Polvo del camino/ 304
El organismo que nos cuida
Héctor Cortés Mandujano
En Realidad virtual. Las claves de la interacción entre tecnología y cerebro humano (Emse Edapp-Editorial Salvat, 2020), de Cristiano Chiamulera, al margen del asunto central, hay dos recuadros que me llamaron la atención y que comparto contigo lector, lectora.
El primero se llama “Los procesos atencionales”, y en él se explica que nuestro organismo, sin que en general nos demos cuenta, mide los cambios en nuestro alrededor (climáticos, energéticos, es decir, físicos) y dentro de nosotros. No lo hace en todos los detalles y no nos avisa, porque (p. 75) “elaborar el enorme número de estímulos ambientales no resulta económico, el sistema se colapsaría a lo largo de sus vías de codificación y en sus centros de elaboración. De esta forma, se filtra el grueso de los estímulos eficientemente”.
Y pone, lo cito (pp. 74-75): “Un ejemplo:
• en este instante que estás leyendo
• …eres consciente de las imágenes de las letras sobre el papel
• …de sostener un libro con las manos…
• …de su peso…
• …del significado de la frase… pero… no estás prestando atención…
(claramente ahora cuando lo leas te darás cuenta)
• a las sensaciones táctiles que proceden del contacto de tu cuerpo con la silla.”
Es decir (p. 74): “El sistema somatosensorial es un sistema muy eficiente de recepción y elaboración de las informaciones, dado que puede mantener el control sin tener que elaborar continuamente todos los acontecimientos físicos que se producen dentro y fuera del organismo”. Podemos tocar, por ejemplo, un objeto puntiagudo sin que se estimule la sensación táctil o dolorosa, porque a nuestro organismo el objeto no le parece, en ese momento, peligroso.
El otro recuadro se titula “La reactividad ante señales” y se refiere más específicamente a los asuntos que nos ocurren cotidianamente y que nuestro organismo decide ignorar (un olor a humo) o atiende o pospone (una necesidad fisiológica). Dice el autor que la reactividad ante señales activa (p. 118) “respuestas automáticas que se llevan a cabo por medio de procesos cerebrales que se desarrollan en forma concomitante en distintos niveles. Este es el motivo por el que no siempre somos conscientes de la sensibilidad de la reactividad ante señales, aunque el entorno esté lleno de estímulos para sexo, comida, humo, etcétera”.
Los dos textos aluden a que nuestra vida es más cómoda y mejor llevada por nuestro organismo automático, sin que nosotros tengamos nada más que hacer que dejarnos conducir por lo que nuestro propio cuerpo nos informa, nos dice y a veces nos ordena…

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com