Polvo del camino. 156. Música para doce meses. Héctor Cortés Mandujano

Música para doce meses

Héctor Cortés Mandujano

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Spotify dice que he sido un gran explorador de música en 2022, porque he visitado muchos géneros. Me mandó un video muy bien armado sobre mis preferencias musicales y una lista de los cien números que más oí. De esa lista tomo doce para compartir contigo lector, lectora. Tal vez te interese escuchar alguno, si no lo has hecho.
          1. “La oración del remanso”, interpretada por Liliana Herrero (en su álbum Confesión del viento, 2003). Aunque la canción es de Jorge Fandermole y también él la canta, el algoritmo dice que yo la oí 16 veces (es la que más oí) en la voz de Liliana. Ella es una cantante argentina, cuya voz me encanta. La canción, publicada por su autor en 2018, en el álbum Navega, es sobre pescadores. Dice en un cuarteto: “Tengo el color del río y su misma voz en mi canto sigo: el agua mansa y su suave danza en el corazón. Pero a veces oscura va turbulenta en la ciega hondura y se hace brillo en este cuchillo de pescador”.
          2. “Tocarte” es una afortunada colaboración entre Jorge Drexler y C. Tangana (del álbum Tinta y tiempo, 2022, de Drexler) y es una canción, muy bien producida y ejecutada (los dos son músicos fenomenales), sobre el riesgo que significa o significaba abrazar y besar a nuestra pareja en los tiempos del Covid. Me enamoró desde la primera vez. Dice un fragmento: “Quiero que el barrio entero sepa de nuestra obsesión, y presumir de ti besándonos en el balcón. Idolatrarte hasta que te hartes. Y entrar contigo en brazos en la suite del Sheraton”.
          3. “Que ya viví, que te vas”, en la versión de Carlos Díaz “Caíto”. La canción es de Silvio Rodríguez (en Rabo de nube, 1980), pero Caíto hizo una versión en 1998 (en su álbum Canciones de amor y rosas) que me gusta mucho. Es sobre el amor fugaz, aunque su letra hace de ello un retrato más o menos sutil. Dice: “Creo que la luna ya es muy alta y en la caricia falta un viaje a la humedad. Creo que de noche me despierto con frío, al descubierto, tanteando oscuridad. […] Que te perdí, que ya no estás. Que ya viví, que te vas”.
           4. “Eco”, de El David Aguilar (de su álbum Siguiente, 2017). Me gustan las canciones de este joven cantautor mexicano. Aparecen varias suyas en mi lista. Escogí “Eco”, porque se amalgaman con fortuna melodía y voz, y con creatividad resuelve el lío de hacer lógicas las palabras con su eco. Dice el estribillo: “Una mariposa posa sobre tu cabello bello, porque tu tardanza danza hace la atadura dura, mientras yo a Cupido pido que entre mis compases pases a dejar de hacer en este hueco, eco”. 
           5. “Como la cigarra”, en la versión de Nación Ekeko (Diego Pérez) y Mercedes Sosa. Es una vieja canción escrita en 1972 por la poeta y compositora argentina María Elena Wash. Dice en su clásico arranque: “Cuántas veces me mataron, cuántas veces me morí, a mi propio entierro fui sola y llorando. Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal, porque me mató tan mal que seguí cantando”. Nación Ekeko (en el álbum Qomindad, 2021), un músico que fusiona sones tradicionales con música electrónica, tomó la versión de Mercedes Sosa (ella ya había muerto) para actualizar esta belleza. El resultado me dejó muy complacido.
          6. “Como Madame Bovary”, de la compositora e intérprete Liliana Felipe (de su álbum Trucho, 2005) tiene dos filos. El primero es personal: “Como Madame Bovary, todos tenemos un amante por ahí. Como Madame Buterfly, todos tenemos un suicidio en stand by. […] esta ostentación grandilocuente, napoleónica y mayúscula, no exige responsables y pagamos, y pagamos, y pagamos”. El segundo tiene que ver con los países: “Como Madame Bovary, todos tenemos deudas con el FMI. Como Madame Buterfly, te jode un gringo y no te dice ni goodbye. […] Esta desmesura prepotente, monolítica y nefasta, no merece comentarios, pero el precio que pagamos es tan alto que la deuda, esa no nos la acabamos, y pagamos, y pagamos, y pagamos”. 
           7. “Blue Monk”, de Thelonius Monk (1917-1982). Fue de los fundadores del bebop (improvisación de giros rápidos) en el jazz y su manera autodidacta de tocar el piano era muy original en esos tiempos, pues incluso dejaba de tocarlo y se levantaba a bailar. Su vestuario ecléctico era también otra de sus características. Aunque nunca se ha precisado su posible enfermedad mental, fue paulatinamente desconectándose de la realidad. “Blue Monk” (escrita en si bemol, como muchas de Thelonius, grabada por primera vez en 1954) es una de las piezas que no me canso de escuchar.
          8. “Margarita”, de Juan Uría y Olga Román, interpretada por Olga Román y Joaquín Sabina (del álbum de Olga Seguir caminando, 2011), es una canción de ritmo pegajoso, con sabor a vieja fábula, sobre una muchacha que luego de varias peripecias encuentra el amor.  Olga ha sido durante muchos años corista de Joaquín. Dice la letra: “Margarita fue tirando sus orgullitos al cesto, sus duditas al desagüe, sus miedos por el balcón. Mira tú, qué cosa grande, que después de tantos años, tan durita como era, se hizo blando el corazón”.
           9. “Boricua en la luna” es un texto del poeta, escritor y periodista puertorriqueño Juan Antonio Corretjer (1908-1985), musicalizado e interpretado por Roy Brown (en su álbum Árboles, 1987). Este poema, esta canción resume este sinfín de historias sobre la pertenencia, sobre el amor a la patria. El hombre del poema canción nació en Nueva York, pero ama a su borinquen, que es como los nativos llamaban a la isla antes y después de que la rebautizaran. Me impresiona su final: “Dicen que la luna es una, sea del mar o sea montuna, y así le grito al villano: ¡Yo sería borincano, aunque naciera en la luna!”.
            10. “Milonga del trovador”, escrita por Horacio Ferrer, con música de Astor Piazzola, con base en la vida de Jairo, su intérprete (en el álbum a la que la canción da título, 1980). Jairo es extraordinario y tiene un gran repertorio. En esta milonga dice: “Mi casa es donde canto, porque aprendí a escuchar la voz de Dios que afina en cualquier lugar: ecos que hay en las plazas y en las cocinas, al borde de una cuna y atrás del mar”.
           11. “Ámame como si fuera nueva”, de la compositora cubana Miriam Ramos, interpretada por Guadalupe Pineda en su primer disco como solista, en 1981, luego de haber pertenecido al mítico grupo Sanampay. La Pineda tiene aquí una voz dulce, transparente. La canción era para sus tiempos muy directa: “Ámame como si fuera nueva, viájame despacio por las venas… […] Súrcame de besos desmedidos, líbrame de engaños y de olvidos; mírame de frente y desarmado, créeme si digo que te amo”. 
          12. La consagración de la primavera, de Igor Stravinzky (1882-1971), se estrenó como ballet en París en 1913, pero la música es tan poderosa que hizo su propia senda. Spotify dice que oí más la parte dos (“El sacrificio”), aunque la oigo completa cada vez que quiero y puedo. Hubo y hay música sinfónica medieval y barroca, existe el periodo clásico y el romanticismo. Gustavo Mahler fue, se dice, el primer músico moderno. Dentro de la modernidad, Stravinzky rompió con todo lo hecho antes e instauró una forma de hacer una partitura donde cabe lo que sea. Qué maravilla es La consagración…, qué sorpresiva, qué modo de sembrar, de renacer, de torcerle el cuello al cisne.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Fotografía: Anny Palacios Urbina




