Líneas de desnudo/ 169
Quererse
Por Manuel Pérez-Petit
No hace falta estar para quererse. En la ausencia, el cariño se vuelve mítico. En todo caso, el afecto no depende del conocimiento ni de la reciprocidad sino de ese no sé qué que queda balbuciendo, si se me permite la licencia sanjuanesca de la cruz, de esos movimientos líricos del alma tan de Baudelaire (1821-1867), de lo inentendible aunque comprensible si uno pudiera detenerse, de aquello que demuestra que hay razones que la razón no entiende, porque en esta evidencia radica la esperanza de la humanidad.
Hoy, en este tiempo autodecretado de la autodestrucción en que andamos de cabeza y a la deriva creyendo aun con todo que nos mantenemos en pie y erguidos por el rumbo fijo de nuestra inconsciente enajenación, ebrios hasta la ataraxia de nosotros mismos y desorientados como muy pocas otras veces en la historia de nuestra propia humanidad, habiendo llevado a cabo el trueque de nuestro propio autoengaño, en que cambiamos el amor por el interés, la nobleza por el interés, la belleza por el interés, la inteligencia por la habilidad, ahora, digo, en este tiempo de negación de la sabiduría, la contemplación o la búsqueda de la verdad, cuestiones todas ellas proscritas, apenas nos podría quedar aquello en lo que siempre estuvimos de acuerdo: el afecto, y ese afecto que es porque sí, nada tiene que ver con el interés y todo tiene que ver con verdades que no son manipulables. Siempre lo dijimos: el mundo se acabará pero quedaremos nosotros. Incluso aunque hayamos desaparecido por completo.
El problema actual del mundo no es la guerra, el hambre o las pandemias sino nosotros mismos, embaucados en una cultura de la muerte de nuevo y poderoso cuño que viene a darle la razón, sin ir más lejos, por ejemplo, a Thomas Hobbes (1588-1679), sumo arquitecto de nuestra sociedad, cuando dijo: “el hombre es un lobo para el hombre”. Y, en efecto, hoy lo es, lo somos, lo estamos siendo y no parece que vayamos a dejar de serlo, y de ahí nuestra necesidad de abrazar el olvido, nuestra negación subliminal del afecto, nuestra imperiosa intolerancia, nuestro indigesto radicalismo, nuestra dependencia del dolor y el partidismo como modo de vida y justificación, nuestra terrible soledad… Sí, la soledad, que es como el colesterol: la hay buena y la hay mala, y, a diferencia de otros tiempos en que había de todo, hoy nos hemos acomodado con gusto en el abismo de la mala.
Sin embargo, todo podría tener arreglo si empezamos por conservar o intentamos recuperar aquello de que no hace falta estar para quererse.

Fotografía: © Mayté Flores Ayala Mancera
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Periodista, editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Ha sido director de Comunicación en el Servicio Andaluz de Salud, director editorial de intereconomia.com, adjunto a la presidencia del Instituto Europeo de Márketing, Comunicación y Publicidad, director de opinión de France Telecom España, director de relaciones públicas de la Fundación Leo Matiz o director editorial de AlmuzaraMéxico, entre otros puestos de responsabilidad. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. En la actualidad se dedica a la consultoría de alta dirección y a la docencia. Mantiene la columna Líneas de desnudo en la revista mexicana de fomento a la lectura Letras, ideaYvoz.