Polvo del camino/ 292
Apuntes de oído/ 23
Yo quise más, no había fin
Héctor Cortés Mandujano
Charly García (Buenos Aires, Argentina, 1951) es autor de una colección de canciones que han acompañado la vida de mucha gente de Latinoamérica; entre ellas, la mía. Durante años fue tal vez la figura más visible del fenómeno comercial conocido como Rock en tu idioma y fue cayendo su estrella conforme envejecía y no cesaba de meterse todas las drogas posibles al cuerpo, de tener problemas legales e internamientos incluso a clínicas psiquiátricas. Se le empezó a conocer más por escándalos, que por nuevas propuestas musicales. Sigue vivo, por fortuna.
Suele o solía ser profundo en sus letras, hasta en las que ha desgastado la repetición del éxito: “No voy en tren, voy en avión, no necesito a nadie a mi alrededor” es una alusión a su modo veloz de transitar por el mundo con respecto a los ñoños que, como yo, vamos a otro paso, y que a veces para vivir necesitamos compañía; y así, en su producción (hizo una cuarentena de discos) hay rastros de un pensamiento que no se entretiene tanto, como muchos, en la superficialidad. Ejemplos podrían ser “Los dinosaurios” (elegante y clara alusión a la dictadura, al poder que se ejerce con brutalidad), “Nos siguen pegando abajo” (sobre la moral que vigila las entrepiernas de la gente), “Cerca de la revolución” (cómo cambia la sociedad, cómo cambia el amor), “Promesas en el bidet” (sobre la fugacidad de los sentimientos)…
Sorpresivamente, en 2024, a los más de 70, estrenó un disco donde la voz es una lástima y la música no ha cambiado: La lógica del escorpión.
Pero una de mis favoritas la compuso y la canta al alimón con Pedro Aznar. Se llama “Tu amor” y es parte del disco Tango 4, de 1991.
Empieza con ideas en todo lo alto: “Yo quise el fin y había más,/ yo quise más, no había fin”, que lo mismo puede referirse a la inteligencia, la estupidez, el amor, las drogas…
Durante un tiempo, en momentos de cercano melodrama, su estribillo me hacía sentir acompañado, porque yo comparto con él esta visión de las cosas: “No voy a llorar si nadie me acompaña, no voy a dejar un camino sin andar”…
Es curioso cómo una canción breve puede contener ideas que, en otros formatos, necesitarían mucho más espacio para desarrollarse, muchas más palabras: “Aunque sea el fin del amor,/ yo he visto el fin del disfraz./ Yo quiero el fin del dolor/ pero no hay fin, siempre hay más”. Ah, la vida y lo que llamamos amor.
Sus certezas separan lo que, aunque existe fuera de nosotros, decidimos meternos como instrumentos de tortura. Y son ciertas, si tú las crees. O falsas: “No existe sombra, no existe culpa, no existe cruz”. Y a estas aseveraciones les clava una estaca en el corazón: “No voy a esperar que el destino hable por mí”.
No sé si estoy tan de acuerdo, en cambio, con que la salvación se logre a través de la presencia de otra persona (¿o se referirá al amor por uno mismo? No estaría mal). Pero esto es una canción, no un tratado filosófico: “Yo tuve el fin y era más./ Yo tuve más y era el fin./ Yo tuve el mundo a mis pies/ y no era nada sin ti./ Crucé la línea final por tu amor…”.
Me hubiera gustado que la canción se resolviera sin el ingrediente romántico. ¿Qué la vamos a hacer? El romanticismo sigue siendo un buen negocio…

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com