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

Polvo del camino. 155. The game. Héctor Cortés Mandujano

The game

Héctor Cortés Mandujano

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Mi amigo Rudy Laddaga me dio prestado The Game (Anagrama, 2019, traducción de Xavier González Pérez), de Alessandro Baricco.
	Antes de este ensayo, Baricco publicó otro (Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación), donde reflexionaba sobre el impacto que estaba sufriendo la sociedad debido al uso de nuestras tecnologías. Lo dice él, con un ejemplo, “gente que protesta porque están cerrando las lecherías”. Rudy y yo, por poner el caso, tenemos dos visiones acerca de eso: él es un especialista en los avances tecnológicos y yo soy analógico. Que me haya dado en préstamo un libro físico significa que nuestros mundos aún siguen dándose la mano.
	The Game habla de la transformación de todo a partir de los descubrimientos de las redes digitales (Google, Facebook, YouTube,Twitter, Tinder, Netflix, Spotify, etcétera), de estos muchos cambios sociales que Baricco llama la “insurrección digital” que ha provocado el cierre de cines, librerías, empresas discográficas y varias más que ya no son útiles porque todo se pueden conseguir con un aparato, un dedo y poco presupuesto.
	La transformación es general. Pongamos por caso los colores, dice Baricco (p. 28): “Decidimos que los colores son 16.777.216, y a cada uno de ellos les asignamos un valor numérico dado por una secuencia de 0 y de 1. Lo juro. El rojo más puro que existe, por ejemplo, después de haber sido digitalizado se llama así: 1111 1111 0000 0000 0000 0000. […] Cada vez que quiero ver de nuevo el color real le pido a la máquina que me devuelva, y ella lo hace”.
	No sólo ha ocurrido con los colores (p. 30): “En la práctica hemos empezado a trocear la realidad hasta obtener partículas infinitesimales a cada una de las cuales hemos encadenado una secuencia de 0 y 1. La hemos digitalizado, es decir, transformado en números. De esta manera hemos hecho que el mundo sea modificable, almacenable, reproducible y transferible por las máquinas que hemos inventado”. La Web dice más adelante Baricco ha (p. 88) creado una copia digital del mundo.
	Le enseñan en una proyección de cine una copia en celuloide (el viejo procedimiento) y una copia digital. No nota ninguna diferencia. Le explican que en el borde del celuloide hay como una vibración, que no existe en la copia digital (p. 166): “Con el celuloide la pantalla parece que respira, entendí. Con lo digital está clavada en la pared, y punto”.
	Todo se vuelve otra cosa. Nace Uber (si tienes tiempo y auto, puedes ganar dinero) y ya no necesitamos taxistas (p. 201): “Si la gente se organiza y comparte las cosas que posee sin recurrir a expertos, mediadores, sacerdotes y poseedores de licencias, obviamente alguien acabará perdiendo bastantes cosas”.
	Desde 2011 puedes subir todos los contenidos de tu ordenador a una nube, es decir, a la nada electrónica. Puedes perder tu ordenador, porque todo lo que tenías en él se ha puesto (p. 206) “a no pesar nada, a estar en ninguna parte, y a seguirnos sin ocupar ni espacio ni tiempo”.
	Dice Baricco (p. 240): “Algo ha cambiado, y si intento explicar qué es, debo recurrir a una metáfora, la de los naipes: en el pasado hacer negocios consistía en inventar juegos factibles con una determinada baraja de cartas preexistente: ganaba el que inventaba el mejor juego. Ahora hacer negocios coincide con inventar un mazo de naipes que antes no existía y con el que es posible jugar solo a una cosa: la que tú has inventado. Fin”.
	Hay mucho más en este libro. Vale la pena leerlo.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Ilustración: Alejandro Nudding




