio de la oscuridad del mundo, el amor y la gratitud son como pequeñas luces que abren la puerta a la esperanza.»
Fotografía: ©Mayté Flores Ayala Mancera. Se trata de un detalle de una fotografía de un paisaje al anochecer.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 138. La muerte. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 138

La muerte
Por Manuel Pérez-Petit

Cerrando círculos VI

La muerte es la más abrupta y cruel de todas las formas posibles de cerrar círculos, pues, entre otros motivos, impide ajustar, completar o saldar asuntos pendientes, pero también abrazos o miradas que ya no podrán tener lugar, y causa un dolor emocional –tanto en lo bueno como en lo malo– que a veces no puede levantarse nunca del todo. 2024 ha sido de verdad para quien esto escribe un año de pérdidas irreparables. Contaré acerca de ello, pero es una realidad –la de la muerte– que no teniendo remedio tiene mala fama. 
            Hay muchos tipos de muerte. El que experimentamos estando vivos cuando nos dejamos ir o nos entregamos a una vida sin sal ni amor o resulta inevitable habitar en los tonos grises más desolados que sin los más comunes. Podemos alcanzar la conciencia de que cada minuto vivido es un minuto en que uno muere de algún modo, y no solo por la cercanía de la muerte sino por el hecho de que lo vivido no puede revivirse en realidad más que en la memoria, y, por tanto, no hay segundas oportunidades por más que fantaseemos con ello.
Es la muerte, en cualquier caso, una compañera de viaje grata y vivificante, pues nos recuerda la grandiosidad del hecho de vivir. Para ello hay que estar despierto, lo cual, por desgracia, no es lo habitual en nuestras sociedades occidentales, pero lo ideal sería experimentar cada día no como un día más sino como un nuevo día. Que nos embarquemos en un claro afán de autosuperación y de búsqueda de la plenitud, de lealtad con uno mismo, pues no hay que olvidar la permanente existencia de la redención, en su más amplio sentido, como posibilidad e, incluso, realidad tangible y comprobable. 
Es hermosa la muerte en ese caso, y más como horizonte en un mundo de la esclavitud como el que vivimos. En mi caso, no corre prisa ser del todo esclavo ni morirme, y no voy a ser lo primero ni aceptar lo segundo. Mi sentido de la libertad me lo impide. Y la certeza de que tengo círculos que cerrar que no cerraré sin saldar lo que debo, sin cumplir mi misión de vida, sin amar, porque, como dijo Pablo Neruda (1903-1973), Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida.
Despertar
Fotografía: ©Mayté Flores Ayala Mancera.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 137. La pelea. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 137

La pelea
Por Manuel Pérez-Petit

Cerrando círculos V

M. P.-P.
Con naturalidad de franciscano acepto el reto que llevo sobre mis hombros, una olla exprés en todo momento a punto de explotar, y pese a saber que todo reside en mi cerebro distingo los hemisferios connotantes y divergentes de mi vida, una barca con dos remos que en lugar de dirigirse a un destino se pelean entre sí. 
            Esa batalla entre mi corazón y mi cabeza cuyo origen desconozco es una realidad que me encontré puesta en mí hace casi cincuenta años. Desde el primer instante fuimos como viejos amigos. Siempre va conmigo, con todas las consecuencias que hoy por hoy no tiene caso enumerar pero que en otros tiempos me causaron muchas turbulencias, y hoy no deseo que cambie.
La primera consecuencia y el síntoma solo visible para mí de ello es incontestable: se me saltan las tapas de los sesos, como a Emily Dickinson (1830-1886), a quien además de admirar envidio, pues vivió con el afán de que sus poemas tuvieran vida. Y eso es el doble de valioso en una cultura de la muerte como la que vivimos hoy, un mundo para el que vivo inadaptado, tanto por razones de fábrica como por otras como las ya expuestas, y para el que, no obstante, puedo reconocer, aceptar, perdonar, resignificar, aprender y agradecer, pero con el que me peleo día tras día, en lo que siendo en apariencia un caos es la clave de mi propia libertad. 
Porque soy libre. Siempre lo he sido como siempre he sabido que ejercer la libertad tiene un muy alto coste en muchos sentidos, y lo he experimentado en otros no pocos. Pero sigo en pie, y tengo la capacidad de cerrar círculos, romperlos, pelearme, desangrarme en ello y salir no solo ileso de esta batalla permanente sino reconstruirme una y otra vez, pues soy el Notre Dame de mi propia vida, e igual que este próximo 8 de diciembre que se avecina la catedral de París volverá a abrir sus puertas tras el incendio que la destruyó hace más de cinco años, yo, que vivo en llamas desde hace cerca de cincuenta, puedo saber de reconstrucción más que nadie, y porque tengo fe, que es lo que me da la fuerza que no tengo, y tengo amor, puedo, desde la pelea que me asiste, crecer y crear.
Modesto Trigo: Retrato de M. P.-P. Óleo sobre tela.
Fotografía: Del propio Modesto Trigo, en Madrid, España, en 2005, aún sin terminar la obra.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 136. La fe. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 136

