Polvo del camino/ 277
Viajar a pie y leer
Héctor Cortés Mandujano
Werner Herzog (Múnich, Alemania, 1942) hizo una película, en 2019, sobre un negocio japonés llamado Family Romance. La cinta se llama igual, con el agregado de LLC, para implicar la idea de empresa.
El actor principal, Yuichi Ishii, es el director de la compañía, pero aquí interpreta un personaje que tiene mucho parecido con la realidad, pues Family Romance, su empresa, tiene como objetivo alquilar personas sustitutas (un hijo, un hermano, una esposa, un marido, etcétera), contratadas ex profeso y con información esencial que el propio contratante proporciona.
En la cinta de Herzog alquilan para una boda a un padre, ya que el real es alcohólico y podría echar a perder la celebración; una mujer alquila a varios fotógrafos y a un camarógrafo para que la sigan por las calles, como si ella fuera una celebridad, aunque la historia principal es sobre Yuichi Ishi, quien finge ser el padre de una adolescente, cuyo progenitor se fue de su vida cuando ella era una niña de, creo, tres años. El problema surge por las implicaciones sentimentales de la madre y la jovencita con el profesional contratado.
Herzog aparece antes de la película explicando cómo partió de la realidad para hacer su ficción y al final, en una charla, donde habla de que es tal la soledad en la que vivimos, que se ha hecho un negocio alquilar a una persona para que finja lo que no es. No se hace prostitución, porque está prohibido, incluso, tener una implicación personal con el cliente. Se finge, pero no se debe querer al o la contratante.
Herzog también se dice sorprendido por algo que filma: un hotel robotizado, en Japón, donde quienes atienden son robots, que fingen ser personas; el hotel tiene también, para entretener a los clientes, una pecera con peces robóticos. Son preciosos.
Lo otro que me llamó la atención fue que, al volverse conocido, la prensa pidió a Yuichi que les diera el nombre de alguien que hubiera sido su cliente para entrevistarlo; Yuichi dio nombre y dirección de una persona a quien contrató para que fingiera ser el cliente que los periodistas querían entrevistar. Nadie se dio cuenta de la sustitución. Ah, maravilla.
Dos preguntas a Herzog me parecieron muy interesantes. La primera fue cómo notar la diferencia entre la ficción y la realidad en nuestra vida. Su respuesta incluyó una referencia a los mexicanos. “La pura vida -dijo y cito de memoria-, como dicen en México, se siente en dos actividades: viajar a pie y leer un libro”.
La segunda fue que si contratara a alguien para qué lo querría. Dijo Herzog que vive en Los Ángeles y no puede hablar su idioma natal. “Contrataría a alguien que hablara Bávaro y jugaría salvajemente futbol con él, para decir groserías en mi lengua”.

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com