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

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Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Alejandro Nudding:

**Alejandro Nudding, «nacido en Veracruz, Mexico; radica actualmente en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, preocupado siempre por la estancia temporal del hombre, su trabajo aún no definido pelea por lo etéreo y el carácter del humano, pensando que es un resultante del momento y fiel creyente que todo sucede un instante antes, su trabajo se empeña en el color fuerte y en la pincelada que se muestra, por que sabe que un instante después todo ha muerto.» (Fuente: artelista)

Polvo del camino. 154. La fealdad metafísica del sapo. Héctor Cortés Mandujano

La fealdad metafísica del sapo

Héctor Cortés Mandujano

Aurora (Editores Mexicanos Unidos, 1986), de Federico Nietzsche, aunque dividido en cinco libros o capítulos, está en realidad conformado por 575 fragmentos numerados que no necesariamente tienen relación entre sí, ni progresión: abren y cierran un tema, a veces con poquísimas palabras
           Dice Nietzsche en el prólogo (escribió Aurora entre 1879 y 1881) que (p. 5) “este libro es la labor de un hombre subterráneo, de un hombre que cava, horada, que mina” y que de esa oscuridad “ha de salir mañana su propia redención, su propia aurora”. 
          Dice en el fragmento número 9 (p. 12-13) que “en todos los estados primitivos de la humanidad lo malo equivale a lo intelectual, a lo libre, a lo arbitrario, a lo desacostumbrado, a lo imprevisto, a lo que no puede calcularse de antemano. […] ¿Qué es la tradición? Una autoridad superior, a la cual se obedece, no porque mande cosas útiles, sino porque manda”
          En el número 31 reflexiona sobre algo que hemos perdido, lamentablemente (p. 26): “No se avergonzaban los hombres de descender de animales o de árboles y hasta se consideraban honradas con estas leyendas las razas nobles. Se miraba al espíritu como algo que nos unía a la Naturaleza, no como algo que nos separase de ella”.
          Dice en el 83 (p. 51): “Una gota de sangre más o menos en el cerebro puede hacer nuestra vida en extremo miserable y desdichada”.
         Con el 117 quiere dejar claro que nadie habita el mundo, sino un rincón nada más (p. 72): “Alrededor de cada ser se extiende un círculo que le pertenece. Medimos el mundo con arreglo a estos horizontes en que nuestros sentidos nos encierran”.
          El 223 lo lanza a quien le quede el saco (p. 129): “Lo que más temen los artistas, poetas y escritores, es un ojo que descubra las menudas supercherías del oficio, que se dé cuenta de una ojeada de si han llegado o no a la meta, antes de entregarse al placer pueril de glorificarse a sí mismos o de caer en fáciles efectos”.
          El 262 también es un dardo (p. 136): “El demonio que atormenta a los hombres no es el deseo, ni la necesidad, sino el amor al poder”.
           El 361 se titula (todos los fragmentos tienen un título) “Peligros de la inocencia” y afirma (p. 147): “Aquel que ama a un ser o cosa sin conocerlos se convierte en la presa de algo que no amaría si pudiera conocerlo”. 
           El 499, “El malo”, cita a Diderot (p. 183): “No es malo más que el hombre solitario”.
          Y unas líneas del 538 para cerrar esta página, cuyo título también corresponde a este libro poliédrico (p. 191): “Las tres cuartas partes de lo malo que se hace en la tierra se hace por miedo, y el miedo es ante todo un fenómeno fisiológico”. 
         A éste y no al otro deberíamos llamar Federico el Grande.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com

Ilustración: Juan Ángel Esteban Cruz.




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

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**Sobre Juan Ángel Esteban Cruz:

**Juan Ángel Esteban Cruz. Cintalapa, Chiapas, México. Diseñador gráfico, maestro en mercadotecnia y publicidad. Su trabajo se ha publicado en numerosos diarios, libros y revistas de México y el extranjero.