La fe
Por Manuel Pérez-Petit

Cerrando círculos IV

A Yara

Aún no hemos comenzado a despedirnos cuando ya he podido comprobar que en el jardín de las promesas incumplidas, que es el más grande jardín imaginable, nuestra humanidad se ha vuelto de azufre o de algo parecido y mata con saña como el que hace leña con el árbol caído, en el pavor de este silencio que lo abarca todo y que pudiendo ser creación es fuente de oscuridad.  
            Hoy solo quiero creer en lo bueno porque observo que existe una desmedida fe en lo malo, y como es cierto que las historias de las personas se resumen en el lugar en donde ponen su fe y no lo es menos que por lo general nos damos de manera principal permiso para contarnos sobre todo historias de lo malo, las cuales además luego se hacen realidad, al final nos anclamos en el dolor, que es una contradicción, pues el dolor nace de una necesidad de amor muy profunda y nunca, dado el mundo en que vivimos, satisfecha, pero este dolor al que me refiero nace de lo malo, de nuestra tendencia a destruir, de poner un no al amor por la causa que sea, por la herida o incluso las heridas que nosotros mismos nos imponemos. De ello nos nace la impotencia, y la impotencia es la más grande fábrica de monstruos y de peores monstruos nunca conocida.
Este desgaste, en consecuencia, además de innecesario es brutal, y como nunca ha dependido de nadie su hora de salida de esta vida, y hasta puede que mañana yo mismo cruce la calle y en un suspiro ya no tenga opción alguna de cerrar ningún círculo y todo se acabe y dé lo mismo mi cardiopatía isquémica galopante o mi afán de cumplir mi misión de vida, estamos vendidos, salvo, claro está, que tengamos nuestra fe en alguna parte. 
Al final somos dueños de nuestras adicciones bioquímicas, que aun debiendo elegir con cuidado no lo hacemos porque no tenemos en cuenta que todos nuestros pensamientos y sentimientos son bioquímica y generan la realidad de lo que somos, el uróboro de nuestra existencia se ríe entonces de nosotros desinflándose como una atracción de feria, y ya no importa si eres joven o viejo, lo que es intocable o no, si hay un lugar que solo puede ser para algo imprescindible, si tienes o no pasado ni casi apenas la sabiduría, que es el único pasado posible, o las razones de la ausencia, dado que al final lo único importante es que existes, y que aunque no lo sepas tengas tu fe puesta en algún sitio y digas un sí al amor.
S/T
Fotografía: ©Mayté Flores Ayala Mancera.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 135. If. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 135

If
Por Manuel Pérez-Petit

Cerrando círculos III

Estoy ciego, cumplo el sueño de ver sin necesidad de mirar. Hay un sí afirmativo y un sí condicional, ninguno de los cuales requiere de palabras. Ando en el sendero y releo este poema, mientras sigo cerrando círculos:

If, de Rudyard Kipling (1865-1936)

Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la pierden y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la voluntad, que les dice: «¡Resistid!».

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un hombre, hijo mío!

Rudyard Kipling. Poema escrito en 1895. Versión: Julia Viciana

   
Portada de la edición de If (1910), Doubleday Page & Company, Nueva York.
Fuente de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Kipling_If_(Doubleday_1910).jpg

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 134. Los días contados. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 134

