Voces ensortijadas 204. La fiesta de los hilos. María Gabriela López Suárez

                        Voces ensortijadas

                     La fiesta de los hilos
                  María Gabriela López Suárez

Roberta se levantó del asiento, se percató que llevaba más de tres horas sentada, sin haber tomado gota de agua, ni despegado los ojos del monitor de la computadora.
     —¡Qué bárbara Roberta! Te has olvidado de ti por querer avanzar en este pendiente —se dijo en tono preocupado mientras estiraba las piernas y movía suavemente la cabeza de un lado a otro.
      Se quitó los lentes, se dio un ligero masaje sobre los ojos, dio un sorbo a su taza de café frío y se detuvo a contemplar la vista desde la ventana que tenía en su oficina. Observó que en la vivienda antigua que siempre le llamaba la atención por permanecer en un tono ocre, como en el olvido, estaba siendo pintada.
     —¡Qué bonito cambio tendrá esa casa! Alegrará la vista, qué ganas de verla por dentro también — señaló en una especie de monólogo.
     Mientras volvía a su asiento se dio cuenta que ya estaba a unos minutos de salir, apagó la computadora y comenzó a guardar sus cosas con poca prisa, recordó que era miércoles y ese día Santiago, su ex esposo, iría por su hijo Joshua, a la escuela y comerían juntos.
     Al llegar a casa Roberta decidió hacer una pausita en su ajetreo cotidiano, fue a la sala y se sentó en un sillón, al volver la vista a su lado derecho encontró la bolsa donde guardaba su bordado.
    —¡Vaya, vaya pero qué tenemos por acá! ¡Este bordado ha quedado intacto desde hace un par de demeses, o quizá más! —exclamó mientras abría el cierre de la bolsa. Sacó el bordado, intentó recordar qué le faltaba para culminar el jarrón con gerberas, una vez aclarada la idea buscó el hilo en tono marrón y su aguja. Para su sorpresa encontró que sus bollos de hilos estaban revueltos. Por su mente pasó la idea de que Joshua podría haber jugado los hilos, descartó la idea.
      Seguía intentando hallar la respuesta de cómo habría pasado ese enredo. Su mente se entretuvo observando que los hilos estaban tan bien entretejidos que formaban una bella especie de telaraña multicolor. A diferencia de lo que le pasaba antes de aprender a bordar, que habría jalado los hilos en su desesperación para terminar pronto y formar nudos en vez de desenredarlos, comenzó a tomar con cuidado cada bollo y jalar suavemente los hilos hasta lograr que cada color se fuera separando. Cuando terminó se dio cuenta que había sido un lindo ejercicio para poner en práctica su paciencia, sin sacrificar ningún hilo, ni cortarlo.
      Roberta enrolló y guardó cada bollo de hilo en la bolsa, imaginó que en ese tiempo de tener abandonado el bordado, se había organizado la fiesta de los hilos. Quizá ella era la invitada principal pero en sus labores cotidianas ni siquiera se había dado por enterada. Sonrió para sí mientras se acomodó en el sillón, la luz del sol que se coló por la ventana le dio un toque cálido que la acompañó mientras tomaba el bordado y comenzaba con la puntada de arroz para decorar el jarrón.

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Sobre la autora:

Maria Gabriela López Suárez

Doctora en Estudios Regionales por la Universidad Autónoma de Chiapas y Doctora en Dirección y Planificación del Turismo por la Universidad de Alicante. Docente investigadora en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH). Es integrante  de la Red Internacional de Investigadores en Turismo, Desarrollo y Sustentabilidad (RITURDES), del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), del Colectivo Fotográfico Tragameluz y del Colectivo Reminiscencia, este último aborda el tema de los feminicidios. Desde 2008 colabora en diferentes medios en Chiapas. Fue corresponsal en Chiapas de la Agencia Informativa Conacyt. Actualmente es productora del programa radiofónico de la UNICH, Los Colores de la Voz; colabora también en la Red de Comunicadores Boca de Polen. A.C.

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