Polvo del camino. 153. Abstracción. Héctor Cortés Mandujano

Abstracción

Héctor Cortés Mandujano

     
El maravilloso librote Historia de la pintura. Guía esencial para conocer la historia del arte occidental (Libros del rincón, SEP, 2004), de Wendy Beckett, comienza con las primeras pinturas que se conocen en la humanidad, en el mundo antiguo, y luego estudia el arte paleocristiano, el medieval, el gótico y el renacimiento italiano, etcétera, pero camina, en cada página, como la pintura, “hacia la abstracción”, que es santo y seña del siglo XX y de nuestros días.
	Las últimas páginas son tomadas por el arte abstracto. Wassily Kandinsky (1866-1944), pintor alemán, miembro del grupo de expresionistas “El jinete azul” es quien (p. 353) “suele recibir la distinción de haber pintado en 1910 el primer cuadro ‘abstracto’ ”, es decir, un cuadro donde no puede definirse con claridad ninguna figura. El cuadro se llama Improvisación 31 (Batalla naval).
	Kandinsky fue (p. 354) “quien descubrió que la ‘necesidad interior’, que podía inspirar el arte verdadero por sí sola, le forzaba a dejar atrás la imagen representativa”. Adiós a lo figurativo, a las caras previsibles, a los cuerpos, a la figura que podía verse como centro unívoco del cuadro. En Acento en rosa (1926), Kandinsky hizo figuras geométricas (un rombo, tres cuadrados, varios círculos, con distintos colores) donde (p. 355) “el ‘rosa’ y el ‘acento’ son puramente visuales”.
	Están después Paul Klee y el suprematismo ruso, que llegó a la llamada “abstracción pura”, es decir, en ocasiones a sólo el color como centro del cuadro. Kasemir Malevish (1878-1935), de este grupo, dijo que (p. 359) “el objeto en sí mismo no tiene ningún significado”. Luego vino Mondrian, como ejemplo de la pura abstracción, y después los dadaístas. Los miembros de este grupo (p. 362) “fueron tan lejos en sus principios sobre el absurdo que escogieron el nombre del grupo -Dadá- buscando al azar en un diccionario alemán. La palabra sólo significa ‘caballito de madera’”.
	Giorgio de Chirico (1888-1974), pintor italiano dio origen (p. 361) “a lo que hoy llamamos pintura metafísica […], que también influyó en el arte surrealista”.
        Se llegó, pues, al surrealismo, que es trascender, como por arte del sueño, la realidad. Y aquí hay muchos nombres célebres: Miró, Magritte, Dalí…
	De allí en adelante, la imagen se perdió entre las muchas rayas, colores, sugerencias, que desembocaron en el llamado “expresionismo abstracto”, cuya cúspide, digamos, es la action painting de Pollock, quien ya no usaba ni pinceles ni paletas, sino que arrojaba la pintura sobre el lienzo. ¿Por qué? Él responde (p. 369): “La pintura tiene vida propia. Yo intento dejar que surja”.
	Me llamó la atención la vida de Arshile Gorky (1905-1948), pintor armenio, surrealista y abstracto, con una suerte terrible (p. 371): “En 1946 un incendio destruyó muchas de sus obras y le diagnosticaron un cáncer. En 1948 se rompió el cuello en un accidente de tráfico y su esposa le abandonó. Poco después se ahorcó”. Sólo falta que se haya ido al infierno. Como el arte figurativo.


Contactos: hectorcortesm@gmail.com

Ilustración: Héctor Ventura




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

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Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Héctor Ventura:

**Héctor Ventura Cruz – Pintor (1920-2010)

Merecedor del Premio Chiapas en Artes en 1980, Héctor Ventura no sólo es el pintor más popular de Chiapas. Su obra representa la definición estética más puntual de la conjunción entre la naturaleza y el ser humano, producida en la época de la posguerra en Chiapas. (Fuente: Coneculta Chiapas)

Polvo del camino. 152. Santa Sabina: sin Rita no hay rito. Héctor Cortés Mandujano

Apuntes de oído, 12
Santa Sabina: sin Rita no hay rito

Héctor Cortés Mandujano

Como en algunas agrupaciones de los 80, la música de Santa Sabina fue una mezcla de géneros, pero con varias especificidades, con un distanciamiento del facilismo y la comercialidad, de las letras “románticas” o explícitamente sexuales y del rock-merengue o tropical tan caro a tantos. Sus caminos parecían querer apartarse de las vías ya demasiado holladas de lo que se conocía como Rock en tu idioma, que fue un monstruo polimorfo creado por las disqueras, y hablaron en cambio de mundos mágicos y personajes fantásticos (dioses de mar, vampiros, ángeles).
	El grupo nació en 1988, con una alineación también atípica, pues su vocalista, letrista e imagen central era una mujer, Rita Guerrero, con acompañamiento inicial de Alfonso Figueroa, Pablo Valero, Patricio Iglesias y Jacobo Leiberman, que luego fue cambiando casi en cada disco del grupo. Fue evidente, por eso, que la depuración del sonido y del concepto recayó principalmente en Rita.
	Sólo grabaron cinco discos. La muerte de Rita Guerrero, en 2011, a los 46 años, de cáncer de mama, puso fin a la agrupación, aunque después hayan participado en algunas tocadas más. Pero sin Rita no hay rito.
	En sus inicios, tardaron tocando antes de concretar su música en un álbum. Su primer disco, llamado simplemente Santa Sabina, en 1992, mostró sus cartas principales: Búsqueda literaria en las letras (Adriana Díaz Enciso, poeta, fue su letrista de cabecera; también Jordi Soler, poeta y narrador, se sumó en varios discos), sonidos oscuros, teatralidad en las presentaciones (Rita era también actriz de teatro), clara filiación al jazz y un amplio rango vocal que a veces fue el rasgo característico en varios temas, de distintos discos (“Mirrota”, “Chicles”, “¿Qué te pasó?”, “Nos queremos morir”, “Despertar a los muertos”, “Agua”, “Dix”, etcétera), que planteaban, por tramos o por completo, a partir sólo de sonidos vocales, sensaciones, emociones, ambientes.
	El álbum debut tuvo 13 cortes y “Azul casi morado” fue la punta de lanza. El sonido es fuerte, la letra no es obvia: “Puedo intuir, puedo oler, puedo pensar, pero saber jamás” que es lo que la gente tiene dentro. El video juega y muestra en germen lo que después se dijo mucho de Rita y Santa Sabina: lo gótico.
	“No me alcanza el tiempo”, de este disco, plantea el mismo asunto: no puedo conocer a los demás: “Quiero entenderte, pero no puedo entrar en ti” y “Vacío” vuelve a reformular la idea: “Estar solo o estar con todos da lo mismo”, aunque me parece que lo mejor de este disco no son sus letras (salvo “A la orilla del sol”, de Adriana Díaz Enciso), sino la claridad de su propuesta, un concepto que se irá puliendo con cada nuevo trabajo.
	El cambio del primer al segundo álbum se nota hasta en las portadas: el primero es una fotografía de dos manos femeninas, iluminadas por una luz azul, que sostienen una vieja agenda, y el segundo, Símbolos (1994), es un corazón metálico, con un fuego en la cúspide, enmarcado en la oscuridad, lo negro. Sólo el contorno ventricular tiene un filo de luz y apenas un resplandor lo demás. Santa Sabina se comienza a adentrar en la noche, se vuelve vampiro y hasta sus títulos muestran lo que no hay en muchas propuestas discográficas: un concepto temático: “Nos queremos morir”, “Miedo” “Una canción para Louis (vampiro)”, “Despertar a los muertos”...
	Babel (1996) es ya un disco completamente conceptual. Sólo un tema da vueltas en las canciones, la Biblia, y casi todas las letras son de Adriana Díaz Enciso: “La risa de Dios”, “El reino perdido”, “Lamento”, “Babel”, “El cielo”, “El ángel”… Me parece el mejor disco de todos, mi favorito.
	Mar adentro en la sangre (2000) agrega en la escritura de las letras, además de Adriana Díaz Enciso y Jordi Soler, los infaltables; y Rita Guerrero y Alejandro Otaola (ambos integrantes de Santa), una versión de Sueño con serpientes, de Silvio Rodríguez, y dos musicalizaciones logradísimas a poemas de Xavier Villaurrutia (1903-1950). Dejan disquera y emprenden el camino de la independencia. No es tan conceptual como Babel, pero no se han perdido en el camino…
	Espiral (2003) es también un disco producido y grabado sin disquera, de manera independiente, con su letrista de cabecera (Adriana Díaz Enciso). Después de este disco hicieron algunas presentaciones más, anunciaron su retiro y su disolución; luego se juntaron de nuevo, hasta que Rita enfermó y murió. 

