Líneas de desnudo. 115. El discurso de San Crispín. Manuel Pérez-Petit

Líneas de desnudo/ 115

El discurso de San Crispín
Por Manuel Pérez-Petit

En estos meses de condena tecnológica en que no he podido dar salida a todo aquello que se me estaba cociendo en la cabeza han pasado muchas cosas, que son las que intento ir recuperando poco a poco en este Líneas de desnudo en que, de manera literal, me va la vida…

M. P.-P.
Ando entre los rastrojos de la olla exprés que tengo por cocotera y aquello que me dicta la realidad de este momento, pues el tiempo no se detiene y todo lo acumula… Cosa curiosa el tiempo: una convención universal que en nada en absoluto es igual para nadie, pues el mismo acorde tocado por el tiempo es diferente en cada percepción. Podríamos decir: “Mira, ahí va el tiempo, quién lo alcanzara...”, y aceptar nuestro papel de espectadores de tan inusual devenir, pese a que nos afecte, y de manera tan directa y determinante. Y así nos va, en la tarea de hacer lo que se pueda, que es lo máximo que podemos hacer, y al final es lo que tenemos y qué remedio. De este modo, en tanto el tiempo pasa a su particular velocidad de crucero, ajeno a nosotros y encadenándonos a la vez, intentamos a nuestra aparente conveniencia aplicar la prisa o la calma en cada instante, tarea en la que fracasamos a menudo pero de la que también salimos en ocasiones victoriosos. Todo pasa en el tiempo, y nada puede sustraerse a esa realidad, y a veces nos preguntamos y no encontramos nada que nos libere de esta esclavitud o lo encontramos todo. Sin ir más lejos, en el arte y, más de manera concreta, en la literatura.
            Que nada es imposible lo sabemos, como no lo fue la victoria inglesa ante los franceses en la batalla de Agincourt, en el día de San Crispín, pese a que los ejércitos de éstos eran muy superiores en número a los de aquellos, en que se dio por concluida la Guerra de los cien años, según nos cuenta en el drama histórico titulado Enrique V nada menos que William Shakespeare (1564-116). En esa obra, el Bardo de Avon, sobrenombre por el que se conoce al dramaturgo isabelino, puso en boca del rey inglés un discurso que ha tenido una gran trascendencia por el alegato que supone en favor de la amistad y del valor del honor, y no solo por su interpretación por parte de grandes personalidades como Sir Lawrence Olivier –con el que arengó a los británicos en la II Guerra Mundial– o Kenneth Branagh, que en su película Henry V popularizó aún más la frase “banda de hermanos”, incluida en el discurso: “(...) Somos pocos, somos pocos felices, banda de hermanos;/ Porque el que hoy derrame su sangre conmigo,/ será mi hermano (...)”, sino que yendo más allá, e incluso del tiempo, lleva siglos anclado en la sabiduría popular. 
            Sí, en esa misma sabiduría que hoy se está perdiendo, ante la indiferencia general, hoy, que es tan difícil o tan superfluo hablar de amigos, hoy, en que con tanta comunicación la incomunicación es nuestra realidad, al punto de que apenas podemos confiar en que el tiempo, y quién lo alcanzara, ponga por fin las cosas en su sitio, entrelazándose con nosotros y apostando por el afecto, la amistad y el honor. Y porque “(...) Crispín nunca pasará/ desde este día hasta el fin del mundo (...)”, mi anhelo es, y hasta por necesidad, por ello. Y más aún con la carencia de verdaderos hermanos que tenemos.
   
Batalla de Agincourt, miniatura del siglo XV (circa 1422, de autor desconocido)
Fuente de la imagen: Biblioteca del Palacio de Lambeth, Londres, Reino Unido / Biblioteca de Arte Bridgeman. Tomada de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Battle_of_Agincourt,_St._Alban%27s_Chronicle_by_Thomas_Walsingham.jpg

*Sobre el autor:

Manuel Pérez-Petit

Periodista, editor, escritor y gestor cultural

Sevilla, España, 1967.

Periodista por la Universidad de Navarra y diplomado en pedagogía en lengua y literatura por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en literatura comparada y un experimentado gestor cultural. Como periodista trabaja desde hace muchos años en diarios y publicaciones periódicas de España y México y medios de internet y radio. Es editor desde hace más de 30 años, habiendo tenido a su cargo en proyectos propios y ajenos más de medio millar de ediciones de títulos de todos los géneros. En 2010, se trasladó a México y fundó Sediento Ediciones. Ha dirigido proyectos editoriales y culturales de ámbito latinoamericano y dictado conferencias y cursos en países de Europa y América desde hace 20 años. Es profesor invitado en la Bluefields Indian & Caribbean University (Bicu), de Bluefields, Nicaragua. Desde junio de 2011, la biblioteca de Yolotepec, comunidad indígena otomí de Santiago de Anaya, Hidalgo, México, lleva su nombre, y desde octubre de 2022 también la biblioteca de la comunidad indígena purépecha de la isla de Yunuén, Pátzcuaro, Michoacán, México. En 2017 fundó la causa Libros por Yolotepec, para la recolección de libros en donación para bibliotecas y la promoción de la lectura de los ámbitos rural y marginal urbano de México. Es autor de nueve libros individuales en poesía y narrativa. Su obra ha sido publicada, antologada o premiada en media docena de países. En 2020 fundó Kolaval, plataforma, agencia literaria y editorial de ámbito hispanoamericano.

2 comentarios sobre “Líneas de desnudo. 115. El discurso de San Crispín. Manuel Pérez-Petit

Deja un comentario