Polvo del camino. 274. Matar a las abuelas. Héctor Cortés Mandujano

                                         
       Polvo del camino/ 274

Matar a las abuelas
Héctor Cortés Mandujano

En alta mar el agua es azul como los pétalos
de la más hermosa centaura

Hans Christian Andersen,
en “La sirenita”

He leído a Hans Christian Andersen no como un escritor de historias infantiles, sino simplemente como un escritor. Me gustan sus historias, incluso las infantiles. Por eso me compré, en una edición muy cuidada, La sirenita y otras historias (RBA Coleccionables, 2022). He hablado de su vida y de varios libros suyos en distintas columnas anteriores. No me repetiré, espero.
Me gustan los personajes que no se pueden ver, como “El elfo del rosal” (p. 117): “En el centro del jardín crecía un rosal cuajado de rosas, y en una de ellas, la más hermosa de todas, habitaba un elfo tan pequeñín que ningún ojo humano podía distinguirlo”.
“La aguja de zurcir” es hermana gemela de “El famoso cohete”, de Oscar Wilde. La aguja, en este caso, como el cohete, es muy vanidosa y también muy optimista. Le pasan cosas terribles y ella las transforma en maravillas. Es muy insignificante, pero cree que sin ella el universo se detendría. Está como basura en la corriente del agua y piensa (p. 158): “De tan fina que soy casi creería que nací de un rayo de sol. Tengo la impresión de que el sol me busca siempre debajo del agua. Soy tan sutil que ni mi padre me encuentra. Si no me hubiese roto el ojo, creo que lloraría; pero no, no es distinguido llorar”.
“Colás el chico y Colás el grande” es un cuento salvaje, donde se tortura y se mata sin subterfugios. Colás el grande envidia al chico y quiere matarlo. Va a buscarlo a su casa y éste pone a su abuela en su lugar, en la cama; el grande llega y le da un hachazo en mitad de la frente; el chico lleva al cadáver hasta una posada y hace creer al posadero que él, el posadero, la mató, y le cobra por haberlo hecho.
Regresa y Colás el grande le pregunta de dónde sacó tanto dinero (el posadero le dio una fortuna para que no lo acusara de la muerte de la abuela) y cómo hizo para no morir si él le dio un hachazo (p. 241):
“—No me mataste a mí, sino a mi abuela –replicó Colás el chico–. He vendido el cadáver y me han dado por él una fanega de dinero.
“—¡Qué bien te lo han pagado! –exclamó el otro, y, corriendo a su casa, cogió el hacha, mató a su abuela y, cargándola en el carro, la condujo a la ciudad, donde residía el boticario, al cual preguntó si le compraría un muerto”.
En “La Dríade” afirma Hans (p. 217): “Sí, nos ha tocado vivir en la época de los cuentos de hadas”. Claro, porque en ellos se engaña, se castiga y se mata gratuitamente.
Por cierto, no siempre les va muy bien a las abuelas en algunos cuentos infantiles. En La maravillosa medicina de Jorge (1981), de Roald Dahl, que leo en uno de mis lectores electrónicos, así es descrita la abuela (p. 7): “Jorge no podía evitar que le desagradara su abuela. Era una vieja egoísta y regañona. Tenía los dientes marrón claro y una boca pequeña y fruncida, como el trasero de un perro”. No la mata. Con su medicina maravillosa la desaparece para siempre.
Ilustración: Leonora Ventura.
Ilustración: Leonora Ventura.




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

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