Líneas de desnudo/ 124
El español, idioma americano (1)
Por Manuel Pérez-Petit
En espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua.
Rubén Dario, verso del poema Salutación del optimista, lema incluido en el escudo de la Academia Nicaragüense de la Lengua.
En el ámbito hispánico –la península Ibérica y la mayor parte de América, de manera principal, aunque también parte de África y de Oceanía– pensamos, leemos, escribimos y sufrimos y gozamos de un idioma global, permeable, maleable, expansivo, de una diversidad inabarcable, de una riqueza lexicográfica única, abierto por completo al mestizaje, potente y vital como ninguna otra lengua materna existente hoy en el mundo y quizá nunca existente con anterioridad en la historia.
Los hispanohablantes contamos, además, con la ventaja adicional de que el territorio del que proviene nuestro idioma, España, cada vez cuenta con menos peso en él, ya que es en la actualidad el cuarto país en la lista de las naciones en que se habla, con unos 48 millones de hispanohablantes. México es donde más personas hablan español (130 millones). En Estados Unidos lo hablan más de 57 millones de personas y en Colombia, 52 millones. En esta clasificación, Argentina sigue muy de cerca a la “madre patria”, pues cuenta con 46 millones de hispanohablantes.
Es tal la diversidad y evolución constante del español, que hoy se hace necesario incluso referirse al español de México, de Argentina o de Estados Unidos, pero también, por ejemplo, al español de Canarias, de Andalucía o de otras regiones del territorio nacional de España, pues otra realidad es que en cada nación existen diversas variantes del español cuya naturaleza está en función de condicionantes del más diverso tipo, siendo la convivencia con otras lenguas quizá la principal. Sin embargo, con todas sus peculiaridades particulares y sus variables, nos entendemos todos a la perfección, unas 500 millones de personas en el mundo, sin necesidad alguna de traducción o intermediarios.
El español es un idioma americano que sin negar su origen ibérico ya no es europeo. En América se encuentra el 90 por ciento del total de los hablantes de español en el mundo. Y hay muchos otros datos que corroboran una realidad idiomática que está muy lejos del “control” de España sobre el idioma. En la actualidad, no consultamos el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) como antes sino el Diccionario de la Lengua Española (DLE) (https://dle.rae.es), el cual ya no se hace solo por los académicos españoles sino por la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) (https://www.asale.org), fundada en México en 1951 y compuesta por veintitrés corporaciones nacionales instituidas de América (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, El Salvador, Uruguay y Venezuela), la de África (Guinea Ecuatorial) y la de Oceanía (Filipinas), así como la de España, que son ahora las encargadas en conjunto y colaboración de limpiar, fijar y dar esplendor al idioma. Además, también se habla español como lengua materna en Andorra, Belice, Gibraltar y la República Árabe Saharaui Democrática (antiguo Sahara Occidental).
Mención especial quiero hacer a la Academia Nicaragüense de la Lengua Española, cuya disolución fue decretada por la Asamblea Nacional de Nicaragua (léase por el presidente Daniel Ortega) el 31 de mayo de 2022, y en cuyo escudo se puede leer ese verso inmortal de Rubén Darío (1867-1916) que da para pensar –también en el español– y es el epígrafe del presente artículo.
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Nota del autor
Comienzo con este texto una serie de artículos que iré publicando a lo largo del presente mes de enero acerca del idioma de Cervantes, esta vez no continuados sino intercalados con otros.

Fuente de la imagen y el pie de imagen: https://www.asale.org/academias/academia-nicaraguense-de-la-lengua
*Sobre el autor:
Manuel Pérez-Petit
Periodista, editor, escritor y gestor cultural
Sevilla, España, 1967.
Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado docente y gestor cultural. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano. Desde diciembre de 2023 es director editorial de Almuzara México.