Liminar 7. Hablar. V. Balltre

Photo by Debbie Pan: https://www.pexels.com/photo/person-standing-near-body-of-water-1365218/

Liminar

Hablar
V. Balltre

Cuando hablamos, no son solo palabras vacías que brotan de nosotros. Es todo aquello que sentimos y le damos forma con voz.
Cuando estamos tristes, toman forma de gota como lágrima; quizá de susurro como aire o; de suspiro como si fuésemos copas de árboles abrazados por el viento. En la rabia, suenan a relámpago y truenos como gritos, se escucha como un tornado azotando en la playa con discusiones golpeando como tsunamis.
Si estuviésemos felices, hablar sonaría como rayos de sol si estos tuvieran melodía, quizá acompañados de una risa como un arcoíris con mil colores asemejando tonos de voz. Estar feliz y hablar es siempre un reflejo de paz y armonía en nuestro corazón. Hablar, nunca será sinónimo de vacío; es opinión, emoción, pensamiento y sentimiento, hablar es, y será siempre: un reflejo de nosotros, quizá en superficie o en profundidad según el tópico.
Por otro lado, escribir siempre me gustará más, porque es más sencillo expresarse en letras que en voz cuando quizá la tristeza nos implanta un nudo en la garganta, pero hace fluir las palabras en papel con suavidad y fluidez cual neblina en clima de invierno.
Escribir es, y me será a la eternidad; un camino, una salida, un desvío de la realidad en donde embellecer en letras es el resultado de sentimientos sin identificar y de palabras sin brotar en voz, pero sembradas y florecidas en prosas, escritos o poemas.
Hablar, escribir, escuchar, leer. Todos son hijos de palabras; productos del lenguaje naciente de una necesidad de expresar, de ser, de sentir sin callar como canal de nuestra intrínseca necesidad de ser notados en un mundo ruidoso.
Cuando el silencio interno suena más fuerte que cualquier sentimiento allá afuera, explota en voz cuando el pecho y la garganta ya no lo pueden retener más. Me gustaría hablar como escribo, pero es al escribir que mi alma guía y no mi mente pensando las palabras que brotarán de mi antes de darles forma en melodía.
Quisiera pronunciar en voz con la facilidad con la que esbozo en caligrafía y poder expresar con palabra dicha lo que mi alma guarda y resguarda en las escritas.
Quisiera hablar además, en muchos idiomas, pronunciar el francés tan fluido como escribo de París y el anhelo en mí. O poder parlar italiano sabiendo que es el idioma de mi corazón y por fin tiene presencia en voz.
Quisiera saber cómo sueno enamorada en latín, y si es el mismo sentimiento que en griego. Quisiera no hablar solo de sueños y romance en español que me queda corto el idioma. Por otro lado, no quisiera saber del anglosajón pues, si bien lo dijo Xacobe Substack: “¿Cómo no van a ser bárbaros si su idioma no distingue el ser del estar ni el querer del amar?”
Liminar es una puerta de entrada para escritores emergentes que nos han brindado sus escritos para colaborar con este ejercicio de generosidad que implica la escritura. Bienvenidos.

*Sobre la autora:

V. Balltre

Escritora emergente

Valeria Trejo, para conocer en el mundo literario como V. Balltre, es una escritora emergente
originaria de Chiapas. Su obra se centra principalmente en la poesía, los cuentos cortos y las
prosas, formatos con los que explora las emociones y la cotidianidad de manera profunda.
Aunque su trayectoria es aún incipiente y se podría considerar amateur, ha realizado algunas
publicaciones en páginas web y ha creado un compendio de libros propios aún inéditos. Para V.
Balltre, este espacio representa un importante paso en su camino literario.
Sus escritos se nutren de las pequeñas cosas de la vida diaria y onírica, que ella transforma ya sea en belleza o en melancolía, plasmando esas sensaciones en sus textos con sinceridad y sensibilidad.

