Polvo del camino/ 179
Apuntes de oído/16
Un equis bato
Héctor Cortés Mandujano
Luz a los poetas,
pa’ que no anden malgastando letras
Marcial Alejandro,
en “Luz”
Marcial Alejandro nació y murió en Ciudad de México (1955-2019). Su obra musical, grabada por él mismo, se reduce a tres discos: Marcial Alejandro (1984), Aquí estoy (1993) y Sin Cruz (2004). Tenía sentido del humor. En una entrevista, a propósito de su segundo trabajo dijo que era “el disco de la década”, no porque fuera maravilloso, sino porque se había tardado diez años en grabarlo.
Antes y después estuvo en grupos y discos colectivos, y canciones suyas fueron grabadas por, entre otras, Tania Libertad, Margie Bermejo, Betsy Pecanins, Amparo Ochoa, Maru Enríquez (quien fue su pareja) y Eugenia León.
Me gustan muchas de sus canciones. Le daba vueltas a las palabras (en su primer disco musicaliza versos de Miguel Hernández, “Canción última”, y un texto recopilado por Juan Rulfo, “El gavilán”) y trataba de huir de lo manido. En “Nos caímos juntos”, de su tercer disco, usa con exactitud dos palabras que usualmente la gente usa como sinónimos: Terco, que se refiere a la persistencia, y necio, que se refiere a la tontería. La Real Academia de la Lengua dice que terco es “pertinaz, obstinado e irreductible” y necio “ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber”, en su primera acepción; en la segunda: “Falto de inteligencia o de razón”.
El famoso inicio de las redondillas de sor Juana, “Hombres necios que acusáis”, hace alusión no que a los hombres sean tercos, sino a que son tontos si hacen lo que nuestra inteligente monja describe. En el colmo de la confusión, tal vez pensada, Silvio Rodríguez tiene una canción que se llama “El necio” y parece que se refiriera a la terquedad no más ("Yo me muero como viví”), aunque quizás también a la estupidez de no querer cambiar.
Hablábamos de “Nos caímos juntos”. En una parte de su letra dice: “Los dos pagamos el mismo precio: uno por terco y otro por necio, qué caray”.
Con “El fandango aquí”, interpretada por Eugenia León, ganó el Festival Internacional OTI, en 1985.
La pieza es de muy ágil ejecución. La letra tiene, me parece, varios logros formales desde su primera línea, que mezcla presente, pasado y futuro con mucha gracia: “Vamos andando, porque el fandango a punto está que empezó. Vámonos, vámonos a la fiesta, que el que no va no llegó. El buen semblante lucir, como quien va a seducir, pedir su mano y, ya de plano, lo que se pueda pedir”.
La pachanga que describe la canción hace que se rompan todas las distancias: “En semejante tropel, amiga de éste y de aquél, al poco rato un equis bato quiere que pague por él”.
Vale la pena oír las canciones de Marcial Alejandro. Hay hondura y buena escritura en ellas. Dice en “Se puede morir”, de su tercer disco: “Lo que sin duda es terrible es morir de soledad. […] Ese viaje en que te fuiste, debe resultar muy triste cuando nadie te da un beso”.
En una entrevista (la recuerdo con las imprecisiones de la memoria), Eugenia León contó que a Marcial le dio una enfermedad terminal; él puso en orden todo lo suyo, se despidió de sus amigos y familiares, y se fue sin decir adónde a nadie, para que nadie se ocupara de las miserias que supone la atención de alguien que no tiene remedio.
Para hacer lo que hizo se necesita una altura que no todo mundo tiene. No quería ni lástima ni compasión. No era, no fue un equis bato.

*Sobre el autor:
Héctor Cortés Mandujano
Narrador, dramaturgo y periodista cultural
Finca El Ciprés, Villaflores, Chiapas, 1961.
Sus publicaciones, una amplia colección, abarcan varios géneros: Cuento, dramaturgia, novela, relato, ensayo y varias coautorías. Ha sido antologado en libros y revistas especializadas.
Aunque desde hace varios años se ha abstenido de participar en concursos y convocatorias, tiene varios premios y reconocimientos por su actividad literaria, mencionamos algunos: Premio Puerta 2010 al Mejor Dramaturgo, otorgado por la Asociación de Periodistas Culturales de Chiapas “Trozos de sol”; Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos, con Aún corre sangre por las avenidas (2005); Premio Estatal de Novela Breve Emilio Rabasa, con Vanterros (2004).
Lo puedes seguir en su columna Casa de citas.
Correo electrónico: hectorcortesm@gmail.com