Polvo del camino. 248. La moderación del entusiasmo. Héctor Cortés Mandujano

                       	 
Polvo del camino/ 248

La moderación del entusiasmo
Héctor Cortés Mandujano

—El amor puede ser una cosa espantosa
—Por eso la mayoría de las grandes historias de amor son tragedias

Agatha Christie,
en Muerte en el Nilo

En unas vacaciones de rancho, a los 18-19 años, “me leí enterito a don Marcial Lafuente” (Serrat dixit), célebre autor de novelas de vaqueros, y también leí, porque estaban a mano, muchas novelitas de amor. Las dos parten de esquemas inamovibles. Pienso, por eso, que quienes leen esas novelas (Corín Tellado et al) no andan buscando crímenes, como quienes leen a Agatha Christie no andan buscando historias de amor.
Cité varias expresiones de amor y pasión, en mi Polvo del camino anterior, de la versión cinematográfica de Muerte en el Nilo (1937), de Agatha Christie. La novela sin embargo es más parca sobre el asunto. La leo en mi edición elegante: Planeta DeAgostini, 2022, con traducción de H. C. Granch.
Linnet Ridgeway es bella y multimillonaria (p. 10: “una mujer tan rica como ésa no tiene derecho a ser también hermosa”), y Jackie, su mejor amiga, es más o menos pobretona y no tan bonita. Linnet, al conocer a Simon, prometido de Jackie, lo toma por esposo. Jackie jura matarlos. Esa es la premisa.
Jackie le dice a Linnet que está loca por Simon, pero que (p. 20) “el matrimonio me curará, así lo espero. Siempre se ha dicho que modera el entusiasmo”.
En el yate sobre el Nilo, ya avanzada la novela, hay también una escritora muy abierta al tema erótico. Habla con Poirot (p. 59): “¿Por qué tiene todo el mundo tanto miedo al sexo? ¡Es el eje del universo!”.
Poirot le dice sin muchos miramientos a Linnet lo mal que hizo al quitarle el prometido a su mejor amiga (p. 71): “Usted tenía todo cuanto la vida puede ofrecer. La existencia de su amiga estaba limitada a una sola persona. Usted lo sabía pero, aunque vaciló, no retiró la mano. Por el contrario, la extendió y, como el rico de la Biblia, se apoderó de la única oveja del pobre”.
Las enfermeras, de tanto ver enfermos y muertos, no son las más expertas en matices, en tacto, como sí lo es Poirot, el detective más famoso de Agatha. Va una por el Nilo (pp. 262-263): “¡Las enfermeras suelen ser bastante tétricas! La enfermera de noche está siempre asombrada de que su paciente esté vivo por la noche; la enfermera de día se sorprende de que el paciente esté vivo por la mañana”.
La novela cierra el círculo con varios asesinatos en el Nilo, cuyos orígenes y explicación son el amor, la pasión… y la ambición.
Ilustración: HCM.
Ilustración: HCM.




*Sobre el autor:

Héctor Cortés Mandujano

Narrador, dramaturgo y periodista cultural

Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.

Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.

Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).

Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.

Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com

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