Voces ensortijadas
Entre gratitud y abrazos
María Gabriela López Suárez
Al público lector de las Voces ensortijadas,
a Letras, idea y voz,
les deseo un año 2026 con amor, paz, gratitud y mucha lectura.
Esther repasó en su mente la lista de pendientes que tenía en las dos últimas semanas del año. Se quedó asombrada, tantas cosas por hacer, en tan poco tiempo. Casi le ganaba la desesperación sin siquiera haberse detenido a verificar si todo era necesario y qué tenía prioridad. En eso estaba cuando escuchó que tocaban la puerta de la casa con tal fuerza que parecía como el anuncio de alguna tragedia. Quien llamaba con tal angustia era Toñito, el hijo de doña Mónica, la señora que en la temporada decembrina hacía hojuelas y mandaba a preguntar si querían encargar tan delicioso postre, el mensajero era el pequeño de siete años.
̶ ¡Toñito, casi se me sale el corazón por esos toquidos tan fuertes! ¿Qué sucede? ¿Es el pedido de hojuelas? −preguntó Esther con voz firme y rostro serio.
̶ Disculpe, es que tengo prisa, ando preguntando en el mayor número de casas para decirle a mi mamá y pueda comprar los ingredientes. Ella quiere tener seguros los pedidos. ¿Van a querer hojuelas y cuántas? ̶ antes de que Esther respondiera observó que el niño sacó de una bolsita cangurera que llevaba, una pequeña libretita con un lapicero de igual tamaño; libreta en mano estaba atento y levantó la vista. Los ojos del niño se fijaron en los de Esther quien, sin dudar, pidió cien hojuelas. Las compartiría con su familia y algunas amistades. El rostro del niño dibujó una gran sonrisa.
̶ ¡Muchas gracias doña Esther! Ojalá que usted me traiga la suerte, como dice mi mamá, es el primer pedido que nos hacen.
̶ Verás que sí pedirán más hojuelas, Toñito, solo te sugiero que toques menos apresurado. Anda, ve con cuidado al cruzar las calles.
Esther observó al niño quien, con mucha seguridad, iba caminando, dirigiéndose a otras viviendas para continuar con su tarea. Ella volvió a lo suyo; retomó la idea de Toñito y buscó una libreta para anotar sus pendientes. Se sentó y antes de que le ganara la mente con la idea de que ya era tarde y aún no había abierto su papelería, decidió darse el tiempo para hacer la lista. Una vez terminada la tarea revisó a detalle y decidió llevar a cabo el primer pendiente.
Tomó un pequeño bolso, cerró la puerta, guardó sus llaves y salió a caminar a un parque cercano. Dio una vuelta completa al parque, que no era tan grande. Buscó una banca y se sentó. Observó las aves que se deleitaban volando de rama en rama entre los árboles. Contempló los rayos del sol que se filtraban a través de los huecos del follaje que cubría el parque. Se alegró la vista con las flores distintas que tenían las jardineras. Sintió el latir de su corazón. Había olvidado cuánto tiempo tenía de no agradecer en la vida, por cada día, por su salud, por su familia, por las amistades que siempre estaban presentes a través del tiempo y la distancia, por un techo y comida segura, por un nuevo año que culminaba, por darse ese instante para estar con ella y contemplando los regalos de la naturaleza, sin agobiarse por el tiempo.
Permaneció ahí alrededor de media hora, en ese intervalo de tiempo sintió la necesidad de darse un gran abrazo, se abrazó con mucho amor. Regresó contenta a casa, entre gratitud y abrazos había iniciado el primero de los pendientes de su lista, antes de culminar ese año.

Sobre la autora:
Maria Gabriela López Suárez
Catedrática, periodista, escritora y comunicadora
Apasionada de la escritura, la lectura, la radio y el aprendizaje de idiomas. Doctora en Estudios Regionales por la UNACH y Doctora en Dirección y Planificación del Turismo por la Universidad de Alicante. Maestra en Educación Superior y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNACH. Profesora-investigadora en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH), en la Licenciatura en Comunicación Intercultural y la Maestría en Estudios Interculturales. Asesora en el Instituto de Evaluación, Profesionalización y Promoción docente en Chiapas y en el Instituto de Educación Superior en Desarrollo Humano Sustentable. Es integrante del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1, del Sistema Estatal de Investigadores, de la Red Internacional de Investigadores en Turismo, Desarrollo y Sustentabilidad (RITURDES) y de la Red de Formadores en Educación e Interculturalidad en América Latina (RedFEIAL).
Sus líneas de investigación son: Comunicación, Comunicación Intercultural, Educación, Identidades, Juventudes, Periodismo, Radio Comunitaria, Turismo Comunitario, Patrimonio Cultural.
Desde 2008 colabora como periodista cultural independiente en diferentes medios chiapanecos. En 2018 fue corresponsal en Chiapas en la, antes llamada, Agencia Informativa CONACYT. Es autora de la columna periodística Voces ensortijadas, desde 2017, actualmente se publica en la revista electrónica Letras, idea y voz y en el portal Chiapas Paralelo. Es productora del programa radiofónico de la UNICH, Los Colores de la Voz. Actualmente es aprendiz de la Lengua de Señas Mexicana.