Liminar 6. 18. V. Balltre

Foto de Arthur Brognoli: https://www.pexels.com/es-es/foto/cuerpo-de-agua-2260966/

Liminar

18
V. Balltre

21 de octubre del 2025
A Elia Maria

Fue mi primer cumpleaños sin ti. No conozco un mundo sin tu presencia y ahora doy otro paso en tu ausencia. Me prometiste tres años más, dijiste que diez eran muchos y no quería cumplir los 18 sin ti.
Me dijiste que estarías a los 21 cuando ya esté lista para dejarte ir y te fuiste a mis 17 cuando no conozco una vida sin ti, ahora debo afrontar la adultez sabiendo que tu mano ya no estará para saber guiarme a la independencia, para enseñarme a hacer arroz ni para poder barrer bien.
Ya no podré llegar, recostarme contigo y arrullarme con tu aroma para dormir como cuando era bebé y aún cabía en tus brazos que hoy ya ni siquiera están para un abrazo. Te extraño todos los días y te extrañé más cuando no obtuve esa llamada donde me decías que había nacido junto a las flores. Tengo 18, ya no estás para verme crecer, pero espero seguir sabiendo que me amaste más allá de los 17.
Te fuiste una mañana de abril, todo estaba en orden, la vida y el mundo seguían su curso. Para entonces, cuando supe que te habías marchado ya no había tiempo de estirarme al cielo para impedir que tu alma se elevara.
Me deshice después de negarlo y sin poder evitarlo, el mar brotó de mis ojos en una tormenta ruidosa, me habían quitado el aire de un arrebato y temblaba, no sabía si correr, si gritar, qué hacer.
No conozco un mundo donde tú no estés en él, nací con tu presencia en el hospital, con tu sonrisa, con tu mirada viéndome crecer, y no me imagino creciendo y siguiendo el curso de la vida sin tu mirada, sin tu voz, sin tu sarcasmo o elocuencias que siempre me sacaban una sonrisa.
Eras pura luz, eras esa unión de toda la familia, todos estamos aquí gracias a ti y nadie concibe un mundo sin tu presencia, me habías prometido quedarte tres años más, pero al menos, agradezco poder haber compartido tus últimos meses cuidándote, amándote, siempre sonriéndote con un “Ya vine”.
Salí de mi casa, caminando, sintiéndome flotar, sintiendo que nada era real, tomé un taxi y baje de él cortando camino por ese atajo a tu casa. Al entrar todos estaban ahí, en silencio excepto por el sonido de las lágrimas y las narices chorreantes. Para cuando entré a tu habitación, me dejaron sola contigo y te miré, estabas tan tranquila, impasible, en paz.
Lloré, lloré más, te dije “Ya vine” como solía hacer aunque no me escucharas mientras mi voz se cortaba y no concebía que ya no estabas aun cuando tu cuerpo postrado en cama comenzaba a enfriarse…

Lamento no haber podido hacer más si tuve la posibilidad, te amo, y te amaré toda la vida porque mi mundo cambió cuando ese mensaje de que ya no estabas llegó. Admiraré la mujer que recuerdo que siempre fuiste y te amaré eternamente con ese recuerdo.
Hoy, cumplo 18, y no tengo la guía de tu mirada que me enseñará a caminar por la vida, pero si la certeza de que así no sean tres o diez años, te amo cada día más, te extraño cada día más y pasare mi primer noviembre con tu foto en el altar esperando aparezcas en mis sueños, a decirme que todo estará bien.
Liminar es una puerta de entrada para escritores emergentes que nos han brindado sus escritos para colaborar con este ejercicio de generosidad que implica la escritura. Bienvenidos.

*Sobre la autora:

V. Balltre

Escritora emergente

Valeria Trejo, para conocer en el mundo literario como V. Balltre, es una escritora emergente
originaria de Chiapas. Su obra se centra principalmente en la poesía, los cuentos cortos y las
prosas, formatos con los que explora las emociones y la cotidianidad de manera profunda.
Aunque su trayectoria es aún incipiente y se podría considerar amateur, ha realizado algunas
publicaciones en páginas web y ha creado un compendio de libros propios aún inéditos. Para V.
Balltre, este espacio representa un importante paso en su camino literario.
Sus escritos se nutren de las pequeñas cosas de la vida diaria y onírica, que ella transforma ya sea en belleza o en melancolía, plasmando esas sensaciones en sus textos con sinceridad y sensibilidad.

Liminar 5. Inspiración. V. Balltre

Foto de Ketut Subiyanto: https://www.pexels.com/es-es/foto/ciudad-cruce-carretera-soleado-4559744/

Liminar
Inspiración
V. Balltre

Hace ya un rato que no escribo; no es por falta de ganas, sino por falta de inspiración. Hago pequeñas notas de frases que se me ocurren, pero nada más. Hoy estoy sentada en una cafetería, pensando que sería un buen momento para hacerlo. Quizá algo surja si me obligo a escribir.

