Luz que fuiste, y ya no. El breve parpadeo, de aquel faro que fuiste...y ya no, destella de repente. Ventana en que se asoma una sonrisa apenas dibujada, luz que por otra luz es apagada.
Ceiba sin sombra ya, desconsoladamente abandonada, deshojada, deshijada, sin una despedida que la razón te niega. Adiós sin vínculo, que llegará a la nada. Todo está roto ya, el santuario que fuiste está cerrado y no hay en las palabras magia alguna...
Seca está la laguna y perenne la sed que no se sacia. Hay que apagar el ansia en el ojo del tiempo hasta que vengan otros ojos a mirar como levanta en remolino el viento...
Dolor que ya no eres, ausencia que nos hiere, memoria que lastima, adiós sin eco en que te pierdes, herida que no cierra, pena que no se manifiesta, pregunta sin respuesta...
¿Eres tú? ¿Y soy, acaso yo, el que interroga? ¿el que te ve sin que lo veas? el que no tiene, ya, cabida en tu recuerdo. Sombra que soy, de aquella luz que fuiste, y ya no...
["Escribí este poema el día que mi mamá ya no me reconoció..."]