Polvo del camino. 258. Mis libros favoritos de 2024. Héctor Cortés Mandujano

Polvo del camino/ 258

Mis libros favoritos de 2024
Héctor Cortés Mandujano

El año pasado leí 255 libros, al 22 de diciembre, que es la fecha en que mando esta columna. Traté de hacer un balance que incluyera diversos géneros entre los libros que decidí que eran mis favoritos de 2024 y creo que lo logré: novela, cuento, ensayos de distinto orden, poesía, dramaturgia, cine, entrevistas, artes visuales… La diversidad también está en las nacionalidades. L@s autor@s son de Francia, EUA, España, Perú (¡cuatro autor@s!), México, Chile e Italia. Los dos libros donde sólo se consignan los años de publicación, los leí en mi lector electrónico (Heráclito y Parménides. El uno y lo múltiple) y en la computadora (Las partículas elementales). Ojalá te interesen lector, lectora.

Uno: Las partículas elementales, 1998, de Michel Houellebecq (Francia, 1968), es una novela extraña: está disfrazada de biografía y mezcla con conocimiento de causa la investigación científica y el sexo explícito. Es también un estudio minucioso de la soledad, las (malas) relaciones de los hijos con los padres y el amor. Inteligente, divertida, descarada y, por momentos, muy dura.
Dos: El lado activo del infinito (Random House, 2015), de Carlos Castaneda (Perú-EUA, 1925-1998) es el cuarto libro sobre las enseñanzas de don Juan Matus, indio yaqui y chamán, a Castaneda. Los tres anteriores me gustaron, pero éste me tocó hondo. Me parece que hay menos máscaras, menos eufemismos, más verdad: “Después de caminar un kilómetro, todos los lugares del mundo son iguales”.
Tres: El orden del Aleph (Editorial Candaya, 2021), de Gustavo Faverón Patriau (Lima, Perú, 1966) es un ensayo deslumbrante, erudito, una “inmersión total” en “El Aleph”, de Jorge Luis Borges. Las 331 páginas se centran en el célebre cuento de Borges, pero se mueven hacia la religión, el arte en general, la literatura por supuesto, el psicoanálisis, Hitler, el nazismo, y todo lo que arroje luz a cada palabra pensada y escrita por aquel argentino genial.
Cuatro: Misterios de la sala oscura. Ensayos sobre el cine y su tiempo (Debolsillo, 2020), de Fernanda Solórzano (Ciudad de México, 1971). Son ocho prolijos trabajos sobre el mismo número de películas, famosas y contemporáneas, donde aborda el antes, la proyección y el después de la cinta; al mismo tiempo cuenta la historia de los actores, el director, el guionista, las peripecias que los llevaron a juntarse… Buenísimo.
Cinco: El Incal (integral), Reservoir Books, 2017, de Alejandro Jodorowsky (chileno-francés, 1929) y Moebius (Francia, 1938-2012). Estos dos artistas trabajaron juntos en varios libros gráficos. El Incal salió en varias entregas. El libro que leí, como dice entre paréntesis, tiene todas las entregas y, además, entrevistas con los autores. Es una historia loca que parte de este mundo, de esta realidad, y se mete a muchos/muchas más para que el aparente hombre común, que es el protagonista, evolucione, crezca y comprenda la lección que, entre otras, nos ha dado reiteradamente el budismo: todos somos todo. Las ilustraciones de Moebius son portentosas, parecen cine.
Seis: El drama intempestivo. Hacia una escritura dramática contemporánea (Paso de gato, 2020), de Carles Batlle (España, 1963) es un ensayo que busca desmarcar la escritura de teatro de las convenciones heredadas, del planteamiento básico de inicio, conflicto y desenlace, de la lógica aristotélica. Escribe Carles Batlle: “El dramaturgo intempestivo evita proponer consignas o dar soluciones. Todo lo contrario, produce interrogantes y puntos de vista, tanto para inquietar y sorprender a los demás como para descentrarse él mismo”.
Siete: Mario Vargas Llosa. Conversación en Princeton (Alfaguara, 2017), con Rubén Gallo (México, 1969). El libro analiza a detalle por lo menos cinco libros de MVLl: Conversación en La Catedral, Historia de Mayta, ¿Quién mató a Palomino Molero?, El pez en el agua y La fiesta del Chivo. Los cuadernos de trabajo, que son muy voluminosos, donde Vargas Llosa hace los proyectos y versiones primarias de sus novelas, y un montón de papeles más, pertenecen a Princeton; por eso, no sólo Rubén Gallo hace las preguntas, sino también muchos alumnos especialistas en la obra de este peruano universal.
Ocho: Octavio Paz. Iconografía (Fondo de Cultura Económica, 2020), de Rafael Vargas (México, 1954) es un espléndido trabajo para conocer a Paz, porque, aparte del gran trabajo de investigación sobre su vida y su obra, y de las no tan difundidas imágenes, de quien no gustaba tanto de fotografiarse, hay textos pacianos, tomados de aquí y de allá, que fueron escogidos con excelente tino.
Nueve: Cómo piensan los artistas (Fondo de Cultura Económica, 2015), de la periodista, editora y escritora peruana Fietta Jarque (1956), es un libro bello como objeto y por su contenido. Jarque entrevistó, “a lo largo de casi treinta años”, a 51 artistas disímbolos y cada trabajo periodístico es ilustrado por una obra de la persona entrevistada. Dice la autora en la presentación: “Los artistas hablan sobre su forma de trabajar, las circunstancias en que surgieron ciertas obras, los motivos que tuvieron para plantearlas de determinada manera”.
Diez: Heráclito y Parménides. El uno y lo múltiple (2015), de Sandro Palazzo (Italia, no hallé fecha de nacimiento), es un libro que enlaza la vida y el pensamiento de estos dos grandes filósofos: Heráclito, el Oscuro, y Parménides, el Terrible. Palazzo da muestra palpable de inteligencia y erudición en este libro de factura impecable. Las lecciones de los dos maestros sirven a nuestra vida, la aclaran, la iluminan.
Once: Samahua (Almadía, 1997), de Leonardo da Jandra (Ixtapangajoya, Chiapas, 1951). Compré el libro hace tiempo, en una librería de Oaxaca, con el propio Leonardo de testigo. Me la dedicó con sus letras incomprensibles. Hacía mucho que un libro de cuentos no me parecía tan perfecto, como éste. El lenguaje, las tramas violentas, los personajes terribles, la vinculación de todas las historias (está a casi nada de ser una novela o lo es, sin las convenciones clásicas) parecen brotar de una enorme concentración, de un talento prodigioso, de un maestro de la narrativa. Samahua es, literariamente, una maravilla.
Doce: Una bendición (Mondadori, 2009), de Toni Morrison (EUA, 1931-2019) es, otra vez, una historia de mujeres negras, de violencia, religión (“La religión, tal como la madre se la había inculcado a Rebekka, era una llama alimentada por un odio portentoso”), segregación femenina (“Ser mujer en este lugar es una herida abierta que no puede curarse”), segregación racial: “Entonces supe que no era una persona de mi país ni de mi familia. Era una negrita”.


Ilustración: HCM.
Ilustración: HCM.




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

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