La inspiración es, por sí misma, espontánea. Antes desbordaba de ella: podía ver un perro cruzar la calle y de ese simple acto explotar en letras sobre cómo anhelo ser uno y ser acariciada. Pero ya no es así de sencillo. No creo haber perdido talento; quizá solo la vida que llevo no me ha dejado hacerlo.

Me pregunto si un día será sencillo, si podré levantarme un domingo sin pensar en los pendientes del día siguiente. Si un día estaré viendo el horizonte y pensaré que todo valió la pena. Me pregunto si llegará el momento en que me sienta plena, si un día dejaré de sobrevivir y comenzaré a disfrutar la vida. Si me sentiré bien conmigo misma.

No soy suicida, ¿pero no sería más fácil con una vida más sencilla? Quizá incluso sin vida. Me pregunto si llegará el día en que vaya a un lugar y no sienta que no pertenezco; si un día podré sentarme en la banca de algún parque, sentir que todo fue para ello y estar bien con eso.

Si me leyeran, dirían que exagero, que una mala racha no define mi futuro… pero estoy saturada, atosigada, apagada. Si no siento nada, entonces, ¿exagero? Me pregunto si lo hago y si un día podré ver esto como lo que es: solo un mal momento.

Quisiera saber si algún día viviré de mis letras, aun cuando ningún escritor en vida se siente del todo vivo, como algunos de mis predecesores. Sylvia escribió en The Unabridged Journals of Sylvia Plath (p. 49): “Quiero vivir y sentir todas las sombras, tonos y variaciones de experiencia mental y física posibles en mi vida. Y estoy horriblemente limitada”.

Y cuánto la compadezco: sentir que no se puede lograr nada aun cuando queremos. Como cuando tengo inspiración y falta de ganas, o exceso de ganas y falta de motivación, de inspiración.

Sé que no será fácil, que la vida se sobrelleva y no siempre se vive; pero espero poder tener inspiración más seguido mientras vivo de lo que escribo, y no escribir solo para sentir que vivo. La inspiración llegará de nuevo. Podré ver el cielo y escribir sobre él sin forzar mi anhelo a su color para plasmarlo en letras.
Liminar es una puerta de entrada para escritores emergentes que nos han brindado sus escritos para colaborar con este ejercicio de generosidad que implica la escritura. Bienvenidos.

*Sobre la autora:

V. Balltre

Escritora emergente

Valeria Trejo, para conocer en el mundo literario como V. Balltre, es una escritora emergente
originaria de Chiapas. Su obra se centra principalmente en la poesía, los cuentos cortos y las
prosas, formatos con los que explora las emociones y la cotidianidad de manera profunda.
Aunque su trayectoria es aún incipiente y se podría considerar amateur, ha realizado algunas
publicaciones en páginas web y ha creado un compendio de libros propios aún inéditos. Para V.
Balltre, este espacio representa un importante paso en su camino literario.
Sus escritos se nutren de las pequeñas cosas de la vida diaria y onírica, que ella transforma ya sea en belleza o en melancolía, plasmando esas sensaciones en sus textos con sinceridad y sensibilidad.

Liminar 4. Colores inexistentes. Miguel Isaac Zavala Flores

Fotografía: Alwin Suhas: https://www.pexels.com/photo/close-up-of-a-banded-peacock-butterfly-with-a-broken-wing-19863834/

Colores inexistentes
Miguel Isaac Zavala

Tuvo que cortar sus alas, su futuro.

