Polvo del camino. 280. Margie Bermejo: Clavar los dientes. Héctor Cortés Mandujano

      Polvo del camino/ 280

Apuntes de oído/ 22

Margie Bermejo: Clavar los dientes
Héctor Cortés Mandujano

Los compositores son Arturo Márquez, ese gran músico, y la propia cantante Margie Bermejo. La canción es muy creativa en música y letra, y barre la idea de usar la palabra zorra como insulto a una mujer.
Margie Bermejo nació en Argentina, en 1953, y llegó muy pequeña a México, donde, de adolescente, fue corista de cantantes comerciales de éxito. Su primer disco, Las cosas sencillas, en 1979, la presentó como una mujer de ideas y búsquedas, que luego se movió hacia al jazz (Morir amando, La eterna desventura de vivir, Agua en la boca…). Su discografía tiene un cuidado repertorio y mucha gana y talento para explorar nuevas posibilidades del canto. En su exploración artística grabó incluso, con Dmitri Dudin, pianista y compositor de altos vuelos, una cantata (Ofrenda del tiempo) basada en “Piedra de sol”, de Octavio Paz.
“La zorra” (del álbum Mamacita del Mayab, 2000) inicia con un arreglo muy teatral, con la sabia mano de Márquez, como el presagio de algo que aparecerá pronto, hasta que se oye la voz ronca, temperamental, llena de matices de Margie Bermejo: “La ciudad nos aguarda, nuestros cuerpos están calientes, en el día se forma un calambre de impotencia; en las nubes, en el pavimento”.
Creo que la primera vez que oí esta canción -no estoy muy seguro, y ya no tengo el LP como para verificarlo- fue en otro álbum de Margie: Vox Urbi, de 1989, un buen bocado para la puesta en escena y el arte musical e interpretativo, porque la cantante también es actriz (estudió con José Luis Ibáñez y con Héctor Mendoza).
La primera parte de “La zorra” es hacia afuera, hacia el contexto: “la ciudad me enamora […] vidrios rotos, cabezas despeinadas, el filo del cuchillo, los viejos en las plazas”.
El arreglo maravilloso lo envuelve todo, con una tensión especial en el puente y es la voz de Margie quien de nuevo desliza sus palabras a nuestro oído y ya no habla de la ciudad de afuera, sino de lo que la puebla por dentro: “Amo ciertos silencios, a las moscas en la cocina, a los que llevan la botella en el bolsillo; los que hablan solos frente a un espejo, las mujeres que han vivido, que han vivido a piedra y agua. Amo a aquellas mujeres que aprenden con los dientes, la lengua, con los dedos y con los apetitos de la mente”.
Sin duda, la gran frase de esta canción viene casi al final y me parece una definición frontal y valiente: “Amo el ahora y le clavo los dientes, como una zorra hambrienta”.
Luego Margie juega con su voz: grita, gime, hace un coro más bien de jazz con las dos sílabas: zo-rra. El arreglo, la música, la sigue con agilidad en los tumbos, los remansos, los géiseres, en los sorpresivos meandros de esta canción río…
Ilustración: Leonora Ventura.
Ilustración: Leonora Ventura.




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

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