NECESITO QUE ME RESPETEN
Capítulo VI
Todo gira alrededor del espíritu desvaído, pálido y tenue; la voluntad que no somos capaces, jamás, de sentir, de ejercer, de dominar, la que permanece escondida, como huyendo de algo, de alguien, del mundo atroz.
Es necesario, por ello, saberse. Tomar nuestra conciencia con los dedos acerados y sacudirla. Es completamente necesario para sentirse vivo que el Ser adquiera la certidumbre de que Es, de que forma parte de algo, convencerse de que no está solo, y lograr asir esa convicción que ya se fue, aunque el descubrimiento no sea más que una verdadera estupidez recubierta de andrajosos ropajes.
Habla de la pereza, sí, como podría haberlo hecho de otra noción cualquiera. Quizás utilizó la pereza, porque la mayoría la percibimos como una condición maldita del hombre (¿superior?), porque para nosotros no está permitido procrastinar.
Pereza, ¡qué palabra!
El autor de este libro no siente nada. Sólo tal vez la constatación de esa su horrible oquedad interior. Necesita, anhela ser alguien, algo. Un gandul, apunta más adelante. Sería hermoso que uno fuese reconocido como un simple gandul…, como un pordiosero, como un verdadero e insuperable idiota. Sería la gloria bajada del cielo, como la niebla en una mañana calma y blanca, algodonosa, en la cima del alcor, oteando, impotente, el horizonte que no se percibe. Sería, digo, tan distinguido que tuvieses colocada una sencilla etiqueta. Estaría dispuesto a usar esos retales que los demás arrojaron, vanidosamente, a la basura ¡qué más da! Pero con todo, el aroma incomparable de esa basura, la eterna fragancia de sus despojos, la delicada piel de la que alguien, cansado, se desprendió, le serviría de seguro, la usaría para crear una identidad que todavía, a los cuarenta ya cumplidos, no había encontrado.
Es un texto que me entristece, porque da en la llaga que tanto sufro, con el dedo que acusa, con esos ojos que no dejan de observarte. Me vienen la obsesiva busca de Baroja, el ansia por escalar hasta la cima de Lucien (Mirbeau), los pasos ardientes de un tal Boudjedra por el desierto infame; y sigue pateando la paciencia, esa hermana tranquila de la pereza que es, aún, más tranquila si cabe. Pena. Deseos de hablar con él a solas, apartados ambos de todos vosotros, avariciosos de sus palabras, de sus silencios…
Lo negativo, esto es, serlo, poseerlo, ya es algo bello. Bello porque al menos entiende que sigue vivo, porque hasta lo más perverso Es, existe, grita, llena el corazón vacío. Luego vendrá -o no- la tarea de comprender qué sentido aprehendió al constatarlo. Esa es y será otra historia.
Cuando afirma que así sería alguien y que por fin podría ser parte del club legítimo de los imbéciles (lo de los imbéciles lo digo yo, aunque quizás él también lo pensara), me da un escalofrío. Porque comprendo que nada ha cambiado, a pesar de todos los pesares. Su tiempo es nuestro tiempo. Su vacío es nuestro vacío. Su Nada es también, así lo creo, nuestra Nada. Entonces me pregunto, ¿para qué? ¿Por qué todo este drama?
¡Ay, es ternura hacia lo bello y lo sublime, cargada de insinuaciones y argumentos capciosos, a veces sarcásticos, ay!
Nuestro querido y admirado Dosto (ya hemos tejido una cierta amistad), un hombre perdido que no se resiste al contexto. Juega con la apatía, con la desgana, y esos declives los vuelve y los muestra como virtudes.
La clave de todo esto la expone con una nítida elocuencia. Insisto, Fiódor lo indica con una claridad meridiana: Quiere que lo respeten, que lo respeten como paso previo para poder respetarse a sí mismo. La eterna consonancia de nuestros corazones, que no dejan de subir y bajar, como las olas sensibles de las pasiones. Convencernos de que todos compartimos, nos guste más o menos, las mismas miserias; de que todos nacemos endebilísimos y que también, y por esto, todos debemos penar en vida lo que nuestros pensamientos hierven.
Vale.

Imagen proporcionada por el autor. ***** Edición por entregas del último libro de Antonio Florido.
*Sobre el autor:
Antonio Florido Lozano
Narrador, ensayista y poeta
Carmona, España, 1965.
Desde 2011 ha publicado ocho novelas y tres libros de cuentos. Su obra ha merecido una docena de premios nacionales en España. Su novela Blattaria (2015) fue llevada al cine en 2019 en una coproducción peruana-española. Afirma ser “un autor neoexistencialista que aborda asuntos éticos y de actualidad, como la violencia (interior, de contexto y doméstica), el maltrato a los ancianos, la muerte digna, la intolerancia hacia la homosexualidad, la decadencia moral del ser humano…”, y le gusta ser considerado “un escritor vertical y conceptual”.
Colaborador habitual de numerosas revistas de arte y literatura de varios países hispanoamericanos, desde hace quince años es también columnista en diversos medios de comunicación.