Cuando conocí a Valentín, las luces eran entre azules y doradas, en un invierno a medio calentar, se iluminaba aquel salón de clases. Había llegado a Guadalajara por el trabajo de su padre, que estuviera en la misma escuela que yo, fue decisión del azar. Era un muchacho libre, tanto de voluntad como de pensamiento, a veces, cuando lo observaba sin que él notara mi presencia, lo veía mirar las ventanas, como si quisiera salir, como si pudiera volar. Tenía en los ojos un temor extraño, una lágrima que nunca salía, un recuerdo que no lo dejaba.
Era un genio en la escuela, sus calificaciones eran las más altas de todos y parecía no costarle esfuerzo alguno, pero más brillante que su cerebro era su presencia, como si viniera del sol, calentaba el alma del resto sólo con su ser. Era amable con todos, tenía una empatía abrumadora, una preocupación genuina por el mundo, un deseo de ayudar.
Daba tutorías en los recesos para aquellos a los que nos costaba entender. Yo era su alumna infalible, no me perdía ni una sola sesión, era bastante mala en la escuela y mis padres me presionaban. Pasé tantos días con él, a veces hablábamos de cosas ajenas al estudio, como de la familia, del dolor, de la vida. Fue en esa aula empolvada, en ese discurso y silencio, en esos ojos cafés, fue en ese instante en el que ciega me di cuenta, me había enamorado.
Nuestra amistad era hermosa, no quería arruinarla, no quería romper aquella luz en mi vida, distanciar su presencia solar, interrumpir su vuelo. Pero el corazón es cosa seria, con su ejército de mariposas, te invade por completo. Sin darme cuenta, comencé a pensar en él por accidente, a encontrarlo en un verso, a mirarlo en el viento, en las nubes, en los sueños. No pude soportarlo más y un día me armé de valor. Le di una carta con mala ortografía, un pequeño chocolate y una queja por los mil y un suspiros que me arrebató. Con el terror más grande de mi vida esperé su respuesta por minutos, por horas, por días.
Una mañana como cualquier otra se me acercó para decirme que lo acompañara, yo lo seguí al aula de siempre, ahí, en una temerosa valentía me sonrió, me dijo que fuera su novia. Yo, con el rubor que tanto había guardado, acerqué mis labios a los suyos. Él, con su mano tersa, tomó mi mejilla e impulsando al destino, rozando nuestras bocas, sellamos el pacto.
Los días a su lado eran más soleados que el verano, más tranquilos que el invierno, más vivos que la primavera. Fue en otoño cuando todo empezó, cuando mis paisajes se llenaron de colores inexistentes, de risas infinitas, de palabras de amor.
En marzo, con la llegada de los atardeceres violeta, llegó una oscura verdad. Valentín dejó de asistir a clases, un golpe duro ante lo que yo creía que era perfecto. Al enterarme de la razón, mi corazón se rompió, me dolió tanto imaginarlo a él, que amaba las clases, que amaba enseñar, perdiéndolo todo. Su padre había enfermado y ante la difícil situación económica que atravesaban, él tuvo que salirse de la escuela para meterse a trabajar. Debía aportar dinero a su familia, lo necesitaban, en verdad lo necesitaban y Valentín, con el corazón de oro, sólo pudo aceptar.
Extrañaba tanto su vida, por eso llorando me confesó que quería volver, que quería estudiar, que el mundo afuera era cruel, era duro, estaba vacío. En sus ojos almendrados vi tristeza, vi frío, vi su presencia solar congelarse.
Valentín comenzó a cambiar, se volvió más indiferente ante la vida, más reservado, menos brillante. Él sabía lo que ocurría, él sabía en lo que se estaba convirtiendo, por eso fue que me terminó. Con el corazón en la boca y con su lágrima, esa que siempre guardaba celoso, fue que me dijo que lo mejor era terminar, acabar con todo antes de que me hundiera junto a él. Al principio no lo entendí, le dije que no me importaba, que quería una vida juntos. Sólo me respondió que respetara su decisión, con una mueca de súplica, acepté.

Ahora, varios años después, sigo pensando en Valentín, sigo recordando su brillo especial, sus versos de miel, su sonrisa de luz. Me sigue doliendo el recuerdo de no verlo llegar a la escuela, de su sol apagándose, de sus alas ya rotas, aquellas que se cortaron, aquellas con las que yo también volé.
Liminar es una puerta de entrada para escritores emergentes que nos han brindado sus escritos para colaborar con este ejercicio de generosidad que implica la escritura. Bienvenidos.

*Sobre la autora:

Miguel Isaac Zavala Flores

Escritor emergente

Miguel Isaac Zavala Flores, nacido en el año 2003 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Es un escritor mexicano, ávido lector y amante de las letras desde chico. Fue ganador de un par de concursos literarios en su bachillerato y desde muy pequeño encontró un amor por la literatura, tan grande, que no puede parar de escribir. Hechizado por libros clásicos y contemporáneos, busca constantemente devolverle el favor a la literatura, el favor que le hizo al salvarlo. 