“La garra” (Babel, 1996) tiene un subtítulo: “Lucy y Fer”. La canción es muy rica en composición y arreglo musical, suena de maravilla. La letra (de Adriana Díaz Enciso) es muy buena y tiene una doble intención: por un lado, los humanos vemos caer a Lucifer del cielo al mundo (de lo bueno a lo malo) y por el otro, el mal nos toca individualmente: “El dios de la oscuridad tiene una garra en mi pecho”. Somos ángeles caídos y eso nos condena: “Has perdido tu reflejo: te queda la soledad”.
	“Soledad” (Mar adentro de la sangre, 2000; el título del álbum se lo da un texto de Jordi Soler), poema de Xavier Villaurrutia, es un texto profundo, de alguien que tiene como única compañía un cuadro (“Soledad, soledad, ¡cómo me miras desde los ojos de la mujer de ese cuadro!”) que le hace a veces creer que no está solo; sin embargo, al final se da cuenta de que son sólo ilusiones: “Y cuando lloro –algunas veces lloro–, también sus ojos se humedecen, o será que los miro con los míos”.
	“Ecos de la piel” (Espiral, 2003) es una canción erótica (letra de Adriana), con melodía dulce, instrumentación justa, que Rita canta a veces en susurro, que busca y logra darle polifonía a ciertas palabras: “Quema el amor. Hondo el amor. Cubre mi piel. Abre mi piel. Arde el amor. Llama el amor”. 

Te comparto lector, lectora, algunas líneas de sus muchas canciones, varias escritas por Adriana Díaz Enciso, salvo las señaladas:
           “Luz del mar” (Símbolos, 1992): “Báñame de sol, señor del mar; calma en mí esta sed de fin. Hazme tuya, pez en tu boca, espuma en tu piel”.
          “Una canción para Louis (vampiro)” (Símbolos, 1994): “¿Cuál es la orilla de la vida humana? ¿Por qué se quiebra por la sed de sangre? ¿Quién me ha ordenado gobernar la noche con esta eternidad a cuestas?”.
          “Vete leve” (Símbolos, 1994, letra de Rita y Adriana): “¿Dónde está tu corazón maltrecho? ¿Lo has buscado en tu centro? Tú no entiendes para qué estás vivo. Cuando gritas te crees un dios”. 
          “Lamento” (Babel, 1996): “Tú me hiciste creer en el amor. Tocaste mi cuerpo con tus manos para arrancarme el corazón”.
          “Babel” (del disco homónimo, 1996, está dirigida, parece, a la divinidad, a Dios; letra de Rita y Alejandro Ataola): “Y mientras te busco pierdo la esperanza. Cuando creo que te voy a tocar me alejo más de ti”.
          “Los peces del viento” (Babel, 1996, letra de Jordi Soler): “Sepultar la verdad, engañarnos diciendo que el agua es el mar, que el incendio es el fuego, que el amor escapó con los peces del viento”.
          “Los sueños” (Babel, 1996): “Dedos nerviosos, retorcidos, quieren la muerte en esta tierra, quieren el miedo en esta tierra, siembran un tiempo de asesinos”.
          “Canción” (Mar adentro de la sangre, 2000, letra de Xavier Villaurrutia): “¿Qué haré si está ella con el cuerpo cerca, con el alma lejos…?”.
           “Ojalá fuera tu voz” (Mar adentro de la sangre, 2000, letra de Rita Guerrero): “Respira el fantasma al pie de la cama, quisiera no oírlo: ojalá fuera tu voz”.
           “Plegaria” (Espiral, 2003): “El rostro que soy habla con mi voz, pero calla mi voz. Debiera gritar, ¿qué debo callar?”.

Mis dos discos favoritos: Babel (1996) y Mar adentro en la sangre (2000). 