Los días contados
Por Manuel Pérez-Petit

Cerrando círculos II

Pudiera decirse que carne de cañón camino de la muerte soy una herida que camina por la calle. Lo he sido siempre, aunque nunca falta quien de repente descubre el hilo negro de mi ser y se escuda en ello para establecer alguna teoría que le dé la razón, como si la razón fuera tan necesaria, y con el decreto inexorable de esa razón establecerse como juez de mi propia vida, de manera independiente a su papel real en ella, y sin concederme la palabra. Soy una persona herida, es cierto, pero, ¿quién puede no serlo en un mundo como el que vivimos? Eso sí, yo no vivo lamiéndome la herida, pues vivo en las antípodas de la autocomplacencia y siempre me cuestiono.  
            Desde una visión simple, se puede interpretar que mis heridas me impiden verme y apreciar que soy una persona valiosa, pero que no estoy seguro de serlo, que no tengo seguridad en mí mismo, que necesito que alguien me lo diga... Desde una visión aún más simple, se puede interpretar que por ser una persona herida debo atacar y herir como una fiera asustada por los golpes de la vida, tan vulnerable como la teoría dice que debo ser, tan reactivo a todo en consecuencia, que debo ser tratado por especialistas, que no soy una persona equilibrada..., y, sin embargo, soy un símbolo de contradicción, arquetipo de mi cobardía, en la que por darme me olvido de mí mismo. Si es que hubiera que señalar a un culpable, nadie tiene la culpa, solo yo, pues nadie puede escudarse en nada para justificar su despropósito.
En todo esto en cierto modo hablo de mí pero pudiera hablar de cualquiera, por eso lo que hago no es vedetismo sino literatura, incluso aunque una gran parte de las personas por mucho que lo miren no puedan verlo. 
Ando impresionado por las reacciones recibidas a mi Cerrando círculos de hace unos días, con el que he destapado por fin ese depósito que amenazaba con implosionarme, esa infertilidad práctica que no intelectiva o creativa que me estaba matando precisamente por no salir nunca de la placenta, esa ebullición que me estaba reventando la cabeza.
Debería estar acostumbrado, pues siempre he gozado de no poca generosidad por parte de los lectores –no puedo decir “mis” lectores porque eso me resulta demasiado pretencioso, pero haberlos haylos–, y siempre me he sentido y me siento agradecido, responsabilizado y comprometido. Sin embargo, este último artículo ha tenido más respuesta de lo habitual. La mayor parte de los comentarios se han referido a que afirmo tener los días contados, y la verdad es que todos los tenemos, y aunque la muerte nunca corre prisa lo cierto es que cuando un doctor te dice que te quedan cinco o seis años de vida aun siendo eso relativo por el carácter deductivo y no exacto de la medicina hay que tomarlo en serio. Y con más motivo si le quedan a uno tantas cosas por hacer. Por esta razón ando cerrando círculos y asumiendo, que ya es hora, de una vez, mi propia misión de vida.
   
El sendero
Fotografía: ©Mayté Flores Ayala Mancera.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 133. Cerrando círculos. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 133

Cerrando círculos
Por Manuel Pérez-Petit

Porque hay personas que me impulsan, que son las que merecen la pena.

Confieso que vivo en un estado de confusión en que mi cabeza anda por delante de mi cuerpo, lo cual se manifiesta de manera más rotunda ante el reto que ahora tengo en mis manos: cerrar círculos, con mayor razón en pos de mi destino y más aún porque se aproxima la hora de mi muerte. 
            Llevo en ello años y a estas alturas sigo centrado mal que bien en lo que debo respecto a los demás, empecinado como he vivido en posponer por sistema cualquier deber conmigo mismo. Hace mucho que dejé de lado hacer lo que quería y siempre viví haciendo más de lo que de manera razonable en realidad podía. Así resolví el dilema deber-querer-poder: optando por olvidarme de mí. Estoy seguro que, como siempre he argumentado, es un defecto de fábrica, pero no voy en esta ocasión a escudarme en ello, pues también y sobre todo ha sido fruto de falta de voluntad y, por tanto, responsabilidad mía. Ahora mis días están contados, por lo que no tengo excusas para no tomar este toro por los cuernos de una vez por todas.
He abandonado, como primer paso, el debate que me consumió gran parte de mi vida, en ese proceso de simplificación al que de manera religiosa me entregué por comodidad y puede que incluso desarraigo. Como consecuencia, ahora ya todo comienza a ser diferente, pues no es posible avanzar en el presupuesto de un cierto tipo de soledad que me arrumbó al horrible silencio del que he sido pagano hasta el presente y desde hace no poco tiempo. No es cosa de analgésicos ni de diagnosticar errores de cálculo en la causa de ser la lluvia que me abra a los caminos que no existen. 
Hoy se trata en mi caso de eso, de cerrar círculos, de caminar cuerpo adentro, de sacar el látigo y de ser justos con el regalo que Dios me dio y al que nunca he ofrecido el tributo necesario. Hoy no hay silencio en el senado en que se decide la tragedia dibujada del rompecabezas que nunca termina de montarse, pues mi grito definitivo rompe el férreo estatuto del orden en que yo mismo basé mi confusión y mi cansancio.
A fecha de hoy confieso, en la reanudación de mi camino tras meses lacerantes de infertilidad autoimpuesta por mi afán de solo cumplir con mi deber por los demás, que sigo cerrando círculos al punto de que comienzo a ver en el horizonte el día en que ya solo me quede cerrar el de mi propia vida. En este punto, apropiándome de la declaración del jefe Seattle (c.1786-1866), hoy, aquí, para mí, "termina la vida y comienza la supervivencia", y quizá la supervivencia, dicha sea esta palabra en su sentido más amplio, sea el modo más coherente y completo de aceptar un destino, y el más pleno y auténtico de vivir y superar los días o años contados que me falten.
__________
Nota de autor
Por primera vez en mi vida me he llevado meses sin escribir. Lo lamento y prometo que no volverá a repetirse una pesadilla como esa.
Regreso
Fotografía: ©Mayté Flores Ayala Mancera.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec y Yunuén, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. En diciembre de 2023 fue nombrado director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 132. Convención de Almuzara (2). Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 132