Liminar 3. El andador. Miguel Isaac Zavala Flores

Fotografía: Fernando Paleta: https://www.pexels.com/photo/colorful-day-of-the-dead-parade-in-mexico-city-29243528/

El andador
Miguel Isaac Zavala Flores


Ahora soy un axolotl

Julio Cortázar en “Axolotl”


Hace tiempo ya que desconozco lo que hago, es rara la ocasión en la que me puedo ver. Sé que es extraño, pero ya sólo soy un peatón, una persona caminando en mitad de sí mismo, de su centro.
Comenzó cuando era joven, estaba en bachillerato, con mi uniforme verde con blanco, con mis esperanzas a flor de piel. Era el camino por el que regresaba de la escuela, ese encantador sitio lleno de historia y futuro, de vida y de muerte. El Paseo Alcalde, un sitio hermoso a mi parecer, uno que me absorbía cada vez más, uno que terminó por comerme.
Cuando apenas era ese joven soñador, el paisaje era completamente amarillo, un amarillo pálido y brillante, uno que reflejaba un sol de mañana, un sol de tarde. Los árboles, esos que adornan el andador central, apenas eran brotes. Un andador cualquiera rodeado por dos carriles para autos, uno a cada lado, donde los pitidos distraían del pensar, de la vida. Un andador simple, sin embargo, yo veía en él un futuro atronador, fue por eso que me obsesioné. Lo utilicé como un santuario, como un fluir de ideas, como el sitio perfecto de mi expresión, de mi escritura.
Como el destino me hacía cruzar por aquel sitio casi todos los días, mi obsesión fue creciendo hasta hacerse dependencia, a veces, los fines de semana me escapaba buscando cualquier excusa para regresar. Veía los brotes crecer, las calles pintarse, a la gente vivir. En ese andador la vida era extraña, como brumosa. La vida era un punto medio entre la desolación y la esperanza, entre el pasado y el futuro. Pasaron los veranos por mi vida y el andador seguía ahí. Me miraba y me observaba, no al revés, era él quien sentía curiosidad, era él quien me veía crecer.
Los árboles brotaron y el amarillo se acompañó del verde, mi dependencia parecía llegar a su fin, con el andador completo en belleza y estructura, mi expectativa parecía morirse, pero el andador era especial, como la vida misma comenzaba a crear formas nuevas. Por sus banquetas comencé a observar frases de poetas, de escritores. Por su centro, unas pequeñas fuentes comenzaban a brotar, como hierbas de cristal. En sus calles, unos topes regulaban el tráfico, a la gente. En invierno, los árboles pintados de luz parecían acariciarme.
El andador estaba vivo, me tocaba, me olía, me miraba. Comencé a aterrarme, es como si el andador supiera de mí, de lo mucho que me obsesionaba. A veces cerraba los ojos y él aparecía en mis recuerdos; en otras tocaba mis manos y se sentían como sus banquetas; a veces lloraba y salían hojas, a veces reía y nacía brisa; el andador me estaba consumiendo.
Pronto comencé a pensar como él, en colectivo. Vi el sufrimiento andante, la alegría corriendo, el miedo del indigente, la felicidad del niño. Esa combinación entre desastre y esperanza, entre desolado y vivo, me recordaba a mí. A veces, cuando era yo y por fin tenía el control, iba al andador, sólo así lo sabía.
Una mañana el terror se hizo tangible. En mi abdomen comencé a sentir una presión aplastante, una fuerza bruta pisando con intensidad. Era mi madre, iba de camino a su trabajo. Estaba ahí, entre mis costillas flotantes, entre Angulo y Garibaldi. Por mis brazos sentía cosquilleos, eran un par de chiquillos jugando a atraparse. En mi cerebro sentí tristeza, eran los niños con hambre, la gente sin techo, las familias rotas, los miedos del mañana. En mi sonrisa sentí un rubor, era la esperanza del día, la juventud rebelde, la ayuda de corazón, la felicidad de estar vivo.
La vida de un andador es extraña, uno debe acostumbrarse. A veces le salen matorrales en las axilas, baches en la piel, basura en la nariz. El tiempo a veces es pasado, en otras futuro, pero muy rara vez presente. Para poder ser un andador a tiempo completo uno debe desprenderse de sí mismo, por eso sólo conozco lo que es de mí cuando cruzo por el andador, por mi ser, cuando en mi extraño azar decido mirarme, olerme, tocarme.
Siempre me veo pasar por el pecho, donde las farolas están medio fundidas, donde la tragedia y la esperanza se confluyen; buscando letras en el aire, buscando textos invisibles. A veces me encuentro en mí, escribiendo.