Mis 10 canciones favoritas: “A la orilla del sol”, “Luz del mar”, “Despertar a los muertos”, “Lamento”, “Garras”, “Espejo”, “Soledad”, “Ojalá fuera tu voz”, “Mar adentro en la sangre” y “Ecos de la piel”

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Ilustración: Juan Ángel Esteban Cruz **




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Juan Ángel Esteban Cruz:

**Juan Ángel Esteban Cruz. Cintalapa, Chiapas, México. Diseñador gráfico, maestro en mercadotecnia y publicidad. Su trabajo se ha publicado en numerosos diarios, libros y revistas de México y el extranjero.

Polvo del camino. 151. Área vital. Héctor Cortés Mandujano

Árbol-Jaguar/ 3
Área vital

Héctor Cortés Mandujano

Mariano Méndez Pérez, en «Pecado en la choza».

Los jaguares han perdido el 50% de su área de actividad histórica
y se les sigue cazando.

No se busca que tengan de nuevo miles de kilómetros a su disposición:
Únicamente 30 paisajes prioritarios.

No se pide que les dejemos las selvas intactas,
por lo menos que no se acaben sus corredores, 
sus unidades de conservación.

No se requiere ayuda para que se reproduzcan,
nada más que los humanos no invadan sus territorios más íntimos.

No se busca que los ayudemos a vivir.
Sólo que no los matemos.

[Con información del documento Jaguar 2030. Una hoja de ruta para la conservación en las Américas.]	


Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Ilustración de Alejandro Nudding**




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

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Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Alejandro Nudding:

**Alejandro Nudding, «nacido en Veracruz, Mexico; radica actualmente en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, preocupado siempre por la estancia temporal del hombre, su trabajo aún no definido pelea por lo etéreo y el carácter del humano, pensando que es un resultante del momento y fiel creyente que todo sucede un instante antes, su trabajo se empeña en el color fuerte y en la pincelada que se muestra, por que sabe que un instante después todo a muerto.» (Fuente: artelista)

Polvo del camino. 150. La vida de un hombre muerto. Héctor Cortés Mandujano

La vida de un hombre muerto

Héctor Cortés Mandujano

Se encendieron luces de las salas

y lenguas de luz besaron la noche

Mariano Méndez Pérez, en «Pecado en la choza».


Y el Bolom dice… Venimos a este lugar, antología de cuentos (Coneculta-Chiapas, 2007) es un volumen que contiene, dice Marceal Méndez Pérez en la presentación (p. 11), “once cuentos galardonados en el concurso de cuento Y el bolom dice… categoría ‘A’, de las emisiones 2005 y 2006”.
	Los cuentos no sólo están bien escritos: buscan y encuentran imágenes certeras, hacen retratos con pocas palabras, recrean ambientes; no se les lee como obras de aficionados, sino como propuestas interesantes, pensadas, logradas. Hay un enorme filón de talento en nuestros narradores y narradoras (hay dos entre los diez autores) indígenas.
	De “Estoy vivo”, de Claudio Entzín Hernández, me gustó mucho el nombre de su personaje: Rito Falsario. Qué maravilla.
	Raymundo Díaz Gómez, dice en “Miguel Yajval Ch’en”, algo que a veces olvidamos los caxlanes, cuando escribimos sobre el movimiento mapachista, y es que los indígenas sólo lo veían como un movimiento ajeno, incluso contrario a sus intereses (p. 31): “El coronel Alberto Pineda se vende con los hacendados”.
	“A veces uno se muere”, de Mikeas Sánchez Gómez, es un cuento escrito desde la sensibilidad femenina (el personaje es una mujer). La narradora de la historia, inventada por Mikeas, ve morir a su mamá y pone con claridad el mal en los alimentos (p. 58): “Ya no quiso comer nada y se puso muy flaca. Tenía el estómago lleno de amarguras y también de remordimientos”.
	Me encantan los árboles y en los cuentos se mencionan muchos. En “El aire de otoño”, de Noel Inocencio Morales de León, se refieren a unos conocidos y a otros que tal vez conozco con otros nombres (p. 65): “Pinos, cipreses, madrones, salvios, alises, espinas, encinos y moquillos”; en “Vinimos a este lugar”, de García Muñoz, del que hablo líneas abajo, se mencionan otros árboles desconocidos (p. 121): “Los palos de caspirol”, y en “Pecado en la choza”, de Mariano Méndez Pérez, se habla de (p. 130) “la frondosa sombra de los árboles de cacaté”. 
	Desarrolla Isabel Pascual Andrés, en “El hombre que se convirtió en rata”, una idea compleja, que parece simple a primera vista: la vida de los muertos (p. 96): “Levanté la sábana y vi que había puras ratas. Rigoberto se había convertido en ratas. En realidad, pensé, no era persona verdadera cuando le conocí, sino una rata que había tomado la vida de un hombre muerto”.
	Claudio Entzín Hernández tiene dos narraciones aquí. De “Espera sin retorno” me llamó la atención que se hermane con historias de otros lados, de otros países (La edad de la inocencia, de la escritora norteamericana Edith Wharton, y Seda, del italiano Alessandro Baricco). Un hijo escribe cartas a su padre tomando la personalidad de otro hijo que se fue de la comunidad y nunca volvió. El padre muere (p. 106): “El pobre murió creyendo que su hijo José aún se acordaba de él, que cada año le escribía. La verdad nunca tuve el valor de decirle que mi hermano había muerto en manos de unos asaltantes después de un par de años de su partida”.
	“Vinimos a este lugar”, de José Osbaldo García Muñoz, tiene una línea que me parece genial y se refiere a la gente que deja vacío un pueblo, que se va como los halcones peregrinos (p. 116): “Se fueron como los azacuanes en el invierno”. 
	


Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Ilustración de Héctor Ventura




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

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Polvo del camino. 149. La nada mexicana. Héctor Cortés Mandujano

La nada mexicana

Héctor Cortés Mandujano

Alejandro Rosas y Julio Patán escriben a cuatro manos México bizarro, el país que nadie quiere recordar (Editorial Plantea, 2017), con un diseño lleno de colores, atractivo, juguetón.
	Los textos hablan de las muchas desgracias de nuestro país (sociales, políticas, artísticas, de espectáculos, de injusticias…) tratadas con humorismo. 
         En “Luchadores de nota roja” hablan de Juana Barraza, la Mataviejitas, hija de Justa (qué nombre irónico), una prostituta. La infancia de Juana no fue fácil (p. 67): “La después llamada Mataviejitas tuvo un destino similar al de su madre: fue violada en la infancia por tres hombres con la anuencia de Justa, que al parecer cobró a cambio de su autorización unas cuantas cervezas”.
         En “Embajador por once días” refieren la historia de Díaz Ordaz, quien luego de dejar la presidencia fue designado, por López Portillo, embajador de España. Sólo estuvo en su cargo once días, porque decidió por sus pistolas regresar a México y dejar todo tirado. Algo grave porque, además, México y España habían roto relaciones por el franquismo y en 1977, con el recién designado funcionario, se restablecían. Dijo Díaz Ordaz, según los autores (p. 84): “ ‘¡Me voy porque se me da la gana! ¡Y no regresaré, no me despediré de nadie, ni del rey!’ Y así lo hizo, dejando la nueva relación en una situación bastante comprometida, pues los españoles consideraron la actitud del embajador como una falta de respeto a España”. 
         “Un profe en Forbes” es la historia sintética del enriquecimiento del profe Carlos Hank González, un político rapaz, como ha habido tantos. Son famosas dos de sus frases (p. 89): “Un político pobre es un pobre político” y (p. 90): “La política es una carga muy pesada, pero los fletes son muy buenos”.
         En “Prohibido ser cura y no casarse” el protagonista es Tomás Garrido Canabal, gobernador de Tabasco en los años 20. Era anticlerical extremo (p. 99): “En el plano anecdótico, tuvo un hijo al que llamó Lenin y una hija a la que llamó Zoila Libertad, sin mencionar a su sobrina Luzbel o el hecho de que en su rancho se agrupaban animales como Dios o Papa, o que organizaba corridas de toros con un astado al que llamaba Obispo”. Curiosamente (p. 100) “murió en 1943 nada menos que en Los Ángeles”.
         En 1930, en el gobierno de Pascual Ortiz Rubio, cuentan los autores en “Santa Claus o Quetzalcóatl”, se decidió que para reforzar el nacionalismo (p. 102): “Quetzalcóatl será el símbolo de la Navidad en nuestro país”; o sea “adiós a Santa Claus –le retiraron la visa– y bienvenida la serpiente emplumada”. La población se opuso, desde luego. Dicen los autores que Ortiz Rubio (p. 103) “en septiembre de 1932 presentó su renuncia a la presidencia y salió al exilio. Desde el Polo Norte, Santa Claus rió satisfecho”.
          Miguel Alemán Valdés no sólo no era militar, sino era un dandi en la vestimenta y el trato (“agringado, culto, de trajecitos, cordial”). El sindicato de Petróleos Mexicanos amenazó con dejar en desabasto a la población si el presidente no les daba el aumento que pedían. Miguel Alemán les mandó el ejército. El sindicato aceptó la propuesta gubernamental de aumento, sin chistar. Cuando los representantes sindicales se reunieron con el recién entrado presidente le dijeron (p. 145) “Pero si nomás lo estábamos calando, señor presidente”. La respuesta del educadísimo Alemán “podría ser su epitafio: ‘Pues ya me calaron, hijos de la chingada’ ”.
           En “Si te vienen a contar cositas malas de mí…” Patán y Rosas apuntan (p. 155): “La política mexicana exige cuatro requisitos: no decir lo que se piensa, hacer lo contrario a lo que se dice, un extraordinario manejo del eufemismo y jamás reconocer culpas”.
          En 1865, la emperadora Carlota escribe a Eugenia de Montijo sobre México y los mexicanos (p. 217): “Durante los primeros seis meses, a todo el mundo le parecía encantador el nuevo gobierno, pero tocad alguna cosa, poned manos a la obra, y se os maldecirá. Es la nada que no quiere ser destronada. […] Fue menos difícil erigir las pirámides de Egipto que vencer la nada mexicana”.
	


Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Ilustración de Juan Ángel Esteban Cruz**




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Juan Ángel Esteban Cruz:

**Juan Ángel Esteban Cruz. Cintalapa, Chiapas, México. Diseñador gráfico, maestro en mercadotecnia y publicidad. Su trabajo se ha publicado en numerosos diarios, libros y revistas de México y el extranjero.

Polvo del camino. 148. Viene de lejos para decir algo. Héctor Cortés Mandujano

Apuntes de oído/ 11
Viene de lejos para decir algo

Héctor Cortés Mandujano

¿A qué le llaman distancia?