Convención de Almuzara (2)
Por Manuel Pérez-Petit

A Manuel Pimentel, de nuevo, por hacer posible los milagros.

Los españoles le decimos charco, pero lo que hay entre estos dos continentes que nos unen en esta casa común de AlmuzaraLibros es un océano gigantesco, el mismo que cruzó Colón hasta por cuatro veces para demostrarle, da igual si de manera consciente o inconsciente, al mundo que el mundo es mucho más grande que lo que creemos. 
            Soy sevillano (español) de nacimiento y mexicano por decisión propia. Acudí a la convención en calidad de director de Almuzara México. Para tomar conciencia de la dimensión del reto, hay que saber que México tiene tres veces la población censada de España y en extensión es más de cuatro veces mayor. Los ciento treinta millones de mexicanos reales hablan español, y una gran mayoría de ellos también otra lengua. Somos, pues, un pueblo culto en el que no hace falta ser docto para poseer sabiduría y cualidades intelectivas, cosmogonías y visiones universales del mundo. México tiene 69 idiomas cooficiales y en el territorio mexicano se hablan más de 350 variedades lingüísticas. En México hay incluso docenas de sustantivos para referirse a un mismo objeto, idea o sentimiento. Se trata de un país que tiene una Constitución política centenaria –la tercera más antigua en vigor de toda América–, que prospera sea cual sea el signo político de sus dirigentes, de gentes muy trabajadoras que aman, por encima de todo, su patria. ¿Cuánto tenemos que aprender los españoles de los mexicanos? Una barbaridad, ni se imaginan. Aún así, México es un país extraño y confuso para el que llega con mentalidad europea. Alguien dijo alguna vez que México es más surrealista que los surrealistas, sentencia que se atribuye a mucha gente y, por tanto, no pertenece a nadie, aunque alguien, quién sabe quién, lo dijo alguna vez. Hay que establecer, pues, un retrato de lo diferentes que somos los mexicanos aun siendo tan similares a los españoles, y de la necesidad que debemos tener los españoles de adaptación a un medio tan diverso cuando venimos acá con la intención de prosperar. Por compartir la misma lengua no es más fácil, lo que puede gustar allá no tiene por qué gustar acá, las fórmulas para que funcionen las cosas son diferentes. Y esto que cuento acá no es solo válido para México, sino en general para los demás países hispanoamericanos.
Nos encontramos, por otra parte, en un país que lee poco, en el que los que leen leen cada vez más pero en el que aun no habiendo analfabetismo los índices de lectura, que con todo mejoran año por año, son muy bajos. Aunque cuenta con ciudades importantes, México es un país rural, que los urbanitas mexicanos cada vez conocen menos o lo conocen por hacer turismo que es como no conocerlo. El 50 por ciento del territorio sigue estando desconectado. Las comunidades, que son como pedanías para los españoles, en una gran mayoría no tienen ni una carretera digna de acceso. No hay red ferroviaria y para la inmensa mayoría todo son caminos terrestres. No se puede llegar a México como si se llegara a Cataluña, Galicia o Extremadura. No nos bastaría con sacar libros. Al contrario de lo que ocurriría en España, podríamos seguir siendo durante años unos perfectos desconocidos. Se pueden vender muchos libros, sí, pero no tener imagen de marca ni de prestigio si no se hace un esfuerzo espacial de comunicación pública.
Por esta razón, en estos mismos días Almuzara se presentará, con humildad y con ambición, ante la sociedad mexicana, con una repercusión importante en los medios, porque Almuzara, la casa de los milagros, el campo sembrado que ahora cruza ya de verdad hasta los mares, viene para quedarse y sumar, no en vano es donde uno más uno es más que dos. 
(Continuará...)
El equipo de Almuzara, con Manuel Pimentel al frente, en la biblioteca del Ateneo de Madrid, España, en cuya sede tuvo lugar el viernes 26 y el sábado 27 de este mismo mes de abril de 2024 la II Convención de AlmuzaraLibros.
Fotografía: Nina Prodanova.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.