Liminar es una puerta de entrada para escritores emergentes que nos han brindado sus escritos para colaborar con este ejercicio de generosidad que implica la escritura. Bienvenidos.

*Sobre la autora:

Miguel Isaac Zavala Flores

Escritor emergente

Miguel Isaac Zavala Flores, nacido en el año 2003 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Es un escritor mexicano, ávido lector y amante de las letras desde chico. Fue ganador de un par de concursos literarios en su bachillerato y desde muy pequeño encontró un amor por la literatura, tan grande, que no puede parar de escribir. Hechizado por libros clásicos y contemporáneos, busca constantemente devolverle el favor a la literatura, el favor que le hizo al salvarlo. 

Liminar 2. Los secretos del viento. V. Balltre

Fotografía: Mostafa Ft.shots: https://www.pexels.com/photo/dramatic-sand-dunes-texture-in-algerian-desert-30253635/

Liminar
Los secretos del viento
V. Balltre


El viento tiene muchos secretos y ha sido testigo de un sinfín de historias; incluso presenció asesinatos, guerras, nacimientos, cosechas.

Si hay algo más viejo que la Tierra, es el viento que estuvo aquí desde antes que nosotros y seguirá estando cuando nos hayamos ido.

El viento viaja, susurra, silba, pero no es ningún soplón; el viento se enoja creando tifón o duerme cuando la copa de ningún árbol se mueve.

El viento nació hace mucho tiempo, aunque nunca se mencione cuándo lo creó Dios. Me gusta pensar que fue después de la luz y antes de las mareas, pues entonces, ¿quién daría olas a la Tierra?

El viento lleva consigo memorias que nadie más puede guardar. A veces lo escucho hablar, pero nunca me dice nada, pues lleva en él sus secretos, que a nadie ha de contar.

Imagino al viento como ese testigo silencioso, el único capaz de cargar a toda la humanidad. Quizá un día sopló en la cara de Cleopatra y, después, en la mía.

¿Cuántos secretos carga el viento? ¿Es que un día los habrá de contar?

Todos tenemos tesoros, memorias por guardar; el mar oculta sirenas y el viento, sus secretos.
Liminar es una puerta de entrada para escritores emergentes que nos han brindado sus escritos para colaborar con este ejercicio de generosidad que implica la escritura. Bienvenidos.

*Sobre la autora:

V. Balltre

Escritora emergente

Valeria Trejo, para conocer en el mundo literario como V. Balltre, es una escritora emergente
originaria de Chiapas. Su obra se centra principalmente en la poesía, los cuentos cortos y las
prosas, formatos con los que explora las emociones y la cotidianidad de manera profunda.
Aunque su trayectoria es aún incipiente y se podría considerar amateur, ha realizado algunas
publicaciones en páginas web y ha creado un compendio de libros propios aún inéditos. Para V.
Balltre, este espacio representa un importante paso en su camino literario.
Sus escritos se nutren de las pequeñas cosas de la vida diaria y onírica, que ella transforma ya sea en belleza o en melancolía, plasmando esas sensaciones en sus textos con sinceridad y sensibilidad.

Círculo dantesco. 7. Ya no soy llanto. Dante Rodríguez Contreras

Fotografía: Emiliano Arano: https://www.pexels.com/photo/grey-stainless-steel-mug-filled-with-hot-liquid-on-brown-surface-1443384/

Pensé que conocía mi alma,
mientras que mis brazos no me rendían,
mis piernas se dormían de a poco,
mis ojos hinchados apenas y se abrían,
pensé tontamente conocer mi alma,
pero aún me faltaba estar presente
en mi cuerpo que ya no me pertenecía.
La pesadez cada día era dueña de mí,
arrastraba los pies al caminar,
encorvaba mi espalda sin parar,
veía el suelo y nada más,
ya había perdido la fé
hasta de encontrar un poco de esperanza,
no es que la haya recuperado,
es que siento que ya no soy llanto,
que he dejado de ser dolor,
tristeza, angustia,
pena, melancolía,
rabia, duelo, felicidad,
había dejado de ser,
de ser yo quien antes fui,
de ser lo que quise ser,
de ser y no estar
de estar y no ser,
ya no era nadie,
ya no era nada,
ya dejé de existir.

