Líneas de desnudo. 153. Un camino marcado. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 153

Un camino marcado
Por Manuel Pérez-Petit

A la gran escritora y humanista mexicana y, sobre todo, amiga de muchos años, Cristina Harari, a quien le debo la inspiración de este artículo.

En relación a mi Soñar con que todo llegue a todas partes, publicado el pasado 30 de enero, lo cierto es que los localismos nos enriquecen, y todos esos matices y variantes del idioma español no nos separan de ningún modo sino todo lo contrario, pues convierten al idioma de Cervantes en, sin ir más lejos, el de mayor riqueza lexicográfica de las lenguas existentes en el mundo. 
En mi texto, yo hablaba de ciertos nacionalismos que impiden, entre otras causas, de algún modo, una difusión global en nuestro ámbito hispánico de lo que se publica, y apostaba por el sueño utópico hoy de que todo se conozca en todas partes, poniendo como ejemplo lo que ocurre en el ámbito anglosajón.
Y desde luego me preocupa nuestro a veces exacerbado nacionalismo, del que es culpable en gran medida nuestra madre patria, la que fue las Españas y es hoy solo España. ¿No nos debería llamar la atención que, por ejemplo, una novela escrita en Buenos Aires en rioplatense cerrado puede ser leída y comprendida a la perfección por un señor de Burgos, España, castellano hasta en los rasgos de su rostro, que habla y escribe de manera diferente, y más todavía cuando observamos que, pese a esa globalización anglosajona en apariencia tan modélica y eficiente, una novela de un australiano, escrita en su inglés, aunque se distribuya en Londres, en Los Angeles o en Nairobi, es hoy por hoy casi ininteligible para un londinense, un angelino o un keniano? ¿Qué tienen que ver entre sí un misquito, un mapuche, una persona que hable quechua o náhualt u otomí –hñähñú para mis queridos habitantes del valle del Mezquital, Hidalgo, México-, un chiapaneco de lengua tsotsil o chol o un yaqui o un guaraní? Nada. Solo tienen en común el haber convivido durante siglos con el idioma español sin haber perdido su propia lengua, en una simbiosis de enriquecimiento mutuo sin antecedentes ni parangón en la historia, por lo que tienen como propias nada menos que dos lenguas, que los unifica en un universo propio que ocupa casi un tercio del planeta. Y esto, que es también de herencia hispánica –miren por dónde–, nos marca un camino.
14 de julio de 2017_ En la entrega de libros al Telebachillerato comunitario 022 El Salto Grande, Atoyac de Álvarez, Guerrero, México, en la 1ra campaña de la causa Libros por Yolotepec, hoy Libros por Yolotepec y Yunuén.
Fuente de la imagen: Archivo de la causa Libros por Yolotepec.

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

eriodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Ha sido director de Comunicación en el Servicio Andaluz de Salud, director editorial de intereconomia.com, adjunto a la presidencia del Instituto Europeo de Márketing, Comunicación y Publicidad, director de opinión de France Telecom España, director de relaciones públicas de la Fundación Leo Matiz o director editorial de AlmuzaraMéxico, entre otros puestos de responsabilidad. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. En la actualidad se dedica a la consultoría de alta dirección y a la docencia. Mantiene la columna Líneas de desnudo en la revista mexicana de fomento a la lectura Letras, ideaYvoz, en la que escribe tres artículos a la semana.

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