Líneas de desnudo/ 141
Mi oración de Navidad
Por Manuel Pérez-Petit
Tiempo para la reflexión
Hoy me propongo expresar mi oración con unas palabras que sirven tanto para los creyentes católicos como yo como para los creyentes en cualquier otra confesión cristiana o no, para los no creyentes, los apóstatas, los agnósticos, los ateos o los desconcertados, que, por desgracia, son demasiados, o incluso para los que toman a Dios como algo personal con quien hacer lo que les venga en gana al margen de cualquier ley, porque en realidad da lo mismo. No por creer o no creer en ello existe algo, pues lo que existe existe al margen de que exista alguien que crea en ello...
Quiero volver a ver selvas y montañas. Una vez en alguien, vagar por el mundo como la mayor parte de mi vida hice, por lugares que no conocen los turistas. Quiero terminar mis libros. Escribir, escribir y escribir, que es mi manera de dar gracias por los dones y encantamientos recibidos; eso deseo, leer todo lo que tengo pendiente desde hace más de treinta años y rezar, que es la manera que conozco de hacer comunión con lo inasible, lo trascendente y lo divino, y de vivir.
En esta oración que llamaré de Navidad no solo conmemoro el nacimiento del Niño-Dios sino que lo revivo haciéndolo realidad en mi vida, renovando mi apuesta por el amor y la esperanza, contra todos los augurios agoreros de todo aquello que pueda ser, por decirlo de algún modo, aguafiestas.
Haré siempre lo que deba, lo que mi corazón me dicte, lo que mi cuerpo aguante, pues nada me pertenece y todo lo que tengo y soy es para darlo.
En mi vida no cabrán nunca ni la impotencia ni la desesperación, pues mi paz, dado que tampoco es mía, no es negociable.
Por mí no valgo nada, pero no soy inútil y nunca lo seré, pues soy un instrumento.
Siempre pediré perdón y daré las gracias con humildad, pues eso me hará cada día más humano.
Siempre podré ver causas y dolores y alegrías, pues la transparencia me confiere lucidez.
No necesitaré a nadie ni a nada para amarme, pues amaré porque me amo y amaré porque mi vida es amar.
Y terminada mi tarea podré descansar en el lecho de tus eternos campos de plumas, ese territorio sin fin y feliz que es el definitivo.

Imagen: M. P.-P., hecho con Canva.
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Periodista, editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.