–Dante.


Sobre el autor:

Dante Rodríguez Contreras (2001. San Cristóbal de las Casas, Chiapas).

Es estudiante de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) en la carrera de Comunicación Intercultural. Comenzóa escribir pequeños escritos libres desde su tercer año de secundaria, en octubre del 2020 escribió su primer poema, con el paso del tiempo y después de leer a algunos autores que le gustan, entre ellos, Alejandra Pizarnik, Jaime Sabines, Julio Cortazar, Idea Vilariño y Fernando Pessoa, ha mejorado más en la escritura gracias a ellos.
Participó dos veces en declamación de poesía con los poemas «poema xx» de Pablo Neruda y «el despertar» de Alejandra Pizarnik, el primero fue de demostración y el segundo con Pizarnik, obtuvo el primer lugar de su categoría, también he tenido la oportunidad de participar en un curso de sonorización y otro de sonidos ambientales impartidos en las instalaciones de la UNICH.

Círculo dantesco. 6. Me he perdido. Dante Rodríguez Contreras

Fotografía: Octavian Iordache: https://www.pexels.com/photo/chair-and-a-small-fridge-in-an-empty-abandoned-room-11816755/

Me he perdido buscando la presencia
de alguien que me hiciera sentir vivo,
mis esperanzas no se daban por vencidas,
hasta que llegaste, hiciste desastre y te fuiste.

Mis pocas ganas de verme
no alcanzaron para verte ni a ti,
y en mi desesperación de querer verte,
me olvidé de mí.

Ya voy despidiendo mi alma,
lo terrenal ha dejado de existir,
no debo nada, mucho menos a ti,
estoy cansado, me iré a dormir.


Sobre el autor:

Dante Rodríguez Contreras (2001. San Cristóbal de las Casas, Chiapas).

Es estudiante de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) en la carrera de Comunicación Intercultural. Comenzóa escribir pequeños escritos libres desde su tercer año de secundaria, en octubre del 2020 escribió su primer poema, con el paso del tiempo y después de leer a algunos autores que le gustan, entre ellos, Alejandra Pizarnik, Jaime Sabines, Julio Cortazar, Idea Vilariño y Fernando Pessoa, ha mejorado más en la escritura gracias a ellos.
Participó dos veces en declamación de poesía con los poemas «poema xx» de Pablo Neruda y «el despertar» de Alejandra Pizarnik, el primero fue de demostración y el segundo con Pizarnik, obtuvo el primer lugar de su categoría, también he tenido la oportunidad de participar en un curso de sonorización y otro de sonidos ambientales impartidos en las instalaciones de la UNICH.

Círculo dantesco. 5. Entendí. Dante Rodríguez Contreras

Fotografía: Renato: https://www.pexels.com/photo/close-up-photography-of-hand-near-window-1264438/

Nunca entendí esto de las despedidas, mi corazón no asimilaba cómo era posible que dos personas que se querían tanto se despidieran, hasta que me tocó despedirme de ti.
Entendí que duele, duele desprenderse de la presencia, de la esencia, de los mensajes, de los sentimientos, de las caricias, de las palabras, de los sonidos y de cada pequeño detalle.
Pero no se despide porque se quiera, sino porque a veces es necesario, a veces es necesario recuperarse un poco de lo perdido, es volverse a encontrar con uno y abrazarse, creerse eterno y volver a lo mismo.
Y también sé que despedirse y dejar ir es muy distinto, pero yo no sé si me estoy despidiendo o te estoy dejando ir.


Sobre el autor:

Dante Rodríguez Contreras (2001. San Cristóbal de las Casas, Chiapas).

Es estudiante de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) en la carrera de Comunicación Intercultural. Comenzóa escribir pequeños escritos libres desde su tercer año de secundaria, en octubre del 2020 escribió su primer poema, con el paso del tiempo y después de leer a algunos autores que le gustan, entre ellos, Alejandra Pizarnik, Jaime Sabines, Julio Cortazar, Idea Vilariño y Fernando Pessoa, ha mejorado más en la escritura gracias a ellos.
Participó dos veces en declamación de poesía con los poemas «poema xx» de Pablo Neruda y «el despertar» de Alejandra Pizarnik, el primero fue de demostración y el segundo con Pizarnik, obtuvo el primer lugar de su categoría, también he tenido la oportunidad de participar en un curso de sonorización y otro de sonidos ambientales impartidos en las instalaciones de la UNICH.