Eso me habrán de explicar:

Sólo están lejos las cosas

que no sabemos mirar. […]

Si el mundo está dentro de uno,

afuera pa’ qué mirar

Atahualpa Yupanqui, en «A qué le llaman distancia»

No sabía qué tenía tanto en común con el cantor argentino Atahualpa Yupanqui (1908-1992): se llamaba Héctor (Héctor Roberto Chavero), como me llamo yo; nació en el campo, como yo; fue a la escuela a caballo, como yo; su padre domaba potros, como el mío…
	Veo su entrevista en A fondo (en Youtube), del 27 de septiembre de 1977, el mítico programa conducido por Joaquín Soler Serrano. Y allí también explica cosas sobre los caballos: no es lo mismo domar un equino para una señora gorda, que para un niño, que para un vaquero, etcétera, y eso lo saben los domadores, lo preguntan antes de empezar la doma. Me pareció el hombre incluso simpático, sonriente, pese a que en sus canciones siempre se le ve triste, reconcentrado, nostálgico.
	Dice mi tocayo que en su tiempo había 72 millones de vacas pastando en la pampa, “con una hierba tan alta que apenas se veían los pitones de las vacas […] Y donde hay vacas tiene que haber quien las cuide, y a caballo, y allí viene el gaucho. Gaucho viene de gauderio: ‘cuidador de ganado’ ”.
	Los gauchos, cuenta Atahualpa, cantan por la noche, después de trabajar todo el día, con la guitarra desgastada y vieja que cargan; a veces lo que quieren es contar algo íntimo, de su sangre, a un par de amigos (los demás lo entienden y se van; saben que no es audición, es confidencia). Dicen que una vez preguntaron a Justino Leyva, un gaucho, qué era un amigo y él respondió: “Un amigo es uno mismo, pero con otro cuero”.
	De adolescente salió del campo y en Tucumán conoció -aparte del violín y la guitarra, que practicó desde niño- el arpa, la flauta y, entre otros, el sonido del bombo; dice que la tradición define este sonido con una de esas mentiras que inventan los hombres y que suenan a poesía antigua: “El bombo no hace más que imitar la respiración jadeante de la tierra cansada de dar frutos”.
	Su padre, dice, peón de trenes, era “pobre con libro”, un poco el poeta de la aldea. A los catorce años Héctor Roberto empezó a escribir como Yupanqui; su padre, sus tíos, su abuelo, hablaban quechua, lenguaje de indios, aunque ellos no lo eran y Yupanqui es, en quechua, “has de contar, narrarás”. Le agregó después Atahualpa (Ata, viene; hu, lejos; alpa, tierra): “Viene de lejos para decir algo”.
	Cuando empezó dice que decían de él, desdeñosamente: “Pero cómo, si es el negrito de la vuelta de casa”. Escribió varios libros: Piedra sola, El canto del viento, El payador perseguido, Cerro Bayo, Aires indios… y grabó y le grabaron muchísimos discos, muchísimas canciones, se volvió una leyenda.
	Fue a París y estaba en casa del poeta Paul Eluard; un día le dijo que vendría alguien para quien quería que tocara su guitarra y cantara. Era Edith Piaf. Ella contrató el teatro para cuatro conciertos y lo puso en el programa. La enorme y genial cantó la primera parte (como si fuera la menos importante) y le cedió la segunda a él, un desconocido total: “Extraordinario honor, que no podré pagar jamás”. Se le abrieron las puertas y a partir de esa presentación con la Piaf dio 60 conciertos más y se volvió famoso. Le ofrecieron grabar de inmediato.
         Se quedó a vivir en París y eso se lo criticaron mucho sus coterráneos. Él dice: “No tengo nostalgia por mi país. Cuando me hace un ruidito dentro mío mi tierra, cojo la guitarra y está el paisaje conmigo: Tengo la pampa, tengo la selva, tengo la montaña”: ¿A qué le llaman distancia?

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Ilustración de Juan Ángel Esteban Cruz**




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

**Sobre Juan Ángel Esteban Cruz:

**Juan Ángel Esteban Cruz. Cintalapa, Chiapas, México. Diseñador gráfico, maestro en mercadotecnia y publicidad. Su trabajo se ha publicado en numerosos diarios, libros y revistas de México y el extranjero.

Polvo del camino. 147. Aviso para caminantes. Héctor Cortés Mandujano

Aviso para caminantes

Héctor Cortés Mandujano

!Si lo terreno acaba, en suma,

cielo e infierno,

y nuestras vidas son la espuma

de un mar eterno!

Lavemos bien de nuestra veste

la amarga prosa;

soñemos en una celeste

mística rosa

Rubén Darío, en «A Mariano Miguel de Val»dolfo Bioy Casar»


En la muerte de la Woolf pesó la roca. Quiroga, cuentista, se mató a balazos. Hemingway se disparó en la boca. A Luther King partieron en pedazos.

Sócrates decidió tomar cicuta. Séneca decidió también lo mismo. Cicerón fue muerto en fea ruta. Los tres, en fin, cayeron al abismo.

Nadie escaparemos de la muerte. Mejor entenderlo que ignorarlo. No será ni buena ni mala suerte.

Tener miedo es sólo acrecentarlo. Nuestra vida final será la muerte. Morir es respirar, mejor saberlo.

***
[A veces escribo sonetos (14 versos endecasílabos) nomás para tener caliente la mano. No siempre los publico. Éste, me parece, no quedó tan mal.] 

Contactos: hectorcortesm@gmail.com.       

Ilustración: Héctor Ventura**




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

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**Sobre Héctor Ventura:

(Jiquipilas, Chiapas, 1920), Héctor Ventura Cruz creció y descubrió la pulsión plástica por la vida en Tuxtla Gutiérrez, la capital de su estado. Ahí conocióal Maestro José María de la Cruz, único mentor entonces de pintura y dibujo en la localidad. El encuentro con el maestro “Chemita” significó el atisbo del primer referente técnico y la certeza de la constancia en el oficio. 
Merecedor del Premio Chiapas en Artes en 1980.