Polvo del camino/ 303
Apuntes de oído/ 24
El llanto de Lilvia
Héctor Cortés Mandujano
Así es cada hombre, así lo hicieron...
“Amor en otras palabras”,
que canta Baglietto
Hace tiempo, por invitación de mi amiga Sofía Carballo, presenté Lengua Lanzadera Enhebrada, un libro de Lilvia Soto, en San Cristóbal de Las Casas.
Sus poemas, en ese libro, hacen referencia, a veces sutiles, a veces explícitas, a mitos griegos, que ella relacionaba con la dura realidad de las mujeres latinoamericanas que, aparte de trabajar sin respiro, eran-son madres, hijas, hermanas, compañeras que ejercen la sororidad, y también participantes activas en los procesos de liberación de sus pueblos; luchadoras sociales que corrían (corren) el cotidiano riesgo de ser masacradas por defender algo tan evanescente, tan inasible como la patria.
A Lilvia mi texto de presentación la emocionó. Derramó alguna lágrima y me agradeció públicamente, porque, dijo, había encontrado a un lector que la entendía a cabalidad.
Luego nos fuimos a cenar y en la charla que tuvimos ella y yo (nos acompañaban mi mujer, una amiga de Lilvia y Sofi, que hablaban de otra cosa), no sé a cuenta de qué le dije de memoria la letra de la canción “Amor en otras palabras”, escrita por A. Callaci y R. Bielsa, interpretada maravillosamente por Juan Carlos Baglietto.
La emocioné de nuevo, porque la canción de referencia habla del cuerpo que ama y del cuerpo que lucha, que es el mismo; de la mano que acaricia y de la mano que empuña un arma, que es la misma; de cómo defender a la patria es amar de otra manera… Más o menos las experiencias vistas y vividas que la habían llevado a escribir su libro.
Dice la canción: “Con estas manos de acariciarte la espalda, llevaré un fusil tal vez mañana. Con esta boca que no encuentra palabras, que te besa, llamo a gritos a mi gente, vivo a mi patria”.
Y sigue: “Con estas piernas, las de irme temprano, marcharé si es debido a la batalla, y con los ojos de mirar, apuntaré al corazón del que me ataca. Y este cuerpo, que también es nuestro cuerpo, se pudrirá en la tierra, si me matan”.
Me salté unos versos y le dije el final: “Yo, que hasta ayer dije amor; ahora, hoy, digo patria, que es como decir amor: amor en otras palabras”.
Lilvia volvió a llorar.

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com