Liminar 1. Cuando un artista se enamora. V. Balltre

Fotografía: Ivan Samkov: https://www.pexels.com/photo/boy-in-orange-and-brown-sweater-holding-white-and-blue-floral-painting-6816545/

Liminar

Cuando un artista se enamora
V. Balltre

Como artista buscas lucrar y expresar lo que habita en tu interior, quizá en la oscuridad del mismo, quizá alegues nunca haberte enamorado, pero cierto es que no hay romántico más empedernido.
Al conocer la maldición de cupido es inevitable que todo gire entorno a tu musa. Comienzas a pintar con blanco y dejas al rojo a un lado siempre y cuando no pintes corazones en el cuadro. Dejas de terminar las historias con trágicos finales y comienzas a dejar ser felices a tus personajes sin atar sus sentimientos de papel. Los poemas dejan de ser tortuosos y comienzan a hacerte chispear el estomago. Las canciones no hablan mas de olvido y sufrir, comienzan a tratarse de tu musa y el sentir. Tus esculturas dejan de expresar cansancio y desgaste, comienzan a ser limpias casi cual Miguel Ángel. Los pasos en el baile dejan de ser bruscos y ansiosos. El fluir y el sentimientos estallan de entre tus pies y el piso. Y que decir del musico, quien puede con solo los ojos de su amor escribir la melodía mas hermosa, que al escucharla puedes sentir la mirada de la musa.
Un artista nace en cualquier lado, un artista nace todos los dias y en cuanto pisa la tierra comienza a sufrir por el impedimento de esta. Ser artista ya es tabú porque a lo cómodo no le gusta la revolución, pero que seriamos sin ellos y sin su sentir cuando se enamoran o cuando lloran y luego encuentran otra castálida. Que seria del orbe madre sin la colisión del virtuoso, y qué sería de él sin el castigo de su inspiración.
Pensando en mis predecesores, puedo lamentar a Da Vinci, aquel hombre genio que por buscar la perfección anatómica en exhumar cadáveres olvidó que lo perfecto mas allá del detalle es la inspiración que te llega al amar. Como el siempre surreal Dalí, que encontró su mundo en la bella Anna María. No olvidemos a la imperfección en los cuadros de Modigliani aun cuando Jeanne era la viva imagen de lo hegemónico. Que decir del incomprendido Goya, quien encontró en la muerte su musa, en los monstruos de su interior que convirtió en arte y lo mucho que lo compadezco o Monet que sus obras de arte aun cuando pacificas y hermosas, al acercarte encuentras el caos de su alma.
Numen disfrazados de humanos y los pobres ángeles artífices admiradores de estos seres crueles con el mundo del mago. Cuando un artista se enamora puede ser una desgracia o puede adornar murales del sentir.
Las personas son momentos, son fugaces, etereos, son desgracidamente mortales. Las experiencias de un artista impactan diferente al mundo, mientras que para lo común son instantes, para un autor virtuoso es posteridad, es inmortalidad y una colisión al mundo y a sí mismo.
Si enamoras un artista, ahora eres hipocrénides. Si un artista se enamora, vivirás en la eternidad de su obra.

El artista
Liminar es una puerta de entrada para escritores emergentes que nos han brindado sus escritos para colaborar con este ejercicio de generosidad que implica la escritura. Bienvenidos.

*Sobre la autora:

V. Balltre

Escritora emergente

Valeria Trejo, para conocer en el mundo literario como V. Balltre, es una escritora emergente
originaria de Chiapas. Su obra se centra principalmente en la poesía, los cuentos cortos y las
prosas, formatos con los que explora las emociones y la cotidianidad de manera profunda.
Aunque su trayectoria es aún incipiente y se podría considerar amateur, ha realizado algunas
publicaciones en páginas web y ha creado un compendio de libros propios aún inéditos. Para V.
Balltre, este espacio representa un importante paso en su camino literario.
Sus escritos se nutren de las pequeñas cosas de la vida diaria y onírica, que ella transforma ya sea en belleza o en melancolía, plasmando esas sensaciones en sus textos con sinceridad y sensibilidad.