Líneas de desnudo/ 125
Educar para la lectura (1 de 2)
Por Manuel Pérez-Petit
¿Dónde está la vida que hemos perdido viviendo,
dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento,
dónde está el conocimiento que hemos perdido en información?
T. S. Eliot, Choruses from “the rock”, cap. 1, v. 14-16. Trad.: Jorge Luis Borges.
Una sociedad culta e informada es una sociedad más libre, más democrática y más cercana a la paz, y para ello hace falta leer. Sin exagerar, pues tampoco se trata de que debamos confirmar una sociedad de pedantes o de autómatas de la lectura. Todo exceso lleva al empacho, y la indigestión no es sana. Sin embargo, el caso es que se está muy lejos, al menos por nuestros lares del mundo Occidental, de alcanzar no digo esa especie de utopía sino al menos unos niveles freáticos –por decirlo de algún modo– de cultura general aceptables en la población general.
En realidad, debo confesar que no sé si lo “democrático”, de manera tan espantosa hoy deformado, es tan necesario en realidad tal como lo conocemos, aunque sí estoy convencido de la necesidad de alcanzar la paz, o una cierta paz, entendiendo ésta como elemento básico de convivencia en el mundo, sin ñoñerías ni alharacas, emociones ni discursos, sino como algo natural y armónico, equilibrado y maduro.
En cuanto a la información, siempre recuerdo aquellos versos de Thomas Stearns Eliot (1988-1965), de forma tan bella versionados por Jorge Luis Borges (1899-1986), que he elegido como epígrafe para el presente artículo, y en que con una gran lucidez el poeta nos pone de manera intuitiva y eficaz en la posición de asimilar la tricotomía información-conocimiento-sabiduría y, de paso, nos coloca en el brete de qué hacer con nuestras vidas, claro que esto solo puede aprehenderse con la asunción en cada uno de valores, actitudes y otros factores, entre los cuales, la lectura tiene su valor.
No obstante, una lectura automática, apresurada, superficial, no sirve para nada, salvo para acumular en todo caso palabras vacías sin ideas o vagas ideas sin palabras. Con todo, no estoy seguro que leer sea tan importante o que haya que leer tanto tantísimo como tantas veces se dice. Un buen lector no es el que lee mucho sino el que lee bien. Hay que leer mejor, pero, ¿cómo?, y lo que es más grave: ¿cómo inducirlo? Quede aquí para la reflexión esta pregunta crucial, porque leer expande y no conoce fronteras, pero por lo general no se sabe leer.
Para agrandar el invaluable esfuerzo que se lleva a cabo de promoción y mediación de la lectura en tantos lugares –a veces como pollo sin cabeza, eh, pero otras veces con verdadera asertividad y hasta con acierto–, habría que sumar a la tarea de editores, escritores, bibliotecarios, libreros, gestores culturales, promotores, mediadores, maestros, familias y padres, basada en la estimulación de la creatividad y el desarrollo de las capacidades intelectivas, siendo además aplicable en cualquier edad, el principio operativo de educar en la lectura.
Mi experiencia como docente, de casi tantos años como de editor, me lo ha mostrado muchas veces. La mayoría terminará en brazos de los libros o con los libros en brazos sin que le propongamos ninguno, y sabiéndolos valorar más allá de las palabras y las ideas. Con ello, generaremos mejores lectores, escritores y ciudadanos. En su justa medida, información, conocimiento y sabiduría.

Fuente de la fotografía: Archivo histórico de Sediento Ediciones.
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Periodista, editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.
Lindo artículo, aunque estoy en desacuerdo con algunos planteamientos.
Yo creo que si alguien se quiere atascar de lecturas debe hacerlo, aunque se indigeste, ya vomitará lo que no le sirva y en el proceso aprenderá a seleccionarlas mejor, a mejorar su técnica y aumentará con ello su comprensión lectora. Que esté en contacto con los libros es para mí algo ya muy positivo.
Educar en la lectura desde mi perspectiva implica entre otras cosas ayudar desprenderse del prejuicio -algunas veces fundado- de que ella conlleva pedantería o arrogancia y plantearla como una invitación a explorar la mente de los autores para nutrir la propia.
Me gustaMe gusta