AYER EN EL MAR
Fue durante varios meses que acaricié la idea de visitar uno de mis lugares favoritos en el mundo. Estuve enferma, muy enferma, pensé que ya no lo vería más… llegó abril y el cumpleaños 18 de mi hija, pensé que si su mayoría de edad era un festejo grande podría ser ahí, en el mar, así que planeamos y gracias al plástico de una tarjeta de crédito decidimos el destino.
Por fin llegué a la orilla. Mis pies se regocijaban porque se llenarían de sal. Estaba ahí, en silencio, sin calma porque la gente atestaba a mis espaldas las sombrillas, con música, gritos, risas y pláticas que gracias a Dios ya no podía escuchar. Me concentré en sentir las olas, disfrutar la brisa y abrazar al clima que era más fresco que el de mi ciudad. Así que, decidí meterme al majestuoso mar. Pero antes, un niño que lloraba con tremenda intensidad robó mi atención, cabe mencionar que no soy fan de los pequeños varones pues me parecen bastante estridentes, brutales en sus juegos y toscos en sus formas, aunque muchos no cambian en su adultez, este pequeño parecía sufrir tremendo berrinche por algo importante, no absurdo como he visto que suele ser. Una noche antes, en la alberca del hotel vimos a dos pequeños de dos o tres años orinarse en la preciosa alberca climatizada. Su papá, francés por cierto, no los reprendió o al menos no entendí si lo hizo por su marcada pasividad. Primero fue uno de los hermanos, parecían de la misma edad, tal vez con meses de diferencia, y así en plena escalera comenzó a orinarse en la misma agua que yo compartía con mi hija. Al principio nos causó gracia pero después ya no, porque su hermano siguió el juego. Muy mal. Su papá permitió eso, aparte el niño menor estaba desnudo… el baño no es la alberca, ni la alberca el baño, en fin.
May, era un espécimen de esos, sin embargo no pude dejar de preocuparme pues estaba ahí sólo con su ataque de ansiedad así que sin pensarlo tanto me acerqué a él, y le pregunté que qué era lo que le pasaba, me dijo que no encontraba a su mamá, sin dejar de llorar, lleno de moquitos y con una palita de arena que cargaba de manera involuntaria un montón de medusas pequeñas o algo así, no sé qué eran, pero eso parecían, después lo comprobé pues la piel no permitía olvidar el ardor por un buen cacho de tiempo, después de su contacto.
Entonces pensé que era por eso su alarma, pero no, no parecía haberlas tocado, gritó por sus papás y sin calmarse comenzamos a caminar, le dije que los íbamos a encontrar (no tenía ni idea de cómo hacer eso en plena playa saturada de gente, sin embargo, no lo quise dejar solo), tendría unos cuatro años o seis máximo, me dijo que se llamaba May y su mamá “Tistina”. Mientras trataba de averiguar más detalles sobre el paradero de sus distraidos progenitores, una señora se acercó y me dijo: está perdido ¿verdad? Le contesté que sí y nos alejamos, no me dio confianza su pregunta.
Seguimos caminando por orilla de la playa, May soltaba gritos descomunales clamando por ayuda, yo hacía lo que podía por calmarlo, resultaba efímero pues no paraba aquel agudo llanto. Quise averiguar más, porque de repente se tranquilizaba un poco, quería saber si estaban en una palapa, restaurant o sombrilla propia pero no sabía, incluso se detenía para hacer pataletas, me daba mucha pena verlo así, tan desesperado, así que seguimos caminando mientras lo alentaba a estar tranquilo porque encontraríamos a su familia.
Yo volteaba para todos lados, él llevaba los ojos cerrados por llorar o gritar, así que lo tomé todo el camino de la mano, la gente nos veía con atención pero si no mostraban señales de conocer al niño poco me importaban, no había policía, ni nadie a quien acudir, de hecho, no iría con las autoridades a menos que me dieran buena vibra porque se sabe que la mayoría de los “policías” están metidos en la trata de personas, en este corrupto país.
Después de un rato un señor comenzó a gritar, muy muy a lo lejos: ¡May, May! Yo no sabía si nos había visto o era porque lo estaban buscando, el niño no escuchaba nada por sus propios alaridos pero yo sí, ¡serví de ayuda! ¿Saben lo bonito que se siente? Le dije rápidamente al pequeño que volteara y que si era su papá, venían varias personas, ¡no sé cuántas! El niño echó a correr a los brazos del señor que supuse era su padre, cuando lo vi seguro y alegre, preferí irme. Les dije adiós a unos 15 metros de distancia y me fui, totalmente satisfecha. Sentí un gran alivio, ese niño podría haber sido robado.
Espero haber hecho un poco de karma puntos con May, porque por lo general no soy tan amable con los chiquillos, pienso en ello porque la señora que no me dio buena vibra estaba muy atenta a mi regreso y no sé si nos siguió porque me dijo: ni las gracias te dieron ¿verdad? Ni había pensado en eso, pues más bien sentía que me había metido en una gran bronca si no aparecían sus padres o familiares, tutores o lo que lo descuidaron así, ahora que lo pienso, yo fui la agradecida. Y lo estoy por todas esas personas que día a día nos ayudan a mis hijas y a mí. Han sido muchos angelitos que están ahí por “casualidad”, espero que May crezca bonito y que ya no se vuelva a perder, ni en la playa, ni en la vida en ningún sentido. ¡Cuídate mucho May, nunca te olvidaré!
Nadia Arce
17 de abril 2025
Sayulita, Jalisco

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*Sobre la autora:
Nadia Arce
Poeta, narradora, fotógrafa independiente, difusora cultural y editora.
Es fundadora y directora de El Tintero Taller Editorial, el cual ya cuenta con más de cuarenta
libros publicados desde poesía, cuento corto, autobiografía, novela y poesía.
Egresada el ITESO como Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Es coordinadora de talleres literarios, impartidos tanto en su país, México, como en el extranjero; es fotógrafa independiente y creadora del proyecto cultural Mil Mujeres.
Ha sido jurado de numerosos concursos literarios, como el reconocido concurso internacional de cuento: Juan Rulfo.
Fue Coordinadora del Taller Literario Elías Nandino en Cocula, Jalisco.
Reconocimientos:
● Premio International Latino Book Awwards 2024 (ILBA24) otorgado a la antología poética Vivas las queremos: Voces del mundo contra el feminicidio, en coautoría.
●Autora seleccionada en el Calendario Literario Tiempo de Mujeres 2022 y en la publicación anual del Encuentro internacional de Poesía “Víctor Campio” de Ourense, España (2022). Además de otras publicaciones colectivas nacionales e internacionales.
● Antologada en el Diccionario de Escritores en Jalisco (2020) y Diccionario de
Escritoras en Guadalajara (2019), referenciada en la Enciclopedia de la Literatura en
México desde 2002.
● Ganadora del prestigioso concurso Cuento Corto Punto de Lectura en el marco de la
FIL de Guadalajara 2002, convocado por la editorial Punto de Lectura y el Diario
Milenio.
Obra publicada:
En el corazón del arce (El Tintero Taller Ed., 2024); Cómo echar a volar mi pluma. Manual de escritura de El Tintero Taller Editorial (El tintero Taller Ed.), 2023; Barco de palabras para soportar naufragios (2022, El Tintero Taller Ed.);
Bitácora Encendida (2019, Ed. Prometeo); Rayado Personal (2017, Ed. Serpiente de Papel);
Fuego Azul (2016, Ed. El Viaje). Brilla Palabra (2007. Ed. Cabos Sueltos); Dondequiera
poesía (2005, RAIA Editorial).