Líneas de desnudo. 131. Convención de Almuzara (1). Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 131

Convención de Almuzara (1)
Por Manuel Pérez-Petit

A Manuel Pimentel, con motivo de la II Convención de AlmuzaraLibros

Me presenté ante el foro con una camisa de artesanía indígena mazahua y un terno azul marino, en un mestizaje –un maridaje dije– propio no solo de hace 500 años –y no hay que olvidar que en 1521, hace 503, cayó Tenochtitlán, capital del imperio mexica, que dominaba por entonces, entre otros, a los mazahua– sino de hoy mismo en que los puentes y las redes se hacen cada vez más necesarios. 
            Los españoles de hace medio milenio estaban medio milenio adelantados a su tiempo. Quizá por su pasado inmediato de convivencia fértil entre culturas diversas como la judía, la árabe y la cristiana, consideradas en términos de igualdad y cuya máxima y más conocida expresión fue la Escuela de traductores de Toledo, implantada en un tiempo en que toda Europa permanecía en la oscuridad y el oscurantismo y solo al sur de los pirineos florecía la luz, brillaba el agua y resplandecían los libros, en una realidad no solo fruto del impulso de un rey poeta, Alfonso X, sino como reflejo de una sociedad sensible y abierta, fajada en multitud de tradiciones culturales que tenían en la palabra y la tradición oral su máxima expresión, pero en la que incluso sin libros germinó la lengua española –o la protolengua, si se prefiere– varios siglos antes desde las clases más populares. Recordemos las jarchas o los villancicos, de origen mozárabe y, por tanto, mestizos.
Almuzara es una palabra en desuso que solo puede encontrarse en el Tesoro de los diccionarios históricos de la lengua española y que de manera esencial y básica significa ‘campo sembrado’. Alfonso X recogió de manera admirable la cosecha de su tiempo y la impulsó a partir de un campo sembrado desde hacía siglos, y hoy Almuzara, que ha cumplido 20 años el pasado 23 de abril, en realidad, lo que hace es cosechar lo sembrado hace un milenio, que ya hace mil años era una realidad pero que hoy se multiplica como nunca antes, lo siembra y lo cosecha y lo vuelve a sembrar, proyectando su tarea incluso más allá de lo que el horizonte le permitiría ver a cualquiera. 
Mostrar gratitud no es solo cosa de palabras, es una cuestión de honor y de justicia, de humanidad, que es algo que hoy se está perdiendo. Y así es como comencé de memoria mi intervención como director de Almuzara México en la magna II Convención de Almuzara que ha tenido lugar estos viernes 26 y sábado 27 de abril de 2024, y así es como debo las gracias a Manuel Pimentel, por la visión que tuvo hace no solo 20 años sino mucho antes, y yo soy testigo, de hacer de verdad libros de verdad, como ahora lo estamos empezando a hacer en México, con toda la humildad y con toda la ambición, dispuestos a seducir y a ser seducido, bajo el axioma de que uno más uno es más que dos, con dos narices, en la tarea irredenta de perseguir sueños, atraparlos y levantarlos como realidad incontestable y en una innegable capacidad de hacerlos viables en el tiempo, jugandonosla como siempre desde siempre en cada cosecha, asumiendo pérdidas y ganancias y sobreponiéndonos a vientos y tempestades en esta tarea mucho más que libresca en la que sin negar el negocio todo se centra en la construcción de un mundo mejor.
(Continuará...)
Foto de familia de la II Convención de AlmuzaraLibros, celebrada en Madrid, España, los días 26 y 27 de abril de 2024.
Fotografía: Nina Prodanova.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.